Cita en Cardiff con la OTAN
La Alianza afronta una cumbre donde tendr¨¢ que adoptar decisiones dif¨ªciles
Los pr¨®ximos d¨ªas 4 y 5 de septiembre tendr¨¢ lugar la cumbre de la OTAN en Cardiff, a la que asistir¨¢ el presidente Rajoy junto a los jefes de Estado y Gobierno de los otros 27 pa¨ªses aliados. Cuando se convoc¨® a principios de a?o, se esperaba una cumbre de tr¨¢mite, en la que s¨®lo se tendr¨ªa que decidir c¨®mo mantener la eficacia militar de la organizaci¨®n y sus relaciones con los socios no miembros tras el fin de la misi¨®n de Afganist¨¢n. Estas previsiones se vinieron abajo con la crisis de Ucrania, la anexi¨®n de Crimea y el auge del yihadismo en la periferia de la OTAN, por lo que ahora los asistentes tendr¨¢n que dar respuesta al cambio de amenaza. Tambi¨¦n tendr¨¢n que tomar decisiones dif¨ªciles para afrontar problemas como la desigualdad en las contribuciones, la desinversi¨®n presupuestaria o el desfase entre las nuevas formas de hacer la guerra y las estructuras tradicionales de fuerza, problemas estructurales que se han ido postergando en cumbres anteriores para sostener la ficci¨®n del consenso.
La OTAN llega a Cardiff con la necesidad de revitalizar el v¨ªnculo transatl¨¢ntico entre Estados Unidos y Europa, que se ha venido resintiendo desde hace a?os, entre otros motivos, por el creciente desequilibrio entre el esfuerzo militar y presupuestario que asume Estados Unidos por preservarlo, comparado con el de los pa¨ªses europeos. Las nuevas generaciones pol¨ªticas y sociales de Estados Unidos no ven tan justificado ese desequilibrio como las anteriores y exigen a sus representantes que vuelvan de Cardiff con pruebas evidentes de que se va a corregir el desequilibrio y que los europeos suscriban una Declaraci¨®n Transatl¨¢ntica al efecto. Tambi¨¦n tiene que redefinir sus prioridades porque mientras algunos aliados, los lim¨ªtrofes con Rusia, reivindican mayor atenci¨®n a la defensa colectiva y piden a sus aliados que se desplieguen en su territorio, otros aliados piden a la OTAN que intervenga en los nuevos escenarios de riesgo en Oriente Medio, el Sahel y Norte de ?frica e, igualmente, otros piden que la OTAN acompa?e a Estados Unidos en su pivote hacia Asia-Pac¨ªfico, ya que consideran que la seguridad en aquella zona es importante para los intereses de seguridad aliados.
Va a resultar dif¨ªcil adoptar un nivel de ambici¨®n que cubra eficazmente tantas prioridades, y no s¨®lo por razones presupuestarias sino por la falta de capacidades cr¨ªticas. Acostumbrados a desinvertir en una defensa colectiva que no se consideraba necesaria y esperando poder hacer lo mismo con la gesti¨®n de crisis una vez que concluyeran las grandes misiones internacionales, los aliados se ven ahora en la necesidad de seguir invirtiendo en capacidades cr¨ªticas que no disponen como la defensa antimisiles, la ciberdefensa, las operaciones especiales o la inteligencia. Para conciliar lo que necesitan con lo que se pueden permitir, los aliados, y la propia OTAN, se ven obligados a reestructurar sus fuerzas para primar las capacidades que precisan a costa de las que ya no son necesarias.
El ambiente de la cumbre no va a ser tan relajado como en anteriores ocasiones, porque todos los participantes se van a sentir atrapados entre sus opiniones p¨²blicas, que se sienten seguras y confiadas, y las realidades estrat¨¦gicas que indican lo contrario. Los jefes de Estado de la UE ya pasaron por esta situaci¨®n el pasado Consejo Europeo de diciembre de 2013, cuando se vieron obligados a reconocer que la Defensa importa para advertir a sus opiniones p¨²blicas de que su nivel de bienestar est¨¢ ligado a su seguridad y que no se pueden seguir reduciendo las dotaciones presupuestarias sin ninguna consecuencia.
