Descenso a los infiernos
La serie 'Breaking bad' se alza con cinco Premios Emmy
Hace una d¨¦cada larga que vivimos la edad de oro de las series de televisi¨®n. Una etapa de explosiva creatividad y elevados presupuestos, hasta el extremo de competir con el cine de t¨² a t¨² a la hora de incorporar talento delante o detr¨¢s de las c¨¢maras.
En este contexto, el fallo de los Premios Emmy ha confirmado que la serie m¨¢s importante en mucho tiempo ha sido Breaking bad, protagonizada por Bryan Cranston, ganadora de cinco estatuillas de los considerados oscars de la televisi¨®n. Esta producci¨®n, tan bendecida por la cr¨ªtica como por el p¨²blico, tuvo un final a la altura de las expectativas en oto?o de 2013, tras cinco temporadas que quitan el aliento. Narra la evoluci¨®n (a peor, de ah¨ª el t¨ªtulo de Volverse malo) de un pac¨ªfico profesor de Qu¨ªmica que, enfermo de c¨¢ncer irreversible, se dedica a producir y vender metanfetamina con el fin de amasar una fortuna que pueda dejar a su familia, hasta convertirse en un importante narcotraficante, tan perseguido por la autoridad como por sus competidores.
Breaking bad se impuso a otras superproducciones de gran calidad, como True detective, Mad men, House of cards o Juego de tronos, lo que confirma el buen momento de esta industria.
Al menos desde Los Soprano, que arranc¨® en 1999, en las series norteamericanas abundan los antih¨¦roes. No pretende la nueva ficci¨®n mostrar un mundo maniqueo, de buenos y malos, como ha sido el modelo durante d¨¦cadas. Hoy se buscan personajes complejos, siniestros en ocasiones, inquietantes, fuera de la ley y de la ¨¦tica, pero que logran la identificaci¨®n del p¨²blico. En ese sentido, Walter White, el personaje interpretado por Cranston, es ejemplar: un ciudadano honrado que entra en una espiral de violencia y crimen con tal de cumplir su misi¨®n con los suyos. Para muchos, representa al justiciero solitario de los w¨¦sterns, al rebelde que se ve forzado a actuar al margen de las normas de una sociedad hip¨®crita.
Una virtud de Breaking bad es haber sabido acabar pronto. Con 62 cap¨ªtulos que te tienen con el alma en vilo son suficientes. Habr¨¢ un spin-off, o derivaci¨®n, sobre el abogado de White y que se titular¨¢ Mejor llama a Sa¨²l. Tendr¨¢ muy dif¨ªcil acercarse al nivel de Breaking bad, que se ha ganado su sitio en la historia de la televisi¨®n. Y del cine, creen muchos.
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