Clemencia
El castigo no debe parecerse al delito. Ni la justicia al crimen
En Frau Jenny Treibel, novela soberbia de Theodor Fontane, principal exponente del realismo literario alem¨¢n, se cuenta una an¨¦cdota que merece formar parte de todo botiqu¨ªn espiritual que se precie. Al fin y al cabo la mayor¨ªa de los lectores lo que buscamos es eso. Vacunas, antibi¨®ticos o vitaminas que a veces no encontramos en la realidad. Un personaje secundario, profesor de Historia, comenta que, preparando sus clases, ha le¨ªdo mucho sobre el general Barfus, un militar del que no se pod¨ªa decir que hubiera inventado la p¨®lvora, pero s¨ª que era un hombre honrado. Durante el asedio de Bonn, el viejo Barfus presidi¨® un consejo de guerra contra un joven oficial que se hab¨ªa comportado de forma poco heroica. Los dem¨¢s miembros del tribunal se mostraron a favor de declararle culpable y mandarlo fusilar. As¨ª habl¨® Barfus: Hagamos la vista gorda, se?ores. He participado en treinta batallas y he de decir que un d¨ªa no se parece a otro. El ser humano es desigual y asimismo el coraz¨®n. Y el valor a¨²n m¨¢s. Yo tambi¨¦n me he sentido cobarde alguna vez. En la medida de lo posible, hay que dejar que impere la clemencia¡ Seg¨²n esta historia, si algo aprendi¨® Barfus, a pesar de su profesi¨®n o gracias a ella, fue a ponerse en el lugar del otro. Una f¨®rmula magistral que deber¨ªamos aplicar en nuestras relaciones personales. Y en la vida p¨²blica, para evitar errores irreparables nacidos de juicios precipitados. En la medida de lo posible, pues no se trata de que los violentos y los depredadores econ¨®micos queden impunes, sino de que nos demos cuenta de la necesidad de abolir de una vez por todas la pena de muerte, a¨²n en vigor en muchos pa¨ªses. El castigo no debe parecerse al delito. Ni la justicia al crimen.
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