Internet determina el canon de belleza del siglo XXI
Un estudio demuestra que la red influye en qu¨¦ personas nos resultan m¨¢s atractivas
Al abrir una p¨¢gina web, el usuario se ve instant¨¢neamente bombardeado por decenas de im¨¢genes que luchan por llamar su atenci¨®n. Ya sea el anuncio de un perfume protagonizado por una sugerente modelo, un reportaje fotogr¨¢fico de deportistas vestidos por una determinada firma de ropa o un actor presentando su ¨²ltima pel¨ªcula. Un estudio de la Universidad Saint Andrew de Escocia demuestra que los medios de comunicaci¨®n, sobre todo Internet, tienen una gran influencia en que nos resulten m¨¢s atractivos unos u otros rasgos faciales.
Hagamos la prueba. Elija, entre el siguiente par de im¨¢genes, el rostro que le seduce m¨¢s.
?Y en este caso?
Los que tienen Internet, entre los que probablemente estar¨¢n los que lean este art¨ªculo, deber¨ªan haber elegido en ambos casos las im¨¢genes de la izquierda. Es decir, las que muestran un hombre m¨¢s masculino y una mujer m¨¢s femenina y delgada. Pero, ?por qu¨¦ se produce esto? ?C¨®mo es posible que la red de redes sea capaz de influir en algo tan ¨ªntimo como nuestro deseo? Carlota Batres, investigadora participante en el estudio, explica que los poseedores de una conexi¨®n Wi-fi est¨¢n m¨¢s expuestos a los ideales creados por los medios de comunicaci¨®n y la publicidad.
El estudio se realiz¨® en el Salvador, pa¨ªs de origen de Batres, en el que el 74% de la poblaci¨®n no tiene acceso a Internet. En ¨¦l participaron 69 hombres y 83 mujeres, de entre 18 y 25 a?os a los que se les mostraron 30 pares de caras y se les pidi¨® que eligiesen en cada caso el rostro que les resultase m¨¢s atractivo. Adem¨¢s, los participantes contestaron una encuesta verbal en la que se los pregunt¨®, por ejemplo, su nivel de estudios, si ten¨ªan televisi¨®n o si hab¨ªan viajado en alguna ocasi¨®n al extranjero. Las im¨¢genes que se utilizaron fueron creadas en el laboratorio a partir de diferentes prototipos de masculinidad, feminidad y peso.
Los cient¨ªficos hab¨ªan previsto que las personas sin acceso a Internet se inclinasen por los rostros m¨¢s rollizos. Esta conclusi¨®n coincid¨ªa con las de otros estudios que relacionan la preferencia por cuerpos robustos con las zonas m¨¢s pobres y rurales ya que esta se asociada a una mayor disposici¨®n a sobrevivir en condiciones de vida duras.
Sin embargo, el resto de los resultados del ensayo fueron una sorpresa. Las investigaciones previas sobre el tema dicen que en zonas m¨¢s violentas y con peores condiciones sanitarias ¨Cque en El Salvador coinciden con los lugares que no tienen acceso a la red¨C tienen m¨¢s exito los hombres con rostros m¨¢s masculinos ya que la gente tiende a vincularlos con una mejor salud (aunque esta relaci¨®n ha generado debate). Batres y sus compa?eros explican los datos obtenidos por la influencia de la exposici¨®n mediatica. Todo parece indicar que Internet va a marcar el canon de belleza de la era digital.
La esclavitud del canon
El canon de belleza femenino ha ido cambiando a lo largo de la historia y parece ser que Internet est¨¢ contribuyendo a que esto siga sucediendo. Solo en el siglo pasado los referentes se han modificado casi con cada d¨¦cada.
A principios del XX, por ejemplo, triunfaban las chicas Gibson, llamadas as¨ª porque sus formas surgieron de la pluma del ilustrador estadounidense Charles Dana Gibson. Su figura, de caderas y busto generoso con una cintura estrecha, reinar¨ªa hasta la Primera Guerra Mundial. En los 20 llegaron las flappers que se desprendieron del cors¨¦, redujeron el largo las faldas y se cortaron el pelo. Las flappers beb¨ªan, fumaban, conduc¨ªan y bailaban a ritmo de jazz.
En los a?os 30 comenzaron a tomar protagonismo las curvas. El icono de aquellos a?os fue la estrella de Hollywood Mae West cuyos comentarios provocadores e ir¨®nicos escandalizaron a m¨¢s de uno. Durante la Segunda Guerra Mundial, las curvas se suavizaron para volver con fuerzas renovadas en los a?os 50 en los que el centro de todas las miradas ser¨ªa Marilyn Monroe.
La siguiente d¨¦cada trajo la revoluci¨®n sexual y un cambio de tendencia. La referencia fue la modelo inglesa Twiggy Lawson: delgada, alta y con un punto de androginia. A partir de este momento, el canon seguir¨¢ avanzando hacia una silueta delgada con los cuerpos atl¨¦ticos y tonificados de Farrah Fawcett en los 70 y Jane Fonda en los 80 como principales iconos.
Desde los 90, las pasarelas y los anuncios se han reafirmado en la delgadez como base de la figura femenina. La imagen de esta tendencia fue en aquella d¨¦cada la modelo inglesa Kate Moss que en una ocasi¨®n declaro: "Nada sabe tan bien como se siente la delgadez".
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