"Estoy trabajando en una novela": la mayor mentira de Twitter
Un libro compila tuits de gente que afirma estar escribiendo su ¨®pera prima. Ninguno de ellos ha publicado todav¨ªa
?¨CEstoy escribiendo mi novela.
A no ser que goces del don de la disociaci¨®n, a no ser que puedas habitar simult¨¢neamente diversos escenarios del multiuniverso (escribiendo en tu casa, apurando un daiquiri en Canc¨²n), no est¨¢s escribiendo una novela: est¨¢s, como mucho, diciendo que est¨¢s escribiendo una novela. Los escritores (mejor: los que escriben siempre que no est¨¢n diciendo que est¨¢n escribiendo) son como ese tipo cong¨¦nitamente preparado para buscar gresca y que en medio de la pelea le grita al contrincante: "Tranquilo, ?eh?" con la ¨²nica intenci¨®n de sacarlo de sus casillas.
5:00 a.m.-- Up early, drinking coffee, and working on my novel ... my heaven.
— J L Fleckenstein (@ILiveonaFarm) January 16, 2013
Uno nunca avisa a los dem¨¢s de que est¨¢ trabajando en un informe, o que va a cerrar una venta. Un?cirujano cardiovascular nunca proclama, escalpelo en la mano, que va a darle duro a la aorta. Ni siquiera en la era 2.0. Pero los que se encierran en s¨ª mismos para comunicar (que, al fin y al cabo, es escribir) siempre salen un segundo para confirmar su ocupaci¨®n. No est¨¢ claro si lo hacen para convencerse a s¨ª mismos de que en alg¨²n momento lo har¨¢n; si es una forma de disculpar que no est¨¦n haciendo nada (no estoy en un voluntariado en Guatemala, pero estoy trabajando en una novela) o si simplemente lo dicen para no tener que irse a casa en ese momento y ponerse delante de la pantalla. Los que escriben novelas parecen (parecemos) sentirse diferentes. Est¨¢n m¨¢s lejos de otras profesiones y m¨¢s cerca de otros hobbies, como cuando los lectores que detallan a la Humanidad por qu¨¦ p¨¢gina del libro que devoran van o aquellos otros que salen a correr y nos informan de cu¨¢ntos kil¨®metros han completado.
Love technology! Working on my novel as I sit outside (in my car) during lunch break!
— JackyRobus (@JackyRobus) January 14, 2013
Uno no se imagina a un cirujano tuiteando que va a darle duro a una aorta pero s¨ª a un lector anunciando por qu¨¦ p¨¢gina del libro va o a un corredor diciendo cu¨¢nto le han llevado los 10 kil¨®metros. Escribir, se ve, es m¨¢s hobby que profesi¨®n
As¨ª, la cuenta de Twitter @workingonmynovel caza al azar ejemplos de ese eco eterno: "Despu¨¦s de una siesta impresionante, estoy trabajando en mi novela de nuevo. ?Parece que toma forma!" o "Para los que se preguntan, estoy todav¨ªa trabajando en mi novela. He invertido siete horas hoy y lo har¨¦ ma?ana". Del mismo modo que la mejor forma de detectar a alguien que no est¨¢ trabajando en su novela es que ese alguien lo proclame a los cuatro vientos, la mejor forma de saber que nadie le ha preguntado si lo hac¨ªa es si usa la f¨®rmula: "Para aquellos que preguntan".
Tal ha sido el ¨¦xito de la cuenta de Twitter @workingonmynovel, gestionada por el artista Cory Arcangel, que ahora Penguin edita un libro con los 127 tuits de gente que afirmaba estar enfrascada en alg¨²n tipo de cruzada tecleadora. Estamos ante su triunfo definitivo: han visto su obra publicada sin llegar a escribir ni una l¨ªnea de esa novela en la que afirmaban estar trabajando. Como el libro de los falsos pr¨®logos de Borges.
