Ni?os, emigrantes y solos
La llegada de menores que cruzan el estrecho por su cuenta supone un nuevo desaf¨ªo para las pol¨ªticas migratorias
Emigrar es para miles de personas una penosa y muchas veces peligrosa peripecia que con frecuencia termina en un periodo de internamiento en un centro de retenci¨®n y la posterior deportaci¨®n. Al reto que supone dar un tratamiento justo y equilibrado a la llegada masiva de inmigrantes en situaci¨®n irregular se a?ade ahora qu¨¦ hacer con un nuevo fen¨®meno que amenaza con adquirir proporciones dif¨ªciles de manejar: la llegada de ni?os menores de edad, solos e indocumentados.
En 2013 se contabilizaron solo en Andaluc¨ªa m¨¢s de doscientos casos, a los que hay que a?adir otro centenar largo en lo que va de a?o. Son ni?os que han atravesado el estrecho de Gibraltar en los bajos de un cami¨®n, camuflados en alg¨²n barco o en precarias embarcaciones. La inmensa mayor¨ªa son muchachos de origen marroqu¨ª, y aunque la mitad tienen m¨¢s de 16 a?os, tambi¨¦n los hay de ocho y nueve, lo que da idea de la conmovedora realidad que les empuja a aventurarse hacia lo desconocido.
Por eso, si es siempre importante en el drama de la inmigraci¨®n forzada aplicar la ley de la forma m¨¢s humanitaria posible, m¨¢s lo es sin duda en el caso de estos ni?os que, en raz¨®n de su mayor vulnerabilidad, precisan de protecci¨®n especial.
Los protocolos establecen que se haga cargo de ellos un centro de protecci¨®n de menores y que a los que tienen menos de siete a?os se les procure una familia de acogida. Es un signo de la altura moral de un pa¨ªs que haya, como ocurre en Espa?a, suficientes familias dispuestas a dar cari?o y cobijo a estos ni?os hasta que se resuelva su situaci¨®n legal. Este enfoque no debe ocultar, sin embargo, la dificultad que puede entra?ar la gesti¨®n de este nuevo problema si, como ha ocurrido en EE?UU, adquiere proporciones mayores.
M¨¢s de 60.000 menores han llegado a EE?UU desde Centroam¨¦rica y M¨¦xico en menos de un a?o. A nadie se le oculta que una actitud permisiva puede propiciar un efecto llamada que agrave el problema. Combinar, como anunci¨® el presidente Obama, la compasi¨®n con la aplicaci¨®n estricta de la ley es la mejor forma de encarar esta situaci¨®n de emergencia. Pero no hay que olvidar que para evitar que vaya a m¨¢s, lo que hay que hacer es actuar sobre las causas.
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