Verdades de la econom¨ªa
El exagerado optimismo del Gobierno acaba por generar frustraci¨®n
Es cierto que algunos indicadores macroecon¨®micos han mejorado; se ha desacelerado la destrucci¨®n de empleo, se crean t¨ªmidamente nuevos puestos de trabajo y el consumo interior est¨¢ empezando a despertar. Todo esto es as¨ª y podemos afirmar que vamos mejor que hace un a?o.
Pero el discurso pol¨ªtico no deber¨ªa quedarse ah¨ª, puesto que es evidente que algunos de los problemas de fondo, estructurales, no s¨®lo no han mejorado sino que siguen siendo una amenaza para la consolidaci¨®n definitiva de la tan ansiada recuperaci¨®n.
El PIB, seg¨²n datos oficiales, crecer¨¢ entre una horquilla del 0,9% al 1,5% a final de a?o; depende de qui¨¦n haga las predicciones, pero ciertamente crecer¨¢. Aunque no basta con la fr¨ªa lectura de unas cifras. Los datos hay que interpretarlos. El PIB crecer¨¢ fundamentalmente gracias al turismo, que representa el 11% del producto interior bruto espa?ol, que de enero a mayo ha aumentado un 9,1% en el gasto de los turistas y un 8,2% en n¨²mero de personas, lo que se traduce en un crecimiento del 1% del PIB. Y esto es un regalo que nos ha ca¨ªdo del cielo, que no se puede apuntar el Gobierno.
El otro factor determinante en el crecimiento de nuestra econom¨ªa son las exportaciones, que merecen mayor atenci¨®n si cabe; desde el pasado mes de mayo y por segundo mes consecutivo, est¨¢n cayendo en un 2% anual. De hecho, est¨¢n estancadas desde principio de a?o; la apreciaci¨®n del euro frente a otras monedas; una cierta ralentizaci¨®n del comercio mundial y la desaceleraci¨®n, incluso estancamiento, de los BRIC, los llamados pa¨ªses emergentes, son, en gran medida, las razones de la ca¨ªda de las exportaciones espa?olas, y no parece que esta tendencia vaya a cambiar a medio plazo. Atenci¨®n, pues, a las exportaciones.
Las cifras de crecimiento del empleo (de enero a junio el desempleo ha descendido en 300.000 personas) indican que la tendencia se ha invertido y que ya llevamos un cierto tiempo creando empleo neto. Sin embargo, es necesario explicar que, ¡°la mitad¡±, se trata de contrataci¨®n temporal y ¡°a tiempo parcial¡± ¡ªque ?bienvenida sea!¡ª y que no se caracteriza, en su mayor parte, por su solidez como pudiera derivarse de una mayor contrataci¨®n en el sector industrial. Ello explica que el incremento de recaudaci¨®n de la Seguridad Social s¨®lo haya sido de un 0,9%, cuando te¨®ricamente debiera resultar un aumento del 1,9%.
El turismo, que representa el 11% del PIB, es un regalo que nos
La realidad, pues, es la que es. El discurso pol¨ªtico puede, en funci¨®n de respectivas y leg¨ªtimas aspiraciones electorales, poner ¨¦nfasis donde m¨¢s les convenga, pero lo que no es de recibo es desvirtuar la realidad de que hemos consumido 2.500 euros por espa?ol m¨¢s de lo producido, en estos tres a?os, o sea, estamos ocultando que aumentamos la deuda, y nos apuntamos como m¨¦rito el microaumento del turismo, y hay, en el mercado del voto, quienes brindan ofertas populistas de imposible cumplimiento, con lo que se genera la perplejidad de buena parte de la opini¨®n p¨²blica.
Es necesario que las autoridades pol¨ªticas expliquen did¨¢cticamente la realidad tal cual es, para no generar optimismos poco fundamentados o para evitar que las medias verdades confundan a la opini¨®n p¨²blica. Es aconsejable no generar mayor militancia en las filas de los decepcionados o frustrados. Volviendo al turismo, en vez de lanzar al vuelo las campanas del triunfalismo, ?no ser¨ªa m¨¢s realista valorar la incidencia de las razones geopol¨ªticas que ha actuado en nuestro favor? L¨¦ase la inestabilidad creciente del Magreb, Egipto, Turqu¨ªa, etc¨¦tera.
Espa?a sigue teniendo un problema de fondo que no s¨®lo no se tiende a solucionar, sino que se agrava y se oculta. Seguimos gastando m¨¢s de lo que ingresamos y el volumen de la deuda p¨²blica es una losa cada d¨ªa m¨¢s pesada y permanente que compromete gravemente nuestra econom¨ªa ante la que no reaccionamos. De poco sirve que la prima de riesgo se modere si seguimos incrementando alegremente la deuda.
A nuestro entender, el Gobierno ha de explicar claramente a la opini¨®n p¨²blica la realidad y no disfrazarla con tintes de exagerado optimismo que acaban generando m¨¢s frustraci¨®n al ciudadano y m¨¢s descr¨¦dito a la clase pol¨ªtica. No se trata de ir administrando peque?as dosis de realismo a la ciudadan¨ªa; se precisa ir a las cuestiones de fondo y exponerlas con toda claridad aunque sean vergonzosas. Enti¨¦ndase bien: fuera del Hemiciclo la gente tambi¨¦n entiende, piensa y razona.
Es, pues, imprescindible que centremos nuestro esfuerzo y pongamos el zoom en la econom¨ªa productiva y social. Por ejemplo, ?para cu¨¢ndo una bajada de las cotizaciones a la Seguridad Social? La propia comisi¨®n de expertos que asesor¨® al Gobierno en la reforma fiscal la aconsej¨® por considerar las cotizaciones un aut¨¦ntico impuesto a la creaci¨®n de empleo. Adem¨¢s, son varias las voces que consideran una medida ortodoxa el compensar la disminuci¨®n de ingresos a trav¨¦s del IVA con el a?adido de una mayor eficiencia y transparencia en la gesti¨®n p¨²blica, otra asignatura pendiente y heredada de anteriores Gobiernos.
Reducir d¨¦ficit, reducir deuda, eficiencia y transparencia en las Administraciones, fiscalidad al servicio de la econom¨ªa productiva y social y la defensa en Europa de los intereses de los pa¨ªses con fuerte presencia industrial y manufacturera son premisas b¨¢sicas para una pol¨ªtica econ¨®mica que quiera, de verdad, liberarnos de la crisis.
Con tales directrices, a buen seguro que iremos mejor y, con suerte, logramos hacer olvidar la torpeza de aplicar carga impositiva a los despidos o, peor a¨²n, de apelar al paulatino vencimiento de las ayudas a los desempleados como remedio inefable a nuestros males.
Miquel Bosser Rovira es empresario y pertenece a la Fundaci¨®n Gremi de Sabadell.
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