La hora de actuar
El sentimiento de superioridad moral se ha convertido en una patolog¨ªa nacional que ciega a los israel¨ªes. Y hace falta alguna audaz iniciativa pol¨ªtica que no toman al estar convencidos de tener raz¨®n y ser las v¨ªctimas
Uno. Hace unos d¨ªas volvieron a sonar las sirenas en Tel-Aviv. En nuestro edificio no tenemos un refugio propiamente dicho, as¨ª que permanecimos en la escalera: dos hombres con sus dos beb¨¦s, dos ancianas y yo. ¡°?D¨®nde est¨¢n los dem¨¢s vecinos? Ya no vienen a la escalera como antes, qu¨¦ pena...¡±, dijo uno de ellos, y todos nos re¨ªmos. Pocos minutos despu¨¦s o¨ªmos un ruido apagado y llegamos a la conclusi¨®n de que hab¨ªa ca¨ªdo un cohete.
Al volver a mi piso le¨ª un art¨ªculo escrito por Abir Ayub, un estudiante que reside en Gaza: ¡°Este es el primer ataque que han sufrido mis dos sobrinitas, que viven en el mismo edificio que yo. Tienen menos de tres a?os y no logro hacer nada para tranquilizarlas cuando lloran por las explosiones. Lo ¨²nico que puedo hacer es abrazarlas y decirles que son fuegos artificiales¡±.
En efecto, Israel ha emprendido otra ofensiva en Gaza. Ham¨¢s estuvo disparando misiles contra las ciudades del sur de Israel, que han sufrido incontables ataques en los ¨²ltimos a?os, y contra otras del centro del pa¨ªs, como Tel-Aviv, e Israel ha decidido bombardear Gaza. Una vez m¨¢s, vemos bombas, muertes, disparos y un terrible sufrimiento humano, y volvemos a o¨ªr hablar de ¡°objetivos¡± y ¡°militantes armados¡±, nos dicen: ¡°Dejad que ganen las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)¡±. Nada nuevo; es el mismo espect¨¢culo que se repite desde hace a?os, con operaciones que empiezan y terminan igual. Vivimos en un ciclo constante de operaciones militares y vida rutinaria.
?Podr¨¢n los absurdos de la guerra de Gaza cambiar la mentalidad de los israel¨ªes?
Eso espero. Pero es dif¨ªcil, porque muchos han construido un complejo mecanismo de protecci¨®n que les permite negar la evidencia y aislarse de la realidad. No quieren saber que, desde la segunda Intifada, las FDI han matado a m¨¢s de 1.600 palestinos menores de 18 a?os, incluidos m¨¢s de 300 en la Operaci¨®n Margen Protector, no quieren conocer el d¨ªa a d¨ªa de la ocupaci¨®n, porque los hechos pondr¨ªan en peligro ese mecanismo al que muchos se aferran y que los medios de comunicaci¨®n sostienen a sabiendas.
Cuando muere un ni?o palestino, siempre hay una justificaci¨®n para los informativos
Un sistema que dice, por ejemplo, que la muerte de nuestros hijos es un hecho cruel pero, cuando muere un ni?o palestino ¡ªincluso una familia entera, como acabamos de ver en los ataques contra Gaza¡ª, siempre hay una justificaci¨®n, redactada para que la reciten como aut¨®matas los presentadores de los informativos. Aunque los palestinos piensen, y con raz¨®n, que la muerte de todos esos ni?os inocentes bajo las bombas de la fuerza a¨¦rea israel¨ª no tiene sentido.
Seg¨²n los medios israel¨ªes, ¡°las FDI no matan a ni?os sin motivo¡±; y la poblaci¨®n asiente. En la actual campa?a militar han muerto m¨¢s de mil civiles palestinos, pero los informativos siguen recitando el manido mantra: el ej¨¦rcito no mata sin justificaci¨®n, nunca matamos a ni?os a prop¨®sito. Esta proclamaci¨®n robotizada y la superioridad moral a la que se aferra la mayor¨ªa de los israel¨ªes nos a¨ªslan de la realidad y crean un falso y peligroso sentimiento de acoso y persecuci¨®n.
Ese sentimiento de superioridad moral alcanz¨® su apogeo tras el asesinato de Mohamed Abu Jadair y antes de que se conociera la identidad de los asesinos. ¡°Esto no puede ser obra de jud¨ªos¡±, dec¨ªan. Pero los jud¨ªos son iguales a cualquier otro grupo ¨¦tnico, y tambi¨¦n cometen asesinatos espantosos. Sin embargo, los israel¨ªes se aferran a una leyenda fant¨¢stica de moralidad, una mentalidad que expres¨® muy bien la ministra de Justicia, Tzipi Livni, supuestamente moderada, cuando escribi¨®: ¡°Nos han arrebatado la capacidad de decir que no somos as¨ª, que un asesinato tan horrible y s¨¢dico de un ni?o no puede ser obra de jud¨ªos¡±. He ah¨ª la expresi¨®n m¨¢s depurada de una falsa superioridad moral. ?Por qu¨¦ cree la ministra que cualquier otro grupo ¨¦tnico s¨ª es capaz de semejante brutalidad, pero los jud¨ªos, no? ?En qu¨¦ dato hist¨®rico basa esa hip¨®tesis? ?C¨®mo podemos cambiar la realidad cuando nos negamos a afrontarla?
