Turismo (in)c¨ªvico
Los visitantes que solo buscan borracheras pueden empa?ar el mejor a?o del sector
En los siete primeros meses del a?o, Espa?a recibi¨® 36,3 millones de turistas internacionales, lo que representa un 7% m¨¢s en el mismo periodo del a?o anterior. El dato adquiere especial relevancia porque marca un r¨¦cord hist¨®rico. Nunca hasta ahora se hab¨ªa registrado una oleada de visitantes de tal magnitud. Las estad¨ªsticas precisan que, con 8,2 millones, este julio ha sido el mejor de todos los tiempos. De seguir as¨ª, la de 2014 ser¨¢ una campa?a excepcional.
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El turismo ha sido y es un pilar esencial de la econom¨ªa espa?ola. Representa en torno al 11% del producto interior bruto y tira fuertemente del empleo, aunque sea a trompicones, en ¨¦pocas del a?o muy concretas como son los meses de verano. Conviene recordar, sin embargo, que una parte de los viajeros que est¨¢n recalando actualmente en Espa?a (Reino Unido, Francia y Alemania son los principales pa¨ªses de procedencia y Catalu?a, Baleares y Andaluc¨ªa los destinos m¨¢s demandados) lo hacen como consecuencia de la inestabilidad pol¨ªtica en Egipto, Turqu¨ªa y el Magreb.
Para los visitantes for¨¢neos el sol y la playa siguen siendo el gran atractivo. A este simple binomio se ha fiado la industria tur¨ªstica desde los a?os sesenta. El boom de la construcci¨®n de la ¨²ltima d¨¦cada ha agudizado la tendencia mientras se descuidaban otras alternativas, como las ofertas culturales, hist¨®ricas o aquellas relacionadas con la naturaleza y el deporte. Se explota hasta el infinito el fil¨®n de las fiestas populares vacuas. Sirva como ejemplo la Tomatina de Bu?ol, una celebraci¨®n multitudinaria donde lo que prima es, simple y llanamente, el grotesco espect¨¢culo de liarse a tomatazos.
En los ¨²ltimos a?os Internet y las redes sociales han servido como un eficaz y extraordinario altavoz para promocionar un modelo de turismo barato en el que uno de sus principales reclamos es el alcohol. Magaluf (Mallorca) y el barrio de la Barceloneta son fen¨®menos paradigm¨¢ticos. J¨®venes que saltan de un balc¨®n a otro con riesgo de su vida o entran desnudos en los supermercados dan una imagen bochornosa y son la cara m¨¢s inc¨ªvica de un sector vital.
De poco han servido las protestas de los sufridos vecinos que padecen la mala educaci¨®n de estos veraneantes. Muchos empresarios, m¨¢s pendientes de que el negocio engorde, miran para otro lado. Adem¨¢s de poner coto al turismo de borrachera la Administraci¨®n deber¨ªa impulsar medidas para atraer la atenci¨®n de los visitantes con reclamos m¨¢s s¨®lidos.
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