Ya no somos los mismos

Durante la transici¨®n se dise?¨® un sistema que obligaba a los partidos a agruparse y concentraba poder en las elites pol¨ªticas: ley d¡¯Hont, listas cerradas, partidos centralizados, junto al tema no abordado de la financiaci¨®n de los partidos, que est¨¢ en la ra¨ªz de la corrupci¨®n. Adem¨¢s, en la distribuci¨®n electoral de esca?os se tuvieron en cuenta correcciones territoriales. El resultado es que el Parlamento, representaci¨®n de la soberan¨ªa, no es ni de lejos una fotograf¨ªa de la voluntad popular, y los pol¨ªticos se rinden cuentas entre ellos, no ante los electores.

Pero la sociedad de hoy no es la misma, y lo que parecieron virtudes hace m¨¢s de 30 a?os, hoy no produce m¨¢s que efectos indeseados. Muy a menudo se plantea la regeneraci¨®n pol¨ªtica en t¨¦rminos de moralidad personal de los pol¨ªticos, la corrupci¨®n de los viejos y el adanismo de los nuevos, pero la pregunta es por qu¨¦ son esas personas las que han llegado a tener poder y, supuesta su honestidad originaria, qu¨¦ les ha pasado por el camino. A las personas habr¨¢ que pedirles responsabilidades individuales, porque se han corrompido, pero si no reformamos el sistema que los ha seleccionado y aislado de la sociedad, lo que venga ser¨¢ lo mismo.¡ª Ram¨®n S¨¢nchez Ram¨®n.?