Cambio real
Felipe VI y la Monarqu¨ªa ganan credibilidad con un c¨®digo de conducta reclamado por un tiempo nuevo
Paso a paso, el rey Felipe VI est¨¢ dando muestras de que pretende dotar a la Monarqu¨ªa espa?ola de reglas y c¨®digos de conducta que modernicen la instituci¨®n y reconcilien con el aprecio de los ciudadanos. El Rey ha encargado que sus cuentas sean revisadas por una auditor¨ªa externa; que los miembros de la familia real no tengan trabajos o retribuciones privadas; que se elabore un c¨®digo de comportamiento e incompatibilidades para los empleados de la Casa del Rey y que se apliquen normas a las d¨¢divas y regalos a su familia. Las iniciativas implican dotar a la Monarqu¨ªa del grado de transparencia y seriedad que exige su posici¨®n constitucional.
Alguna de estas propuestas (que, por cierto, se sumar¨¢n a la ley de transparencia, que a partir de 2015 permitir¨¢ conocer con detalle los gastos reales), como la prohibici¨®n de remuneraciones privadas, responde al impacto causado en el prestigio de la Corona por el caso N¨®os; y es l¨®gico pensar que, de haberse aprobado antes, evitar¨ªan atisbos de sospechas sobre los gastos de la Casa Real o las implicaciones de la infanta Cristina en los negocios de su marido. Lo cierto es que la Casa del Rey ha operado hasta hace muy poco en un vac¨ªo normativo que ha contribuido a dar a la instituci¨®n una imagen ¡ªa veces injusta¡ª de opacidad. Buena parte de la transparencia exigida se consigue con normas y protocolos regulatorios como los que ahora se proponen. Hasta hace pocos meses apenas se ofrec¨ªan distinciones elementales como las que existen entre familia real y familiares del Rey; y, en parte porque Juan Carlos I disfrutaba de la confianza y la credibilidad de los espa?oles, gracias a los servicios prestados a la democracia, apenas se prestaba atenci¨®n a la necesidad de dar a conocer a los ciudadanos la cuenta de gastos de su casa.
Editoriales anteriores
Las cosas est¨¢n cambiando, y para bien, a pesar de los vaivenes de la popularidad de la Monarqu¨ªa. El cambio de Rey empieza a notarse. No cabe duda de que las iniciativas mencionadas deben contribuir a que aumente la confianza de los ciudadanos en el compromiso de renovaci¨®n lanzado por el Rey en su discurso de proclamaci¨®n. En todo momento las normas de conducta de la instituci¨®n mon¨¢rquica, como sucede en los pa¨ªses m¨¢s avanzados (Reino Unido, Dinamarca, Holanda o Noruega) deben estar en consonancia con el rigor que se espera de un sistema democr¨¢tico.
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