El terrible esplendor de las guerras civiles
Estos conflictos suponen la crueldad y la intransigencia llevadas a su extremo, la prolongaci¨®n del odio en peque?as comunidades

Un viejo dicho italiano afirmaba que ¡°la guerra es bella, pero inc¨®moda¡±. No obstante, la belleza de la guerra, si es que alguna vez la tuvo, se ha esfumado entre las humaredas de la historia humana. Y su naturaleza tambi¨¦n ha cambiado. Muerto el imperialismo, ya no existen luchas por la independencia y ahora se nos hacen raros los conflictos entre naciones, mientras que florecen los llamados civiles.
Pero ?qu¨¦ es una guerra civil? Se supone que una contienda entre compatriotas. Pero ?lo son los combates de Irak?, ?lo es el enfrentamiento del este de Ucrania? ?Y Siria? En el mundo, en estos momentos, hay m¨¢s de una veintena de conflictos armados, muchos de ellos en una suerte de estado latente, como en Chechenia o Somalia. ?Pero son todos ellos en realidad guerras civiles?
Antes resultaba m¨¢s sencillo de comprender, porque exist¨ªa ese fen¨®meno hoy casi agonizante que llamaban ideolog¨ªa. Las tres m¨¢s famosas conflagraciones civiles que me vienen al recuerdo fueron la americana de Secesi¨®n, el Norte contra el Sur de EE UU; la de Rusia de principios del siglo XX, los ¡°rojos¡± contra los ¡°blancos¡±; y la de Espa?a, republicanos contra golpistas rebeldes. Fueron tres conflictos de claro signo ideol¨®gico: abolicionistas frente a esclavistas, revolucionarios marxistas frente a monarqu¨ªa autocr¨¢tica, dem¨®cratas republicanos frente a militares fascistas.
Las guerras civiles no son lo que fueron. Lo vimos con el desmembramiento de la antigua Yugoslavia y lo seguimos contemplando con no poca sorpresa en Siria, por ejemplo, que comenz¨® como una rebeli¨®n civil y democr¨¢tica frente a una dictadura brutal. Y ahora, esa rebeld¨ªa se ha convertido en un movimiento de signo radical, con Al Qaeda de por medio, lo que ha transformado el conflicto en un combate entre intransigencias. En cuanto a Irak, ?se enfrentan vecinos o s¨®lo dos formas de interpretar el Cor¨¢n, la de los sun¨ªes y los chi¨ªes? ?Son compatriotas los terceros en discordia, esa milicia autoproclamada Estado Isl¨¢mico de Irak y el Levante? Por lo que a Ucrania se refiere, no hay religi¨®n de por medio, sino razones ¨¦tnicas: ?son paisanos los prorrusos y los ucranios?
?Qu¨¦ es pues una guerra civil?
Una humilde respuesta: sencillamente la crueldad y la intransigencia llevadas a su extremo, la prolongaci¨®n del odio que se genera en las peque?as comunidades; como ese dicho espa?ol, que a veces nos parece una enorme met¨¢fora de sangre, que afirmaba: ¡°En pueblos peque?os, odios grandes¡±.
En el invierno de 1992, en pleno conflicto b¨¦lico, viaj¨¦ a Sarajevo como periodista. Conduc¨ªa un coche desde Split, en la actual Croacia, y entr¨¦ solo en la urbe cercada. Antes de partir, una mujer me pidi¨® que le llevara a su marido, encerrado en Sarajevo, una bolsa con comida y 400 marcos alemanes ¨Ctodo se compraba entonces, en el mercado negro sarajevino, con d¨®lares o con marcos¨C, y a?adi¨® que era cuanto ten¨ªa.
Le dije:
¨CSe?ora, puedo perder el dinero, puedo no entrar en la ciudad o no encontrar a su marido, pueden robarme en los controles militares. O simplemente, me puedo quedar con los 400 marcos: usted no me conoce.
Me respondi¨®:
¨CEn esta guerra, se?or, hemos aprendido a desconfiar de los conocidos y a confiar en los desconocidos.
Esa historia define, para m¨ª, el terrible significado de una guerra civil.
Por cierto, la historia tuvo un final feliz: encontr¨¦ al hombre, le di el dinero y regres¨¦ sano y salvo a Split. Nunca debes fallarle a una desconocida.
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