really need to start working on my novel, I think I'm really onto something with this idea
— ? koda ? (@kodasilly) February 14, 2013
Lo peor viene, sin embargo, cuando realmente han escrito esa novela. A menudo tengo que morderme la lengua hasta que el agua salada se agolpa en mis lagrimales. Eso me sucede cuando uno que est¨¢ en ello dice: "Oh, estoy lanzado, la verdad es que la novela ya se escribe sola". Un d¨ªa lo prob¨¦: dej¨¦ el ordenador encendido y baj¨¦ a dar una vuelta a la manzana y a comprar tabaco y cuando regres¨¦, el cursor parpadeante segu¨ªa ah¨ª, impert¨¦rrito, indiferente como el Universo ante nuestras desgracias, con su cadencia intermitente en mitad del oc¨¦ano de la p¨¢gina en blanco. Son esos los que tambi¨¦n afirman que sus personajes han cobrado tanta vida que ya no dependen de ellos (rezo para que un d¨ªa esos personajes les pongan una cabeza de poni en la almohada o les ci?an una cornamenta con sus parejas) o los que aseguran que es probable que jam¨¢s quieran publicarla (estos son los que en realidad est¨¢n en la casilla cero: trabajando en su novela).
Karl Marx escribi¨® El capital con hemorroides y Philip Roth, sin razones cl¨ªnicas para ello, siempre ha escrito de pie, como si estuviera boxeando. Uno que realmente est¨¢ trabajando en su novela jam¨¢s dir¨¢ que lo est¨¢ haciendo: primero porque sentir¨¢ cierta verg¨¹enza (deber¨ªa estar haciendo algo de provecho, como salvar gatos de las copas de los ¨¢rboles o dar clases en una escuela), pero es que suficiente tendr¨¢ con mantener cierta concentraci¨®n. No lo dir¨¢, no, porque estar¨¢ escrutando la nevera cada diez minutos, googleando su nombre, visitando webs de regalitos que reciben su nombre de un episodio de la mitolog¨ªa griega, recorriendo enloquecido la casa, jugando a la pelota vasca en la pared del comedor (como en El resplandor, donde el protagonista estaba trabajando realmente en su novela y casi se carg¨® a su familia), releyendo con envidia a otros escritores, acertando con la frente en el canto de la mesa.
Currently working on my novel and listen to really nice music. Yeah I'm a writer deal with it.
— Sierra Brown (@SoulAlexis135) December 1, 2012
Cuenta la Historia que Arqu¨ªmedes muri¨® por su total entrega a la ciencia. Durante la invasi¨®n de los romanos a Siracusa, ¨¦l estaba en casa entregado a la resoluci¨®n de un problema. Un soldado romano lo encontr¨® y le grit¨®: ¡°?S¨ªgueme!¡±. Arqu¨ªmedes pidi¨® un momento: ¡°Me falta muy poquito¡±. El soldado se carg¨® de paciencia y esper¨® un rato, pero en vista de que Arqu¨ªmedes no terminaba pens¨® que era una estratagema y lo atraves¨® con la espada.
Ahora todo es ligeramente distinto: no es f¨¢cil concentrarse con todo ese universo a un solo clic. Hace unas semanas me exili¨¦ en la casa de mis padres en una aldea gallega, lejos de las tentaciones barcelonesas: sesiones de nueve horas en una buhardilla en la que el sol se entreten¨ªa por la habitaci¨®n con sus rayos oblicuos, mientras yo me envalentonaba con gritos de ¨¢nimo muy parecidos a los que se gritan los tenistas cuando acaban de ganar un punto: ?Vamos! Nadie, por suerte, pod¨ªa o¨ªr mis v¨ªtores: estaba solo y sin internet. Es probable que si hubiera tenido wifi me hubiera dejado raptar por la tentaci¨®n de teclear, en alguno de los momentos felices de escritura que s¨ª viv¨ª, que "estaba trabajando en mi novela" (al fin y al cabo, ?qu¨¦ es este art¨ªculo si no un enorme "estoy trabajando en mi novela" con gigantescas letras de ne¨®n?). Por suerte no ten¨ªa, as¨ª que baj¨¦ al prado y mir¨¦ a las vacas: esas vacas idiotas, pero tambi¨¦n sol¨ªcitas, que jam¨¢s te llevar¨¢n la contraria. De las que rum¨ªan con cadencia mec¨¢nica y te miran con ternura de ojos de Disney. Me acerqu¨¦ a una de ellas, una ternera de un color ocre peinado por el viento: "?Sabes? Estoy escribiendo una novela". La vaca, lo prometo, lo hizo ante mis at¨®nitos ojos, se gir¨® y echo a andar hacia el horizonte, la luna colgada como una medalla que ganara una nube, los ¨¢rboles cabeceando con desespero entre los bocinazos de coches y frufr¨² de criaturas trepando el monte.
Miqui Otero es escritor. Entre sus novelas se incluyen Hilo musical o La c¨¢psula del tiempo.
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