Una refugiada siria: "Mi hijo s¨®lo sab¨ªa decir bum bum"
Mar¨ªa sali¨® de madrugada de su casa, con su hijo de a?o y medio en brazos, intentando esconderse en la oscuridad, huyendo de las balas. Mahi de 11 a?os, invalida, vive de la caridad en Turqu¨ªa y mientras espera la reunificaci¨®n familiar con su padre. As¨ª viven las sirias.
Son miles las mujeres y ni?as que viven situaciones extremas en Siria y en los pa¨ªses lim¨ªtrofes donde se refugian. Naciones Unidas alerta de que hay m¨¢s de 145.000 refugiadas sirias, cabeza de familia, que ¡°luchan por sobrevivir atrapadas en la pobreza, el aislamiento y el miedo¡±.
Mar¨ªa abandon¨® su casa en la ciudad de Alepo, la m¨¢s grande e importante de Siria pero tambi¨¦n la m¨¢s castigada en esta guerra, camino del aeropuerto. Normalmente se tarda menos de media hora en llegar, pero esta mujer aterrorizada consigui¨® subirse a un minibus que fue evitando controles y zonas peligrosas para al cabo de hora y media llegar al control de pasaportes. Llevaba una carta de un familiar que la invitaba al L¨ªbano.
Lo ¨²nico que Mar¨ªa so?aba en ese momento era poder salir del pa¨ªs, olvidarse de esas bombas ¡°con las que llegas a dormirte por las noches y te despiertas con el mismo ruido al amanecer¡±, declar¨® a esta periodista.
En los ¨²ltimos meses, antes de abandonar Siria, no sal¨ªa de casa, las ventanas estaban cerradas, sin luz, sin agua y su hijo solo se expresaba con dos sonidos, comenta ahora desde Valencia. ¡°Jam¨¢s podr¨¦ olvidar las palabras de mi hijo. S¨®lo sab¨ªa decir bum bum".
Tras un mes de estancia en L¨ªbano y gracias a varias gestiones de familiares viaj¨® a Francia y finalmente a Espa?a donde pudo reunirse con su marido. Este hab¨ªa llegado a Madrid antes de que estallase la guerra en busca de trabajo pero ahora est¨¢ en paro.
¡°Los dos estamos en paro, buscamos desesperadamente, pero es dif¨ªcil¡±, a?ade Mar¨ªa. De todas formas se siente contenta por la paz que respira aqu¨ª y porque de vez en cuando se re¨²ne con los cristianos armenios en una c¨¦ntrica iglesia valenciana y eso le calma.
No hay que olvidar que en Espa?a hay alrededor de 40.000 armenios, muy unidos y que no olvidan conmemorar cada mes de abril el primer genocidio del siglo XX, concretamente en 1915, cuando los gobernantes musulmanes de la Turqu¨ªa Otomana asesinaron a cerca de un mill¨®n y medio de cristianos armenios.
Mar¨ªa se niega a ense?ar su cara en las fotos, sigue teniendo miedo y quiere pasar desapercibida. M. RIVAS
A sus 25 a?os, repite varias veces durante la conversaci¨®n: ¡°En mi pa¨ªs no hay vida, no quiero volver, no hay vida, s¨®lo muerte, bombas¡±. Atr¨¢s qued¨® su rutina de estudiante de Econ¨®micas y de dependienta en una tienda de ropa que pertenec¨ªa a la familia de su marido. Quiere disfrutar del momento de paz y pensar en el futuro pero sin darse cuenta repite contantemente: ¡°Nos mataron a todos los armenios cristianos, a todos¡±.
La mayor¨ªa de estas mujeres que no tienen m¨¢s remedio que huir se encuentran en Egipto, Irak, Jordania o L¨ªbano, donde tambi¨¦n est¨¢n atrapados los padres de Mar¨ªa.
Luchan en tiendas de campa?a o refugios improvisados para que sus hijos coman a diario ¡°sumidas en una espiral de sufrimiento, aislamiento y ansiedad¡± a?ade el informe Mujer sola realizado por ACNUR.
¡°Muchas de ellas han sido detenidas arbitrariamente, y han sufrido abusos f¨ªsicos, hostigamiento y torturas a manos de miembros de fuerzas gubernamentales, milicias leales al gobierno y grupos armados de oposici¨®n en el marco del conflicto que vive el pa¨ªs¡±, afirma Human Rights Watch.
