El cambio clim¨¢tico m¨¢s all¨¢ de 2050
Hacen falta medidas osadas para frenar el aumento de las emisiones de CO2
En pocos d¨ªas, el secretario general de la ONU presidir¨¢ una gran cumbre clim¨¢tica en la que se espera que jefes de Estado, alcaldes, instituciones y empresas anuncien novedosas y ambiciosas iniciativas para hacer frente al cambio clim¨¢tico en el corto y medio plazo.
Ser¨¢ adem¨¢s el momento de exponer la visi¨®n que el mundo necesita sobre este fen¨®meno: una visi¨®n clara, valiente y cient¨ªficamente sustentada. Hacen falta medidas urgentes y osadas para frenar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2020 y empezar a reducirlas a partir de esa fecha. Hay adem¨¢s que implementar pol¨ªticas que garanticen un desarrollo econ¨®mico sostenible.
Igual que un joven planifica su carrera; un alcalde, la evoluci¨®n demogr¨¢fica de su ciudad, o una empresa, su estrategia de negocio; necesitamos una visi¨®n clim¨¢tica de largo plazo para saber d¨®nde queremos estar dentro de medio siglo. Esa perspectiva de largo plazo pasa por lograr la neutralidad clim¨¢tica lo antes posible, dentro de la segunda mitad de este siglo.
El quinto Informe de Evaluaci¨®n del Panel Intergubernamental sobre Cambio Clim¨¢tico deja claro que, para mantener el calentamiento global por debajo de los dos grados cent¨ªgrados a finales de este siglo, hay que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o mantenerlas cerca del crecimiento cero.
Con ello se proteger¨¢ a los m¨¢s vulnerables de los efectos del cambio clim¨¢tico, de fen¨®menos que, como las olas de calor, las malas cosechas, las inundaciones o las sequ¨ªas, se est¨¢n intensificando, poniendo en peligro vidas y hogares. Si dejamos que las emisiones sigan aumentando, el clima podr¨ªa sufrir cambios irreversibles y muy da?inos para todos los sectores de la sociedad.
Seamos claros: la neutralidad clim¨¢tica no es un nirvana o un universo paralelo; es reducir dr¨¢sticamente las emisiones, de manera que s¨®lo emitamos lo que la Tierra es capaz de absorber.
Para lograrlo hemos de dejar atr¨¢s el modelo actual de sociedad, generador de altos niveles de gases de efecto invernadero. Hemos de apostar por los certificados de reducci¨®n de emisiones, descarbonizar progresivamente la econom¨ªa global para, al final, constituir una gran familia de estados clim¨¢ticamente neutros.
Un ecosistema sano es tambi¨¦n fundamental, porque la naturaleza juega un papel cada vez m¨¢s importante en la eliminaci¨®n del carbono de la atm¨®sfera.
Se trata, sin duda, del objetivo que debe guiar las decisiones de un presente que ambiciona construir el futuro
Se requieren importantes inversiones en energ¨ªas m¨¢s limpias y eficientes, tanto para alimentar el transporte como los edificios. Se necesitar¨¢n asimismo sistemas m¨¢s inteligentes para la restauraci¨®n de costas, bosques y suelos degradados.
En definitiva, esta forma de desarrollo es la m¨¢s econ¨®mica para todos porque nos evitar¨¢ los enormes costes potenciales de los efectos del cambio clim¨¢tico. Servir¨¢ adem¨¢s para generar empleo en la construcci¨®n de edificios y medios de transporte eficientes, as¨ª como infraestructuras y sistemas de gesti¨®n de recursos clim¨¢ticamente responsables.
Se trata de un esfuerzo ambicioso y que habr¨¢ que mantener en el tiempo, pero es sin duda el objetivo que debe guiar las decisiones de un presente que pretende construir el futuro.
Hoy por hoy, alcanzar la neutralidad clim¨¢tica puede parecernos una tarea colosal, sobre todo teniendo en cuenta que las emisiones siguen creciendo, a pesar del creciente uso de las energ¨ªas renovables, la mejora de la eficiencia energ¨¦tica y las iniciativas de gesti¨®n de recursos naturales como los bosques.
Sin embargo, ya hay pa¨ªses como But¨¢n, Costa Rica, Pap¨²a Nueva Guinea, Suecia o Suiza que est¨¢n dirigiendo sus econom¨ªas hacia ese objetivo, aplicando una visi¨®n de largo plazo.
Muchas ciudades, miembros de asociaciones como ICLEI o C40, se est¨¢n comprometiendo tambi¨¦n en el largo plazo a reducir sus emisiones en un 80%, un 90% y hasta un 100%. Es el caso de ciudades pioneras como Copenhague, Estocolmo, Oslo o Seattle. Numerosas empresas con visi¨®n de futuro est¨¢n siguiendo esta tendencia. Entre ellas hay grandes marcas de Internet, la alta tecnolog¨ªa o la banca.
Con la Cumbre del Clima alentada por el secretario general de la ONU se quiere elevar el nivel de ambici¨®n con vistas a la Conferencia sobre el Clima que se celebrar¨¢ en diciembre en Lima (Per¨²) y que ser¨¢ la antesala de la que tendr¨¢ lugar en Par¨ªs (Francia) a finales de 2015.
Las naciones convinieron que de Par¨ªs saldr¨¢ un nuevo acuerdo que marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s en la reducci¨®n de emisiones, y en la asistencia a los m¨¢s pobres y vulnerables a adaptarse a los efectos ya en marcha del cambio clim¨¢tico.
Pero como la ciencia ha dejado claro, el juego no termina aqu¨ª. Si lo que queremos es erradicar verdaderamente la pobreza y lograr un mundo m¨¢s seguro, hemos de mantener una visi¨®n a largo plazo sobre la neutralidad del carbono, una visi¨®n que se prolongue a la segunda mitad de este siglo.
S¨®lo as¨ª garantizaremos que los 9.000 millones de personas que habitar¨¢n la Tierra en 2050 tengan expectativas de vida reales e ilusionantes, en un planeta pr¨®spero y saludable tambi¨¦n para las generaciones futuras.
Christiana Figueres es secretaria ejecutiva de la Convenci¨®n Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico; Mario Molina es premio Nobel de Qu¨ªmica y presidente del Centro Molina de Energ¨ªa y Medio Ambiente, y Joseph Alcamo es director del Centro para la Investigaci¨®n de Sistemas Ambientales de la Universidad de Kassel y exjefe cient¨ªfico del PNUMA.
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