El muy honorable gran defraudador
O retiran a Pujol t¨ªtulo y privilegios, o su evasi¨®n fiscal destruir¨¢ el poder de Mas y CDC
No se trata de un asunto individual. Ni mucho menos.
La pretensi¨®n de que el fraude fiscal continuado de Jordi Pujol y su familia durante 34 a?os es ¡°un tema estrictamente privado, personal y familiar que nada tiene que ver con Converg¨¨ncia¡±, como adujo el viernes su sucesor, Artur Mas, es falaz. Y de rigor moral liviano.
No es un tema personal, por el contenido espec¨ªfico del hecho en s¨ª. Defraudar a Hacienda es el (presunto) delito m¨¢s p¨²blico, porque con ¨¦l no se sustrae dinero a un solo individuo, sino que se detrae al conjunto de la ciudadan¨ªa. Y esta debe pechar con el incumplimiento del evasor fiscal: pagan, entre todos los contribuyentes, lo que algunos dejan de pagar; o reciben menos servicios, o peores, de los que en derecho se les debe.
Es tambi¨¦n un asunto p¨²blico, de la moral p¨²blica de un gobernante porque Pujol ocult¨® deliberadamente la infracci¨®n a sus electores y los dem¨¢s ciudadanos. Les enga?¨® desde el mismo a?o 1980 en que estren¨® su primer mandato como presidente de la Generalitat: m¨¢s precisamente, escribi¨®, desde cinco meses despu¨¦s, cuando muri¨® su padre, Florenci, el primer evasor de la cadena familiar.
?tica, est¨¦tica y pol¨ªticamente concurren adem¨¢s tres agravantes. Uno es que la ocultaci¨®n de detalles clave (cuant¨ªa, fechas, lugares, concepto, reparto) se perpetu¨® en su infausto comunicado del d¨ªa 25. Para enmascarar la realidad, Pujol Soley atribuy¨® su fortuna familiar en para¨ªsos fiscales al ¡°rendimiento de una actividad econ¨®mica de la cual ya se ha escrito y comentado¡±, protagonizada por Florenci. Esta ¡°actividad econ¨®mica¡± evoca a buen seguro su evasi¨®n fiscal a Suiza, por la que apareci¨® en una lista de evasores publicada por el BOE en 1959 y por la que fue levemente castigado. Si el hijo dice ahora la verdad (era en su generaci¨®n muy raro que un suegro testase en favor de una nuera, obviando a la propia, y muy querida, hija), el caso suma m¨¢s de 55 a?os de ilegalidad, a trav¨¦s de tres generaciones.
Desde 1980 se ha mantenido la ocultaci¨®n deliberada de la infracci¨®n a los electores y dem¨¢s ciudadanos?
Otro agravante estriba en la excusa que el hijo atribuye al padre: tras la brutal experiencia de la guerra ¡°ten¨ªa miedo de lo que pod¨ªa pasarle a un pol¨ªtico muy comprometido¡±. Prudencia veros¨ªmil, incluso loable previsi¨®n, la del s¨ªndrome del exiliable. Pero que usa para confundir: se puede tener dinero en Suiza, incluso legalmente, pagando los correspondientes impuestos. No se dejen marear por la mezcla indebida de seguridad y fraude.
El tercer remache es la enervante coartada de que ¡°lamentablemente no se encontr¨® nunca el momento adecuado para regularizar¡± esa herencia. ?Por desorden, por despiste, por falta de calendario? ?O acaso por gr¨¢cil racaner¨ªa, porque la mayor¨ªa de la familia beneficiaria no quiso acudir siquiera a la generosa ¨²ltima amnist¨ªa fiscal, pues habr¨ªa tenido que pagar un leve 10% del patrimonio negro? ?Se cre¨ªan su halo de impunidad, convencidos de que el pasado de su jefe de filas como valiente antifranquista y patriarca de la democracia y la autonom¨ªa, le otorgaba patente de corso para cualquier desatino?
