La banalidad de la correcci¨®n pol¨ªtica

La correcci¨®n pol¨ªtica ligada a las nuevas tecnolog¨ªas nos ha llevado al extremo de que los pol¨ªticos y otras personas de relevancia p¨²blica ya no dimiten por sus malas acciones, sino por comentarios fuera de lugar que la mayor¨ªa de veces sueltan cuando est¨¢n sometidos a fuertes emociones o se sinceran en ambientes relajados.

Hoy damos m¨¢s importancia a un est¨²pido tuit de 140 caracteres, o a un comentario con el micr¨®fono abierto, que a toda la trayectoria profesional o a los libros y art¨ªculos en los que esa persona haya podido plasmar su pensamiento. Antes se distingu¨ªan muy bien los espacios y momentos en los que una persona deb¨ªa atenerse a la correcci¨®n pol¨ªtica respecto de aquellos otros en los que pod¨ªa relajarse y hablar sin medir cada una de sus palabras. Hoy, que nos relacionamos mucho por escrito y se nos puede grabar casi todo, resulta m¨¢s dif¨ªcil.

Por otro lado, es evidente que cuando uno act¨²a de manera impulsiva y tiene los nervios a flor de piel tiende a usar descalificativos basados en el f¨ªsico de la persona a la que se refiere o aludiendo a cualquier otra circunstancia personal, como le ha ocurrido recientemente a Pilar Manj¨®n en un tuit cr¨ªtico con Obama.

Insultar est¨¢ mal. Pero no somos m¨¢quinas de precisi¨®n y tenemos sentimientos. Me indignan la podredumbre y la miseria intelectual que alientan estas persecuciones inquisitorias tan insustanciales.¡ª Carlos Garc¨ªa Mu?oz.