Sondeos justificados

La autorizaci¨®n de dos sondeos exploratorios de petr¨®leo (y la posibilidad de un tercero) frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura ha provocado una intensa campa?a de protesta pol¨ªtica en Canarias. En ella participan muchas instituciones isle?as, desde el Gobierno aut¨®nomo hasta los cabildos y Ayuntamientos; pero quien la personaliza es el presidente auton¨®mico, Paulino Rivero, miembro de Coalici¨®n Canaria. Rivero est¨¢ difundiendo la idea de que el Gobierno espa?ol trata a las islas como si fueran una colonia; y esta es una afirmaci¨®n peligrosa, por falsa y demag¨®gica.

Desde una perspectiva administrativa y t¨¦cnica, los sondeos aprobados no tienen por qu¨¦ suponer un da?o medioambiental o tur¨ªstico en las aguas canarias. Las pruebas se har¨¢n a unos 60 kil¨®metros de la costa y fuera de la zona mar¨ªtima que est¨¢ propuesta para integrarse en una red de protecci¨®n medioambiental. Hay que dar por descontado que el Gobierno obligar¨¢ a Repsol, la empresa que har¨¢ las perforaciones, a cumplir con los requisitos adecuados de protecci¨®n ambiental; y que ambos rendir¨ªan cuentas, desde sus respectivas responsabilidades, si se produjeran impactos ecol¨®gicos indeseados.

Pero, m¨¢s all¨¢ de estas cautelas, convertir una exploraci¨®n petrol¨ªfera en un conflicto pol¨ªtico carece de justificaci¨®n. Espa?a es un pa¨ªs con una dependencia energ¨¦tica que supera el 70% de lo que consume y el Gobierno, ¨¦ste o cualquier otro, tiene la obligaci¨®n de inventariar los recursos disponibles. Siempre que, hay que insistir en ello, se respeten los recursos naturales y las fuentes de riqueza de la zona.

Los precedentes de exploraci¨®n no justifican la alarma social que amplifica ahora Rivero. En Espa?a se han realizado ya m¨¢s de 250 sondeos petrol¨ªferos sin problemas de contaminaci¨®n; y si se pasa a la fase de explotaci¨®n, ser¨¢n obligados nuevos permisos y avales. Hay plataformas de extracci¨®n pr¨®ximas a otras zonas tur¨ªsticas sin que por ellas se haya resentido la llegada de visitantes.

El problema en realidad no es de orden medioambiental, sino pol¨ªtico. Incluso sin considerar la probable urgencia de Paulino Rivero en mostrar sus cualidades para ser el candidato a la presidencia de Canarias en las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas, es evidente que la irrupci¨®n de equipos de sondeo levanta expectativas y temores. Hubiese requerido, pues, una paciente negociaci¨®n previa del Gobierno y Repsol con las autoridades auton¨®micas y locales. En esa negociaci¨®n tendr¨ªa que haberse explicado claramente las garant¨ªas de respeto medioambiental, la certeza de que la operaci¨®n cuenta con los seguros de responsabilidad civil y ecol¨®gica adecuados y la seguridad de que el beneficio potencial del petr¨®leo revertir¨¢ finalmente sobre unos canarios que, por otro lado, y seg¨²n reflejan los sondeos del CIS, no sienten tantos recelos hacia Madrid como el presidente Rivero quiere hacer creer en pretemporada electoral.