¡°Se han quedado sin dinero, se enfrentan a amenazas diarias de seguridad y est¨¢n siendo tratadas como parias cuyo ¨²nico delito es haber perdido a sus maridos en una guerra cruenta. Es una verg¨¹enza. Est¨¢n siendo humilladas por haber perdido todo¡± afirmaba recientemente Antonio Guterres, Alto Comisionado de la ONU para los refugiados.
Ninguna de estas mujeres quiere hablar de violencia sexual. ¡°No estamos preparadas para ello, ni siquiera somos capaces de pedir ayuda¡±, declaraba Noor desde el L¨ªbano a funcionarios de Naciones Unidas.
Mahi s¨®lo tiene 11 a?os pero una vida muy complicada. Siendo muy ni?a fue atropellada por un veh¨ªculo que la dej¨® primero en coma y posteriormente paralizada, con atrofia muscular y problemas para hablar. En Siria nunca recibi¨® tratamiento y en medio de los bombardeos tuvo que huir junto a su madre y a sus tres hermanos a Turqu¨ªa donde malvive ahora.
Foto de Mah¨ª tomada por su familia tras el accidente.
No tienen vivienda ni ingresos econ¨®micos, simplemente sobreviven de la solidaridad. No consiguieron ser aceptados en ninguno de los campos de refugiados que hay en Turqu¨ªa, al estar abarrotados y todav¨ªa recuerdan como tuvieron que acabar comiendo hojas al carecer de todo tipo de alimentos.
Su padre, Kamiran, tuvo que huir de Siria hace tres a?os tras numerosas amenazas y persecuciones. Su pecado: ser miembro de la oposici¨®n. Primero fue despedido como funcionario del Ministerio de Trabajo y posteriormente perseguido por pertenecer al Partido Dem¨®crata progresista. Despu¨¦s de recorrer medio mundo, v¨ªctima de los traficantes de personas, lleg¨® a Espa?a. Ahora tras conseguir la ¡°protecci¨®n subsidiaria¡± (un estatuto de refugiado light), gracias al apoyo y fuerza de su abogada Leticia Vidorreta, quiere traer a su hija.
Y el sue?o de Mahi es viajar a Espa?a para vivir con su padre.
Kamir¨¢n durante su entrevista con EL PA?S. M. RIVAS
Todas estas mujeres se sienten inseguras y asustadas. Apenas se atreven a salir de sus casas. Nuha lleg¨® a El Cairo con su marido pero fue asesinado en su lugar de trabajo. ¡°No quiero salir de casa por la tristeza que siento en mi coraz¨®n. Huimos de la muerte en Siria para descubrir que nos estaba esperando en Egipto¡±, declar¨® atemorizada a una funcionaria de Naciones Unidas. Sus vidas dependen de las ayudas familiares, de amigos y de las organizaciones internacionales y ONG?s que no dan abasto.
No hay que olvidar que Siria ha superado los tres millones de refugiados desde que comenz¨® la guerra y seis millones y medio de desplazados que han tenido que abandonar sus casas pero no han dejado el pa¨ªs. Alrededor del 97% de estos refugiados se quedan en pa¨ªses lim¨ªtrofes, algunos consiguen llegar a esta Europa cerrada e impermeable al sufrimiento ajeno. Sus pa¨ªses preferidos son Alemania, Noruega y Dinamarca.
Espa?a s¨®lo concedi¨® el estatuto de refugiado a cuatro ciudadanos sirios de los 725 que lo solicitaron en en 2013 y 146 lograron la ¡°protecci¨®n subsidiaria¡± que tiene menos ventajas que la anterior.
¡°La Uni¨®n Europea gast¨® casi dos mil millones de euros en proteger sus fronteras externas entre 2007 y 2013, frente a los 700 millones destinados a mejorar la situaci¨®n de personas refugiados¡± denunciaba recientemente Amnist¨ªa Internacional. ¡°En su determinaci¨®n de cerrar fronteras, la Uni¨®n Europea y sus Estados miembros est¨¢n poniendo en peligro las vidas y los derechos de las personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo¡±, a?ade la denuncia de AI.
Merc¨¨ Rivas Torres es periodista.
La foto que abre el post es de un campo de refugiados del L¨ªbano (UUNHCR).
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