¡®Habemus¡¯ fara¨®n
El mandatario egipcio Al Sisi pretende construir un nuevo canal de Suez
Algo sucede en Egipto que todo el que lo gobierna se pone a hacer cosas a lo grande: Keops, la gran pir¨¢mide; Rams¨¦s II, el templo de Abu Simbel; Alejandro Magno, la ciudad que lleva su nombre; Julio C¨¦sar no construy¨® nada, pero quem¨® a lo grande: la gran biblioteca de Alejandr¨ªa. El visir al Badr Jamali erigi¨® la mezquita cairota de Al Azhar y, en tiempos modernos, Gamal
Abdel Nasser inici¨® la construcci¨®n de la presa de Asu¨¢n. Con estos antecedentes no es extra?o que quienes toman las riendas del Gobierno del milenario pa¨ªs en alg¨²n momento decidan pasar a la historia por alguna proeza arquitect¨®nica. En tiempos mucho m¨¢s recientes Anuar el Sadat erigi¨® un impresionante monumento al soldado desconocido y mil mezquitas. Su sucesor, Hosni Mubarak, hizo una nueva gran biblioteca de Alejandr¨ªa. Esperemos que a prueba de romanos. Sin embargo, el sucesor de Mubarak, el islamista Mohamed Morsi ¡ªel primero de toda la lista elegido democr¨¢ticamente¡ª, no tuvo tiempo ni de pensar en reformas arquitect¨®nicas porque fue depuesto por un golpe de Estado encabezado por Abdelfat¨¢ al Sisi, quien ahora dirige el pa¨ªs desde su despacho presidencial.
Pues bien, no han pasado ni tres meses desde que, tras ganar unas pol¨¦micas elecciones, Al Sisi jurara el cargo y el mandatario egipcio ya ha anunciado una obra fara¨®nica. Se trata de construir un nuevo canal de Suez con unas cifras que marean a cualquiera menos a los arquitectos egipcios, acostumbrados desde hace milenios al tama?o extragrande: una longitud en el desierto de 72 kil¨®metros ¡ªcon casi la mitad de ¡°excavaci¨®n en seco¡±¡ª, t¨²neles, ampliaciones, expansiones y el proyecto final de crear un ¨¢rea comercial de 76.000 kil¨®metros cuadrados junto al canal.
Egipto atraviesa importantes dificultades pol¨ªticas y econ¨®micas. El pa¨ªs, de 80 millones de habitantes, depende de la ayuda econ¨®mica internacional, en especial la estadounidense, para mantenerse a flote, es escenario de graves tensiones entre la mayor¨ªa musulmana y la minor¨ªa copta y en algunas zonas, como el Sina¨ª, Al Qaeda campa a sus anchas. El canal, sin duda, es importante estrat¨¦gicamente y como fuente de ingresos, pero las prioridades del gran pa¨ªs mediterr¨¢neo son otras. Al Sisi lo sabe, pero ha sucumbido al sue?o de los faraones.
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