El protocolo del PIN
Este n¨²mero, secreto y personal, es, por ejemplo, la llave de entrada al cr¨¦dito de nuestra tarjeta
Algo va muy mal cuando uno de los elementos capitales de nuestra existencia responde al rid¨ªculo nombre de PIN. PIN, como usted bien sabr¨¢, es el acr¨®nimo, en ingl¨¦s, de n¨²mero de identificaci¨®n personal (personal identification number). Este n¨²mero, secreto y personal, es, por ejemplo, la llave de entrada al cr¨¦dito de nuestra tarjeta, o la clave para transferir dinero de nuestra cuenta de banco, es decir, que puede ser, si nos descuidamos, la puerta a la ruina. Como suele suceder con las cosas importantes de la vida, el PIN nos ha ido imponiendo sus protocolos. Cuando se va a sacar dinero de un cajero autom¨¢tico, en la pantalla se nos recomienda que protejamos nuestro PIN y que lo tecleemos cuando estemos muy seguros de que nadie nos esp¨ªa, lo cual entra?a una modesta, e invariable, coreograf¨ªa, que consiste en voltear a un lado y luego al otro antes de marcar los n¨²meros en el teclado.
Pero este voltear a un lado y al otro hay que hacerlo de acuerdo con el protocolo del PIN, es decir, con cierto disimulo, porque quien lo hace sin disimular le est¨¢ diciendo al de al lado que lo cree capaz de fisgonearle el n¨²mero secreto. El momento se parece, y aqu¨ª es donde el protocolo toca la escatolog¨ªa, a ese en el que dos hombres, en mingitorios contiguos, se vigilan con disimulo para que a ninguno se le ocurra fisgonear en los asuntos del otro. Pero este protocolo se ha desfigurado con la irrupci¨®n de las terminales inal¨¢mbricas que lleva hoy el camarero a la mesa, para que el cliente pague la cuenta tecleando su PIN. En cuanto el que paga va a teclear, el camarero ejecuta una ostentosa torsi¨®n, mira para otro lado, y lo mismo hacen quienes lo acompa?an en la mesa, para que est¨¦ seguro de que nadie va a fisgonearle el PIN.
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