Dos. La izquierda israel¨ª lleva a?os hablando de dos Estados y la separaci¨®n entre jud¨ªos y palestinos. Yo siempre he insistido en hablar y escribir sobre el racismo en la sociedad jud¨ªa hacia los que no lo son. En mi opini¨®n, es el problema m¨¢s candente: la ocupaci¨®n es consecuencia de la incapacidad de reconocer los derechos de los no jud¨ªos. Y la cuesti¨®n se complica a¨²n m¨¢s cuando la propaganda del miedo, que apela al recuerdo del Holocausto, advierte a los jud¨ªos de que ¡°estamos solo a un paso de Auschwitz¡±. Por eso, la mayor¨ªa de los jud¨ªos viven sinti¨¦ndose v¨ªctimas.
Y, cuando una persona se refugia en ese sentimiento y en la falsa superioridad moral, no puede mirarse con sinceridad al espejo, sino que justifica sus acciones y presume de ser el jud¨ªo ¡°defensor de la vida¡±, mientras que el otro, el palestino, es ¡°partidario de la muerte¡±. Tras 47 a?os de ocupaci¨®n, tras los encarcelamientos, las muertes, la confiscaci¨®n de tierras y la opresi¨®n cotidiana, el primer ministro Netanyahu habla del ¡°inmenso abismo moral¡± que nos separa de los palestinos y las masas siguen crey¨¦ndole. El sentimiento de superioridad moral se ha convertido en una patolog¨ªa nacional, que ciega a los israel¨ªes e impide el fin de la ocupaci¨®n: no hace falta ninguna audaz iniciativa pol¨ªtica cuando se est¨¢ tan convencido de tener raz¨®n y ser la v¨ªctima.
Es necesario un sistema de valores completamente opuesto, que no hable de separaci¨®n y muros
M¨¢s que propugnar la soluci¨®n de dos Estados y respaldar una nueva e in¨²til ronda de negociaciones que constituya otro fracaso de Estados Unidos, el verdadero papel de la izquierda en Israel, hoy, debe consistir en ayudar a que los jud¨ªos que aqu¨ª residen reconozcan que no tienen por qu¨¦ vivir en una sociedad que emplee el lenguaje de ¡°jud¨ªos contra no jud¨ªos¡± y ¡°jud¨ªos contra palestinos¡±. Esta forma perversa de pensar domina nuestra conciencia desde hace decenios, y debemos combatirla. El llamamiento a instaurar dos Estados y la separaci¨®n entre jud¨ªos y palestinos no va a eliminar los sentimientos racistas. Creo que la sociedad jud¨ªa israel¨ª necesita una profunda transformaci¨®n de valores.
La idea de la separaci¨®n ha empujado a los jud¨ªos a encerrarse en un Estado amurallado que, poco a poco, est¨¢ convirti¨¦ndose en el mayor gueto jud¨ªo del mundo. La divisi¨®n entre jud¨ªos y ¨¢rabes forma parte de la ideolog¨ªa del Gobierno racista de extrema derecha y, para luchar contra ella, es necesario un sistema de valores completamente opuesto, que no hable de separaci¨®n y muros, sino que promueva la coexistencia en condiciones de total igualdad.
Tres. No recuerdo haber visto nunca a tantos israel¨ªes tan abatidos como en los ¨²ltimos tiempos. Da la impresi¨®n de que casi han perdido la fe en su capacidad de construir su propio futuro. Aun as¨ª, est¨¢n decididos a hacer algo. Es una combinaci¨®n extra?a, sin duda. Pero debemos recordar que aqu¨ª viven personas y que, mientras sigan viviendo, es inevitable que hagan planes, piensen en su futuro, tomen decisiones; la mente humana est¨¢ siempre ocupada haciendo c¨¢lculos, ideando nuevas formas de actuar y prepar¨¢ndose para sus consecuencias. Por eso, en todas partes, oigo palabras de desesperanza mezcladas con el pulso vital, el reconocimiento de la derrota junto al empe?o en luchar. Es muy posible que est¨¦ empezando a asentarse la conciencia de que nos encontramos en un momento decisivo. Y, si hay en Israel un grupo suficientemente grande de personas que todav¨ªa crean en el cambio y est¨¦n dispuestas a luchar por ¨¦l, entonces, ha llegado la hora de actuar.
Nir Baram es escritor israel¨ª.
Traducci¨®n del ingl¨¦s de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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