Rajoy tendr¨¢ que llevar ideas para no volver con las manos vac¨ªas
Espa?a acude a la cumbre en una situaci¨®n dif¨ªcil porque su ubicaci¨®n geogr¨¢fica le coloca en primera l¨ªnea frente a la creciente inestabilidad geopol¨ªtica del Norte de ?frica, Sahel, Levante y Oriente Medio. A ello hay que a?adir su dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y que su esfuerzo presupuestario figura, tradicionalmente, entre los m¨¢s bajos de la OTAN, con lo que precisa la ayuda aliada para compensar su mayor exposici¨®n. Cuando el presidente llegue a Cardiff se va a encontrar con unos aliados que entienden la dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica de Espa?a, pero que consideran que la situaci¨®n es mala para todos, que sus opiniones p¨²blicas tambi¨¦n prefieren otros gastos y que Espa?a no se ver¨ªa en la situaci¨®n en que se encuentra si no hubiera disminuido su presupuesto m¨¢s que la media, incluso en los periodos de bonanza econ¨®mica. Algunos aliados, los que m¨¢s contribuyen, demandan al resto que cumplan con el objetivo de gasto del 2% del PIB de la OTAN y que dediquen un 20% del anterior a la adquisici¨®n y desarrollo de las capacidades cr¨ªticas que se necesitan, dejando entrever que los que no lo hagan perder¨¢n peso en el proceso de decisiones.
El presidente podr¨¢ cuestionar el criterio del 2% del PIB como indicador del esfuerzo, porque hay pa¨ªses, como Espa?a, que gastan mejor que otros su porcentaje y ponen a disposici¨®n de la OTAN capacidades militares expedicionarias que muy pocos aliados pueden permitirse. Tambi¨¦n podr¨¢ proponer que se rebaje el objetivo de gasto, que se ampl¨ªe el plazo para conseguirlo o que se vincule a partidas concretas, pero no podr¨¢ abandonar Cardiff sin ofrecer a sus aliados garant¨ªas de que va a mejorar su esfuerzo presupuestario y sin precisar qu¨¦ capacidades cr¨ªticas piensa aportar.
Los asistentes a la cumbre compartir¨¢n la preocupaci¨®n espa?ola por el Sur, pero le har¨¢n notar que tambi¨¦n hay otros aliados que se sienten particularmente expuestos por su cercan¨ªa a Rusia, Oriente Medio o Asia, y desean saber si cuentan con la solidaridad espa?ola. Adem¨¢s, y seg¨²n el nuevo enfoque de ¡°regionalizaci¨®n¡± de riesgos que se va a adoptar en Cardiff, la OTAN espera que los pa¨ªses m¨¢s expuestos lideren el esfuerzo necesario en cada regi¨®n. Por lo que si el presidente apela a la solidaridad aliada en el Sur, tendr¨¢ que comprometerse a ser solidario en otros escenarios y, adem¨¢s, manifestar cual va a ser la contribuci¨®n espa?ola a las iniciativas que la OTAN o una agrupaci¨®n de aliados podr¨ªan poner en marcha en el Sur, ya sea potenciar la defensa antimisiles o la seguridad mar¨ªtima, permitir el despliegue de fuerzas e infraestructuras de lucha contra el yihadismo o crear centros de excelencia en inteligencia o ciberdefensa regional (habr¨ªa que hacer cuentas sobre las nuevas contribuciones pero no hay que perder de vista los retornos econ¨®micos, industriales y de I+D+i que generan los nuevos ¨¢mbitos de seguridad y defensa).
Como se ve por la trascendencia de las decisiones a tomar y por las posiciones discordantes de partida, el presidente tendr¨¢ que ir a la cumbre de Cardiff con ideas y compromisos debajo del brazo si no quiere volverse de ella con las manos vac¨ªas.
F¨¦lix Arteaga es investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano
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