Atenci¨®n: esas consideraciones se formulan teniendo en cuenta solo su confesi¨®n, y no los indicios judiciales sobre actuaciones (quiz¨¢) ilegales del clan. Otros son m¨¢s duros. ¡°Seguramente se lo merece¡± (el escarnio p¨²blico), musit¨® ayer su austero cu?ado y ex alter ego, el respetado historiador Francesc Cabana, harto de poner siempre la mano en el fuego por ¨¦l... y de quem¨¢rsela.
Contra lo que sostiene Mas, el asunto desborda el ¨¢mbito personal, porque Pujol lo ha sido todo en Converg¨¨ncia, su fundador y su ide¨®logo; y es, hasta hoy, no un abuelo cebolleta, sino su presidente de honor e icono hist¨®rico por haber presidido la Generalitat en seis legislaturas. Mas deber¨ªa saberlo como el que m¨¢s: fue su consejero de Finanzas, su conseller en cap, su hereu pol¨ªtico en el liderazgo de CDC, nombrado a dedo por Pujol, en detrimento de Josep Antoni Duran Lleida.
Por eso Mas exalt¨® un d¨ªa a ¡°la persona que ha destacado por encima de las dem¨¢s, que ha asumido el mayor riesgo y tambi¨¦n el liderazgo de nuestras acciones y que obviamente tiene, de mucho, el m¨¦rito principal: el presidente Pujol¡± y ¡°los que m¨¢s alto podemos decir todo esto (...) somos precisamente las personas que tomamos su relevo, que recogemos su testimonio¡±. Era su discurso, el 20 de enero de 2002, al ser proclamado candidato de CDC a la Generalitat.
Jordi Pujol no es el abuelo cebolleta: es el presidente "de honor" de su partido
Por eso, o Mas rebobina su blandenguer¨ªa y sutura de cuajo el caso Pujol o este, como Sans¨®n con el templo, le arrastrar¨¢ a su sepultura pol¨ªtica y c¨ªvica.
Pujol ha pretendido con su confesi¨®n una ¡°expiaci¨®n¡±, de cariz religioso, m¨¢s que pol¨ªtico. Olvida que aquella exige decir los pecados al confesor (todos y con detalle, no alguno inconcreto y sin cuantificar; y ante quien corresponde: la sede del Parlament); prop¨®sito de la enmienda (incompatible con la ocultaci¨®n de parte del pasado) y cumplir la penitencia: renunciar a los cargos, prebendas, t¨ªtulos, fundaciones y subvenciones, que es la versi¨®n laica de hacerse monje de clausura. Y es que ?alguien decente aspirar¨¢ jam¨¢s al bello tratamiento de Molt Honorable, si lo contin¨²a detentando el Gran Defraudador?
El terremoto moral que est¨¢ suponiendo en Catalu?a la confesi¨®n del expresidente solivianta a los ciudadanos: con una rotundidad extraordinaria para una sociedad cuya conciencia ha sido durante d¨¦cadas baqueteada por el simpl¨®n moralismo asim¨¦trico del nacionalismo pujoliano. Amenaza seriamente con destruir al propio partido fundado por Pujol. Induce a reflexionar a los soberanistas de buena fe sobre la realidad, la ret¨®rica y la causalidad del, as¨ª aireado, expolio econ¨®mico de Catalu?a. Y en esa medida incomoda y posiblemente obstaculice la din¨¢mica del proceso independentista, al que el viejo dirigente otorg¨® su bula.
Posiblemente. No es seguro, porque la alternativa radical al nacionalismo-antes-moderado est¨¢ ah¨ª, preparada, acogedora, dispuesta a engullir a Mas ¡ªquien ya exhibe tozuda inclinaci¨®n a ser abrazado por el oso¡ª y a su patrulla de admiradores de Sans¨®n. Por cierto, ?por qu¨¦ quedaron 48 horas mudos, de repente, gentes como el locuaz portavoz Quico Homs?
Quiz¨¢ rumiaban, j¨®venes Brutus, una traici¨®n temprana a Mas. O quiz¨¢, en la desolaci¨®n, alg¨²n prohombre de la Catalu?a oficial est¨¦ pensando ¡ªadem¨¢s del previsor Duran Lleida, que se apart¨® ?a tiempo? del diluvio¡ª en la necesidad de modular estrategias, volver a la centralidad, desde?ar el precipicio.
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