Irse por las ramas
La alcaldesa Ana Botella dice muy seria que la ca¨ªda de ¨¢rboles en Madrid es normal
Una plaga de ramas ca¨ªdas azota las calles de Madrid y otras ciudades espa?olas. Como en las a?ejas narraciones fant¨¢sticas en las que la flora se rebela contra la humanidad, en Vallecas, Fuencarral, Villaverde, Retiro y Arganzuela, los ¨¢rboles se desploman sin previo aviso; en el parque del Retiro, un hombre que paseaba con su hijo muri¨® aplastado por una rama de 300 kilos. Una tragedia, que en cualquier ciudad bien gobernada hubiera merecido una relaci¨®n p¨²blica bien fundada de causas y remedios, en Madrid se resuelve con un par de excusas pueriles o contradictorias. La alcaldesa Ana Botella dice muy seria que la ca¨ªda de ramas es normal (normal es que se caiga la fruta madura, no las ramas de los pl¨¢tanos o de los tilos) y, quiz¨¢ en la misma frase, lo achaca a ¡°la climatolog¨ªa¡±. Tiene m¨¦rito el an¨¢lisis de la regidora municipal, porque a nadie se le hubiera ocurrido que el estudio y la ciencia del clima (eso es exactamente la climatolog¨ªa) tuviesen alguna relaci¨®n con la debilidad del arbolado. Mucho m¨¢s l¨®gico parece relacionar la ca¨ªda masiva de ramas con la aplicaci¨®n de estrictos programas de recorte del gasto en el cuidado de la floresta y los extravagantes contratos integrales de jardiner¨ªa.
Pero cuando la oposici¨®n ha recordado que un ERE despidi¨® a 1.750 jardineros y cuando los vecinos de las zonas asoladas recuerdan que la poda y tratamiento de los ¨¢rboles (que debe ser constante) est¨¢n abandonados, el Gobierno municipal se va por las ramas, niega la evidencia y se escuda en el repetido ¡°no pasa nada¡± que suele aplicar en cualquier crisis, anomal¨ªa, incidente o tragedia. Es el mismo negacionismo con el que, por ejemplo, se afronta la concentraci¨®n de contaminantes peligrosos en la atm¨®sfera de la capital. Pero s¨ª pasa.
Una ciudad con dos millones de ¨¢rboles necesita un plan continuo de cuidado y renovaci¨®n del arbolado; exige una atenci¨®n peri¨®dica a la salud de cada tronco y cada ra¨ªz y respetar la distancia de plantado, por citar requisitos que puede aceptar cualquier concejal. En Madrid (y en Espa?a en general) parece como si los recortes de gasto y las pol¨ªticas de austeridad no tuviesen consecuencias (a veces tr¨¢gicas) y como si los responsables que los deciden no estuviesen obligados a reconocerlos.
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