Epidemias y ¡®dress code¡¯
Nos convertimos en un pa¨ªs que no respeta otro c¨®digo salvo el del vestuario
En el verano, sobre todo para aquellos que todav¨ªa pueden disfrutarlo, las invitaciones se multiplican. En el mapa estival de Ibiza, Mallorca y Marbella las fiestas se reproducen parad¨®jicamente casi con la misma intensidad de las epidemias globales. Y encima acompa?adas de un virus dif¨ªcil de combatir: el dress code.
?Tiene traducci¨®n castellana? ¡°Me parece supervulgar imponer un c¨®digo de vestuario: ?C¨®mo si fu¨¦ramos marineros o un colegio!¡±, expresa una anfitriona balear. ¡°Ahora, cuando invito de etiqueta y te presentas sin esmoquin, te ense?o la puerta y te devuelvo a tu casa¡±, agrega otra. Sin embargo, en las fiestas de la semana, aquellos que no lo respetaban se convert¨ªan ipso facto en temas de conversaci¨®n. Al parecer, en el partido de polo solidario en la finca de Engel & V?lkers en Mallorca, Eugenia Silva rompi¨® el dress code de ir de blanco vistiendo un traje largo estampado. ¡°Hay que se?alar que era con fondo negro, que al igual que el blanco, no es exactamente un color sino la s¨ªntesis o ausencia de ellos¡±, justificaba un representante de celebridades sociales. Mientras, en Ibiza, Ricardo Tisci, el dise?ador de Givenchy, celebraba sus 40 a?os con un dress code contrario: ir de negro. ¡°Ibiza se est¨¢ convirtiendo en el no va m¨¢s. Negro en la playa y en agosto, ?es como si regres¨¢ramos a 1986!¡±, se escuch¨® decir en una de las fiestas organizadas para comentar el fiest¨®n de Tisci. Almod¨®var, uno de los invitados a esa celebraci¨®n, igual que Kim Kardashian y Jessica Chastain, tampoco sigui¨® el c¨®digo y llev¨® rayas horizontales de colores. ¡°Pedro es Pedro¡±, defendi¨® alguien que presume conocerle bien. Y en la fiesta por los 60 a?os del Marbella Club, leyendas de esas d¨¦cadas como Philippe Junot y Gunilla von Bismarck vistieron estampado animal, como un parque jur¨¢sico. ¡°Junot ense?¨® musculatura en los brazos, cubierto con una camiseta, sin mangas, de leopardo¡±, inform¨® una agente de modelos. ?Ser¨¢ que seguir el dress code te hace perder el sentido del rid¨ªculo?
En realidad poco a poco nos convertimos en un pa¨ªs que no respeta ning¨²n otro c¨®digo salvo estos del vestuario en fiestas del verano. ?Qui¨¦n nos iba a decir que en el Sebasti¨¢n El Cano se transportaba coca¨ªna? Y que los marineros apresados pensaban hacerse con 550.000 euros por trasladar 125 kilos de droga al buque escuela. La noticia ha sentado mal porque demuestra que la epidemia desatada por la corrupci¨®n no respeta nada, ni siquiera al buque escuela donde el Rey actual fue alumno. Igual que el brote de ¨¦bola demuestra que no se hizo nada por prevenirlo. ?Qui¨¦n se acord¨® de Liberia en estos a?os? Es probable que estas disquisiciones las mantuviera el propio Rey mientras degustaba un mismo gin tonic por dos horas en su sitio favorito del puerto de Mallorca: ?Hay algo que no se haya corrompido?
Quiz¨¢s estos fueran temas tab¨² en la cena para 300 personalidades de la sociedad balear que los nuevos Reyes prefieren impulsar antes que continuar con el tost¨®n de la tradicional cena para las autoridades. ?Siempre supimos que daban m¨¢s juego las personalidades que las autoridades! Una personalidad tiene m¨¢s swing, puede decir ¡°esto¡± y tambi¨¦n lo ¡°otro¡± y con dress code m¨¢s flexible. Mi marido me ha rega?ado porque cree que estas ideas de sustituir autoridades por representantes o personalidades se las sugiero subliminalmente a los Monarcas a trav¨¦s de esta irrelevante columna. Sutilmente, Letizia est¨¢ ense?ando que sabe de reinar mucho m¨¢s que nadie en su entorno. Empez¨® cambiando de cara, y no por la ciencia, sino desde dentro, desde el esp¨ªritu. Sonr¨ªe, est¨¢ a un tris de ser la reina del selfie y da golpes geniales como la fiesta de personalidades. Aunque mi marido me rega?e, siga adelante, Reina, defienda sus ideas hasta el fin.
La otra reina, la de la copla, Pantoja, ha conseguido la paz familiar tierra adentro apunt¨¢ndose a un selfie para el tweet de su hija Chabelita. Madre e hija han vivido una telenovela con much¨ªsimos giros argumentales desde que Chabelita se qued¨® embarazada de Alberto Isla. El se?orito Isla atrac¨® en la isla de la infidelidad y all¨ª sigue mientras madre e hija festejan su reencuentro en Cantora, que cada vez m¨¢s es la mezcla perfecta entre el Neverland de Michael Jackson y Xanad¨². Si Pantoja mantuviera el equipo y la gesti¨®n diplom¨¢tica de la reina Letizia invitar¨ªa a Romina y Al Bano a repetir su concierto de Peralada en sus terrenos, para que tanto Chabelita como todos nosotros percibi¨¦ramos que una historia de amor est¨¢ salpicada de desastres, luces y canciones.
La vida es una banda sonora. Quienes asistieron al concierto de Romina y Al Bano lo hicieron con un poquito de miedo por el dress code. ?Hippie? ?Flecos? ?Cavalli o D&G? A la c¨¦lebre pareja les daba igual. Estaban encantados demostrando que una pareja es indestructible. Y mira que les han pasado cosas: la hija desaparecida en Nueva Orleans y que Lidia Lozano crey¨® devolver a la vida durante la etapa m¨¢s aguda de la burbuja inmobiliaria. Berlusconi (expansivo tambi¨¦n) imitando a Al Bano en sus fiestas con las velinas. Romina defendiendo el uso medicinal y paliativo del cannabis. Todo eso sobrevolaba el escenario de Peralada mientras los cantantes hechizaban con sus melod¨ªas, susurr¨¢ndonos que la felicidad es el dress code m¨¢s dif¨ªcil de todos.
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