La end¨¦mica taca?er¨ªa de los millonarios chinos
Aunque China es el segundo pa¨ªs con m¨¢s ricos en el mundo, sus donaciones ben¨¦ficas solo representan un 4% de las de sus hom¨®logos estadounidenses Ahora Jack Ma, el hombre m¨¢s acaudalado del pa¨ªs, quiere dar ejemplo con la creaci¨®n de un fondo ben¨¦fico de 2.300 millones de euros. Pero no todos lo ven con buenos ojos
El altruismo no cala en China. Al menos entre quienes m¨¢s capital atesoran. Aunque el n¨²mero de multimillonarios no deja de crecer en el pa¨ªs de Mao al calor del desarrollo econ¨®mico, y 358 de sus ciudadanos amasan ya m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares seg¨²n el Informe Hurun de este a?o ¡ªcifra que solo supera EE?UU¡ª, sus donaciones filantr¨®picas suman una ¨ªnfima parte de las que protagonizan sus hom¨®logos estadounidenses. Los 10.000 millones de euros que los chinos m¨¢s adinerados destinaron a fines ben¨¦ficos en 2012 supusieron solo el 4% de la misma partida al otro lado del Pac¨ªfico. Claro que no sorprende si se tiene en cuenta que en el gigante asi¨¢tico solo trabajan 2.961 ONG, menos del 3% de las que operan bajo la ense?a de las barras y estrellas, y que ¨²nicamente el 30% se rige por normas de transparencia similares a las de Occidente.
El a?o pasado esa taca?er¨ªa se volvi¨® a certificar: los cien mayores fil¨¢ntropos chinos, cuyos activos superan los 200.000 millones de euros, destinaron solo 660 millones a la beneficencia. Una suma inferior incluso a la que donaron el fundador de Facebook y su esposa. Ni siquiera la agresiva campa?a que Warren Buffett y Bill Gates iniciaron en 2010 para promocionar la filantrop¨ªa entre los grandes acaudalados, a los que pidieron que leguen la mitad de su fortuna al morir, ha tenido ¨¦xito en el pa¨ªs comunista: ninguno de los 122 milmillonarios que han prometido hacerlo es chino.
Eso s¨ª, a los magnates de la segunda potencia mundial no les cuesta rascarse el bolsillo para hacer ostentaci¨®n o llevar a cabo en el extranjero adquisiciones tan impactantes como la del Edificio Espa?a de Madrid, que ha protagonizado este a?o uno de los hombres m¨¢s ricos de China, Wang Jianlin. Sus compras sin l¨ªmite han convertido al pa¨ªs en el segundo mayor mercado mundial del sector del lujo. Pero la brecha social que separa a la elite econ¨®mica del resto de los s¨²bditos del r¨¦gimen es cada vez mayor.
¡°Alguien tiene que hacer algo, y creo que nuestro deber es despertar a la gente que puede provocar un cambio¡±. As¨ª de contundente se mostr¨® Jack Ma, cofundador del gigante chino del comercio electr¨®nico Alibaba ¡ªel hombre m¨¢s rico del pa¨ªs con un patrimonio neto de m¨¢s de 16.500 millones, seg¨²n el ?ndice de Multimillonarios de Bloomberg¡ª, durante la presentaci¨®n en abril de su proyecto para crear un fondo ben¨¦fico de unos 2.300 millones, que apoyar¨¢ proyectos en los ¨¢mbitos de la sanidad y el medio ambiente, y que se financiar¨¢ con opciones de compra de la empresa. Esa suma supondr¨¢ un 2% de los activos de Alibaba. Pero sobre todo se convertir¨¢ en la iniciativa de cooperaci¨®n m¨¢s importante de Asia, y puede suponer un punto de inflexi¨®n en la visi¨®n que los poderosos chinos tienen de la caridad.
¡°Queremos vivir en un mundo con cielos m¨¢s azules, aguas m¨¢s limpias, y mayor acceso a una sanidad de calidad¡±, enumer¨® Ma. No obstante, ese ideal casi ut¨®pico se va a encontrar con muchas piedras en el camino. De hecho, hay quienes recelan de Ma porque consideran que esta s¨²bita muestra de altruismo no es m¨¢s que una campa?a de publicidad encubierta para mejorar la imagen de Alibaba antes de su estreno en la Bolsa de Nueva York, previsto este mes. Y el mensaje tampoco gusta en el Ejecutivo chino, que controla con pu?o de hierro a todas las ONG. ¡°No soy una persona pol¨ªtica¡±, se defendi¨® Ma poco despu¨¦s de anunciar que su intenci¨®n es influir en las iniciativas sociales de los dirigentes chinos.
Pero no parece que vaya a cundir su ejemplo. Y muchos se preguntan por qu¨¦. Xu Anqi, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Fudan, da algunas claves: ¡°La sociedad china sufre una importante carencia de empat¨ªa y de ¨¦tica que se suma a un exceso de desconfianza. Los millonarios no son una excepci¨®n. Muchos han amasado su fortuna por medios cuestionables y prefieren ser discretos. Adem¨¢s, China no alienta la caridad ¡ªlas donaciones no desgravan impuestos¡ª, carece de un marco legal que la regule ¡ªaunque se discute desde hace una d¨¦cada¡ª, y se ha visto sacudida por esc¨¢ndalos en organizaciones de gran reputaci¨®n¡±. El m¨¢s sonado estall¨® en 2011, cuando la joven Guo Meimei, cuyas fotos con todo tipo de productos de lujo la han convertido en adalid de lo peor de los nuevos ricos chinos, se hizo pasar por directora general de la Cruz Roja en China.
¡°Ser buena persona en China es muy dif¨ªcil¡±, sentencia Chen Guangbiao. Este multimillonario, a pesar de contar con un capital relativamente discreto, abandera la filantrop¨ªa china con sus sonadas campa?as, que incluyen desde destrozar un coche de lujo para impulsar el transporte p¨²blico a repartir dinero entre los m¨¢s necesitados. Y por su puesto ¨¦l tambi¨¦n se sum¨® al reto del cubo helado. Una acci¨®n que gener¨® pol¨¦mica cuando se dijo que Chen hab¨ªa hecho trampas y que los cubitos de hielo eran en realidad de pl¨¢stico. Algo que ¨¦l desminti¨®, y con una aclaraci¨®n a su favor: un experto escrut¨® el v¨ªdeo para un medio local chino y lleg¨® a la conclusi¨®n de que no hizo trampa.
¡°Quienes tienen buen coraz¨®n no hacen dinero en este pa¨ªs. Solo quienes estafan y sobornan tienen ¨¦xito, por eso la mayor¨ªa decide seguir su ejemplo. Pero est¨¢ en nuestras manos dar un vuelco a esta realidad¡±, reflexiona Chen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.