La ambici¨®n llega del fr¨ªo
Xenia Tchoumitcheva, la modelo estrella en Suiza, se afianza como empresaria
En un pa¨ªs peque?o y poco dado al star system como es Suiza, puede que Xenia Tchoumitcheva sea lo m¨¢s parecido a una estrella. Su presencia medi¨¢tica es constante. Nos vende gafas desde paneles publicitarios por Ginebra o Z¨²rich, promociona coches en televisi¨®n o da consejos de moda en revistas econ¨®micas. Pero su triunfo nace de una relativa derrota. En 2006 la rusa quedaba finalista de Miss Suiza. La decisi¨®n del jurado caus¨® tal decepci¨®n en la opini¨®n p¨²blica que Xenia se convirti¨® en una celebridad nacional de la noche a la ma?ana. Hoy nadie recuerda a Miss Suiza 2006, pero todos saben qui¨¦n es Xenia, la mujer que ha logrado algo extraordinario: ser reconocida en todas las regiones ling¨¹¨ªsticas del pa¨ªs alpino. Una proeza al alcance de unos pocos elegidos, como Roger Federer o el rockero Stephan Eicher.
¡°Yo era la m¨¢s joven participante del concurso, y nunca pens¨¦ llegar tan lejos¡±, rememora hoy sobre su aventura. ¡°Fue casi por azar que llegu¨¦ a presentarme, pues a pesar de que yo ya trabajaba como modelo profesional, nunca abandon¨¦ mis estudios¡±, precisa con un punto de orgullo expres¨¢ndose en franc¨¦s con acento italiano.
Una de las cosas que hacen de Xenia una rara avis en el mundillo de la moda es la combinaci¨®n de belleza y un curr¨ªculo acad¨¦mico que casi supera a su carrera de modelo. La joven pol¨ªglota (habla italiano, ruso, ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n y espa?ol) es diplomada en Econom¨ªa y se form¨® en la finanza internacional en bancos de Londres. En 2011, JPMorgan Chase le ofreci¨® un puesto que rechaz¨® para crear Chic Overdose, su empresa on-line. ¡°No acept¨¦ la oferta porque me di cuenta de que yo ya ten¨ªa un oficio. Y nunca me he arrepentido de haber optado por la independencia¡±, explica mientras dibuja una sonrisa bien estudiada, propia de alguien habituado a tratar con periodistas.
Es posible que el lector espa?ol la recuerde por su relaci¨®n con Fernando Alonso. Sorprendentemente, acepta una pregunta al respecto: ¡°Pertenece al pasado. No tener m¨¢s a la prensa del coraz¨®n pis¨¢ndome los talones es bueno, eso fue algo que nos molest¨® mucho a los dos. Yo pienso que la vida privada debe mantenerse como tal¡±. Una afirmaci¨®n que no deja de llamar la atenci¨®n en alguien que tiene a casi 800.000 personas siguiendo en las redes sociales cada paso que da, desde el desayuno hasta la cena.
Nacida en 1987 en la ciudad industrial rusa de Magnitog¨®rsk, Xenia lleg¨® a Lugano (Suiza) a los 6 a?os. ¡°No soy italiana, ni suiza, ni rusa¡sino un poco las tres cosas¡±, precisa. Y aparte del nombre y el aspecto, ?qu¨¦ queda de rusa en Xenia? ¡°Tienen en alta estima el valor de la educaci¨®n y son muy trabajadoras. En estos puntos me siento totalmente rusa¡±.
Dirige un negocio ¡®on-line¡® basado en la moda, el ¡®glamour¡¯ y el lujo
Ella ama el control de su imagen y su palabra. ¡°Pues s¨ª, me gusta el control y dar espacio en mi empresa a mujeres de poder. Creo en el women power de Michelle Obama o Beyonc¨¦, que son femeninas pero al mismo tiempo tienen ¨¦xito y una influencia en el mundo. Es a lo que aspiro¡±. De hecho, ¡°¨¦xito¡± es una palabra recurrente en su vocabulario. Su modelo de negocio se inspira en el Huffington Post, aunque lo que diferencia su proyecto es el hecho de que est¨¢ ¨ªntegramente escrito por mujeres.
¡°Mi negocio, que cuenta con una treintena de colaboradores, consiste en marketing y publicidad on-line. Lo que lo hace ¨²nico es mi propia mirada sobre las cosas. Me considero alguien capaz de crear tendencias. Pero atenci¨®n, Chic Overdose no est¨¢ al alcance de cualquiera que pueda pagarlo; hay una selecci¨®n estricta. He anulado contratos de clientes que no estaban a la altura de lo que yo espero¡±.
Hay quienes le critican que no pague a sus colaboradores. Hace un moh¨ªn de sorpresa y responde: ¡°Tampoco el Huffington Post lo hace. Si les pagara, dejar¨ªan de escribir de lo que realmente les interesa. Colaborar en mi empresa conlleva otro tipo de impacto en sus carreras, en t¨¦rminos de visibilidad y tr¨¢fico a las webs de sus empresas¡±.
Como dec¨ªa al comienzo, en Suiza es dif¨ªcil pasar un d¨ªa sin ver la cara de Xenia. ?No se arriesga a saturar al p¨²blico? ¡°Soy consciente de este peligro, y creo que hago lo posible por dosificar mi presencia medi¨¢tica. Hay que saber qu¨¦ entrevistas no aceptar, y cu¨¢les son necesarias¡±, aclara con un gui?o.
¡°No quiero dirigir un sitio dedicado solo al lujo y a los negocios, sino tambi¨¦n potenciar la moda¡±, concluye poniendo punto final a la charla con precisi¨®n suiza.
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