Bobby: ¡°Carezco del encanto Kennedy¡±
Salen a subasta cartas in¨¦ditas de Robert y del expresidente de Estados Unidos que desvelan sus miedos e inquietudes
A los 16 a?os, Robert F. Kennedy distaba mucho a¨²n de ser el conquistador en la pol¨ªtica ¡ªy presuntamente tambi¨¦n en la cama¡ª que lo caracterizar¨ªa un par de d¨¦cadas m¨¢s tarde, cuando estuvo en el centro del poder en Washington. Por aquel entonces, el mundo todav¨ªa estaba sumido en la Segunda Guerra Mundial y Bobby Kennedy no era m¨¢s que un estudiante en su etapa de Secundaria lleno de las inseguridades t¨ªpicas de la adolescencia, unidas a la arrogancia que tambi¨¦n suelen acompa?ar esos dif¨ªciles a?os. Todo ello mezclado con la preocupaci¨®n por sus hermanos que en ese entonces estaban prestando servicio militar, entre ellos el futuro presidente de Estados Unidos John F. Kennedy.
Una casa de subastas se dispone a vender este mes en Boston al mejor postor un paquete de cartas hasta ahora in¨¦ditas escritas por Bobby Kennedy entre los a?os 1941 y 1945 a su amigo Peter MacLellan. En ellas, el s¨¦ptimo de los nueve hijos de Joseph y Rose Kennedy, asesinado en 1968 cuando aspiraba a la presidencia de Estados Unidos tras el magnicidio de su hermano ocurrido cinco a?os antes, revela entre otros temas su temor a no haber heredado el ¡°encanto Kennedy¡± que tan irresistibles parec¨ªan hacer a los hombres de una familia que marc¨® la pol¨ªtica y la sociedad estadounidense en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
¡°Persigo como loco a las mujeres, pero parece que carezco del encanto Kennedy, porque todav¨ªa no he encontrado a una chica a la que le guste¡±, le escribe Bobby Kennedy a su amigo en una misiva fechada el 3 de julio de 1944. ¡°Pero no tiro la toalla f¨¢cilmente y ah¨ª sigo, intent¨¢ndolo¡±, agrega el joven al que a?os m¨¢s tarde se le atribuir¨ªan romances con la deseada Marilyn Monroe e incluso con su cu?ada Jackie Kennedy.
En otra de las cartas, Bobby tambi¨¦n lamenta la falta de apreciaci¨®n por sus aptitudes deportivas. ¡°El f¨²tbol va fatal porque hay un tipo que juega tan bien como mi hermano Teddy (el senador Edward Kennedy, fallecido en 2009) y el entrenador piensa que es mejor que yo. Supongo que nadie aprecia mis verdaderas cualidades, todos se pueden ir al diablo¡±, exclama. Las 18 cartas, conservadas en sus sobres originales, seg¨²n destaca la empresa subastadora, RR Auctions, estuvieron todos estos a?os guardadas celosamente por el receptor de las misivas en un escritorio en su dormitorio. El hoy d¨ªa nonagenario MacLellan justific¨® al peri¨®dico The Boston Globe su decisi¨®n de sacarlas ahora a subasta: ¡°Tengo 90 a?os. ?Cu¨¢nto m¨¢s voy a vivir? Siempre sent¨ª que era hora de hacer algo por Bobby. Antes de morir¡±.
La misma subastadora tambi¨¦n se apresta a vender al mejor postor otro paquete de cartas in¨¦ditas de John F. Kennedy, dirigidas a la familia de uno de sus dos compa?eros fallecidos, Harold W. Marney, cuando la patrulla torpedera PT-109 que comandaba el futuro presidente en el Pac¨ªfico fue hundida por un destructor japon¨¦s, en agosto de 1943. Pese a resultar herido durante esa confrontaci¨®n, John F. Kennedy ayud¨® a diez de sus compa?eros supervivientes, un ¡°acto de hero¨ªsmo¡± que, recuerda el Globe, ayudar¨ªa a apuntalar a?os despu¨¦s su carrera pol¨ªtica.
Entre las cartas ahora puestas a subasta por los descendientes de la familia Marney est¨¢ la misiva en la que Kennedy, que entonces ten¨ªa 26 a?os, confirma a los padres del soldado la muerte de ¨¦ste y trata de consolarlos. ¡°Tienen el consuelo de saber que su hijo muri¨® al servicio de su pa¨ªs¡±, escribi¨® John F. Kennedy a la madre de Marney, quien a su vez un a?o m¨¢s tarde le mandar¨ªa un mensaje de condolencias a Kennedy por la muerte de su hermano mayor Joseph cuando un explosivo estall¨® antes de tiempo y destruy¨® su avi¨®n.
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