Un nuevo l¨ªder en el pa¨ªs del ¡°ya veremos¡±
El nuevo secretario socialista tiene que imprimir gran urgencia a la vida pol¨ªtica
Los pa¨ªses serios hacen estudios de prospectiva: Qu¨¦ Francia dentro de diez a?os, Qu¨¦ Alemania en 2020, son programas de los Gobiernos respectivos para dise?ar escenarios posibles y difundir objetivos que sean medibles por los ciudadanos. No se trata de elaborar mapas incapaces de adaptarse a cambios r¨¢pidos, pero s¨ª de exponer puntos de destino, y de explicar las acciones encaminadas a esa finalidad.
Lo que no es de recibo es un pa¨ªs en el que los ciudadanos creen que nadie, ni mucho menos su Gobierno, tiene la menor idea de qu¨¦ va a pasar en diez a?os, porque ni tan siquiera saben bien qu¨¦ va a pasar a la vuelta de unos pocos d¨ªas de vacaciones. Un pa¨ªs que regresar¨¢ en septiembre con la idea de que ¡°ya veremos¡±, es un pa¨ªs con serios problemas pol¨ªticos. Veremos lo que pasa en Catalu?a (?habr¨¢ alguna oferta del Gobierno?), veremos lo que pasa con la corrupci¨®n, con el derecho de las mujeres a no ser tratadas como seres inferiores; veremos qu¨¦ va a pasar con ese cruel porcentaje de la infancia que va acumulando, indignamente, mes a mes, graves carencias. Veremos.
Este es un pa¨ªs con severos problemas territoriales, econ¨®micos, sociales y educativos, y con un notable d¨¦ficit de pr¨¢cticas democr¨¢ticas en la vida pol¨ªtica e institucional. Y a ese pa¨ªs debe volver a mirar el Partido Socialista, como posible alternativa del Gobierno. Los militantes del PSOE elegir¨¢n hoy a su nuevo secretario general y solo cabe esperar que sea una votaci¨®n nutrida, que permita al elegido dotarse de autoridad. La gente, suele decir Amelia Valc¨¢rcel, tiene una curiosa tendencia a dividirse por mitades en un n¨²mero insospechado de cosas, pero, en este caso, un resultado ajustado complicar¨ªa el escenario.
Al nuevo secretario general no se le va a pedir que haga las cosas bien, sino que haga lo correcto?
El nuevo secretario general debe negociar un modelo de partido y debe definir r¨¢pidamente cual es el espacio pol¨ªtico a ocupar: la izquierda o el centro-izquierda. Tiene que tomar posici¨®n sobre cuestiones que no son coyunturales, pero al mismo tiempo tiene que imprimir una gran urgencia a la vida pol¨ªtica, porque las elecciones municipales est¨¢n a la vuelta de la esquina y solo un resultado esperanzador le dar¨¢ suficiente impulso para desarrollar otros compromisos.
El hecho de que ninguno de los militantes m¨¢s significativos del PSOE se haya pronunciado por alg¨²n candidato puede no indicar prudencia, sino c¨¢lculo. Es posible que calculen que ninguno de los tres es lo suficientemente "significativo" para estabilizarse y que est¨¦n a la espera de acontecimientos posteriores. Pero la historia esta llena de c¨¢lculos err¨®neos, porque quienes ocupan cargos de direcci¨®n tienden a ejercerlos, mas aun si son j¨®venes, y, en muchos casos, lo consiguen.
Lo verdaderamente importante ser¨¢ contar con un equipo cre¨ªble y no equivocar el espacio ni el lenguaje. Para definir el espacio, el PSOE necesita referirse a Europa y a sus pol¨ªticas y, seguramente, pegarse al italiano Renzi. Para definir el lenguaje, el secretario general tendr¨¢ que evitar la confusi¨®n con las nuevas formaciones de izquierda, especialmente con Podemos, que jugar¨¢ fuerte en las municipales. Es dif¨ªcil recuperar el espacio de una izquierda moderada, cuando muchos creen que no la necesitan para nada, pero ese es el espacio habitual del Partido Socialista. La moderaci¨®n no tiene porque confundirse, como ha sucedido, con un discurso d¨¦bil. Una oposici¨®n de centro izquierda puede ser vigorosa y mantener una reflexi¨®n agresiva, lo que no significa amontonar adjetivos insultantes sobre el Gobierno. Tampoco impide tender puentes a la izquierda, siempre que sea necesario para frenar los excesos de los conservadores.
Al nuevo secretario general no se le va a pedir que haga las cosas bien, sino que haga lo correcto de acuerdo con las necesidades de este pa¨ªs. Rodr¨ªguez Zapatero dec¨ªa que no pretend¨ªa ser un gran l¨ªder, ¡°prefiero ser un buen dem¨®crata¡±, como si las dos cosas fueran incompatibles. No lo son. Lo que caracteriza al liderazgo no es el autoritarismo, sino la capacidad de proponer objetivos y aunar voluntades para alcanzarlos. Y este pa¨ªs tiene una enorme lista de objetivos decentes que alcanzar.?
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