Rayos en forma de bola

Los rayos son uno de los fen¨®menos atmosf¨¦ricos m¨¢s espectaculares que existen en la naturaleza. Asociados a los cumulonimbos (estructuras nubosas de gran desarrollo vertical, cuya cima puede alcanzar entre 15 y 20 km de altitud), pueden calentar el aire que atraviesan hasta los 50.000 grados, y cada metro del canal que recorren brilla como un mill¨®n de bombillas de 100 vatios.

Pero hay otro tipo de rayo menos conocido y muy peculiar, es la centella o rayo globular, cuya g¨¦nesis o proceso de formaci¨®n todav¨ªa es un enigma para la ciencia. Va asociado a las tormentas el¨¦ctricas y tiene forma circular, como una peque?a pelota. Su di¨¢metro puede oscilar entre los 10 y los 40 cent¨ªmetros. A diferencia de la breve descarga del rayo com¨²n, el rayo bola es persistente y se mantiene suspendido en el aire. No sigue un camino fijo. Unas veces se mueve de manera r¨¢pida y otras, flota lentamente con movimientos aleatorios zigzagueantes hasta que se detiene y desaparece con un fuerte estruendo (no tanto como un trueno), dejando un olor a ozono, azufre u ¨®xido n¨ªtrico en el ambiente. Pero es tan enigm¨¢tico que cuando aparece, puede ser silencioso o emitir un sonido parecido a una crepitaci¨®n, similar a como si ech¨¢semos sal al fuego.

Su color puede ser azulado, amarillento o rojizo. De cada 10.000 rayos, uno puede ser en forma de bola. En un caso, un rayo globular se sumergi¨® en el mar y volvi¨® a salir repetidas veces. Esta clase de rayos emiten muy poco calor, aunque s¨ª pueden provocar da?os a su paso: quemaduras, agujeros perforados en muros o evaporar agua. En ocasiones se les ha visto seguir las l¨ªneas y cables el¨¦ctricos, fundiendo los conductores de cobre y dejando los revestimientos de goma intactos.