El arte de educar
Son padres y profesores. imparten conocimientos en casa y en el aula. Ante el convulso panorama de la ense?anza, los docentes nos dan sus claves para fomentar el aprendizaje
Alba tiene 14 a?os y es hija de Luc¨ªa Mart¨ªn-Retortillo, profesora de secundaria, a quien ha intentado convencer de que el Holocausto nunca existi¨®. ¡°Me cost¨® meses quitarle la idea de la cabeza; hab¨ªa le¨ªdo muchos art¨ªculos en Internet donde se aseguraba que todo era mentira, y para ella ah¨ª est¨¢ la verdad suprema¡±. Luc¨ªa tuvo que recurrir a la historia familiar para neutralizar la confusi¨®n: ¡°Tenemos una t¨ªa abuela superviviente del exterminio¡±.
Esta profesora biling¨¹e, que comparte plaza con otra colega, se ha ido al paro en junio (en verano los interinos como ella han sido despedidos), y volver¨¢ a ser contratada en septiembre. ¡°Intento no quejarme demasiado, porque hay quien comparte cuartos de plaza, pero nos est¨¢n convirtiendo en jornaleros de la educaci¨®n¡±, se lamenta esta nieta y bisnieta de profesores, cuyos apellidos se fusionaron a principios del siglo XX para perpetuar una saga de maestros en Extremadura.
La de Luc¨ªa es solo una de las historias que subyacen tras los compromisos de contenci¨®n del gasto p¨²blico del Gobierno. El Ejecutivo espa?ol ha asegurado ante la Uni¨®n Europea que el presupuesto de Educaci¨®n ¨Cel 5% del PIB en 2011¨C se reducir¨¢ al 3,9% en 2015. ¡°El Ministerio de Educaci¨®n se acoge al argumento del umbral de inversi¨®n. Es decir, que una vez alcanzado un nivel de recursos, una reducci¨®n no va a repercutir en el alumnado¡±, explica el soci¨®logo Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez Garc¨ªa, que cree que los recortes no se notar¨¢n en un curso. ¡°Los veremos dentro de un decenio, en los chicos que hoy tienen siete y ocho a?os¡±. Esa es la edad del hijo mayor (y tambi¨¦n alumno) de Diego Bragado, profesor de educaci¨®n f¨ªsica. ¡°En clase es extraordinario, pero en casa se vuelve m¨¢s rebelde¡±, admite su padre, que ha encontrado en el deporte un arma para educar.
Intento inculcarles el compa?erismo, pero es dif¨ªcil: ellos ven otra cosa en televisi¨®n"
Cada vez que se publica un informe PISA (Programa Internacional para la Evaluaci¨®n de Estudiantes), la opini¨®n p¨²blica acaba con la impresi¨®n de que Espa?a sigue a la cola de los pa¨ªses de la OCDE (Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®micos). El informe PISA 2012 asegura que uno de cada seis alumnos no sabe interpretar una factura, lo que supone que cinco s¨ª pueden hacerlo. Pero, por alg¨²n motivo, esto no es lo que se destaca. Cada nueva edici¨®n del estudio es una bofetada a la autoestima y una nueva raz¨®n para fustigarse: ¡°?Menudo desastre!¡±.
Pero hasta a los evaluadores de PISA les sorprende el discurso que tenemos sobre nosotros mismos. ¡°Somos peritos expertos en desanimarnos¡±. Lo dice ?ngel Gabilondo, que fue ministro de Educaci¨®n entre 2009 y 2011. ¡°En otros pa¨ªses se hace una lectura enfocada a mejorar lo que hay, pero aqu¨ª buscamos lo que no va bien y lo utilizamos para justificar nuestras posturas. En lugar de evaluar para mejorar parece que se eval¨²a para tener raz¨®n¡±.
Seg¨²n Gabilondo, PISA no es ¡°el criterio definitivo para valorar la educaci¨®n¡±. ¡°A la OCDE solo le interesa medir la relaci¨®n de los estudios con el sistema productivo y la educaci¨®n es mucho m¨¢s que eso¡±. Adem¨¢s, le sorprende el corto tiempo que transcurre entre la publicaci¨®n del informe y las opiniones apocal¨ªpticas: ¡°Pienso: ¡®?pero qu¨¦ r¨¢pido leen!¡¯ Hay que mirarlo despacio para ver las cosas buenas: nuestro sistema es m¨¢s inclusivo que otros, y escolariza a los ni?os desde los tres a?os¡±, dice el autor de Darse a la lectura (RBA, 2012).
No son pocos los profesores que ven en el modo de airear el informe una intenci¨®n de desacreditar a la escuela p¨²blica y justificar los recortes. Francisco Arenas Garc¨ªa ense?a lengua y literatura en un instituto de Castilla-La Mancha, la comunidad aut¨®noma que m¨¢s ha afilado la tijera con el presupuesto educativo (31,3%, seg¨²n un estudio de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios). Este profesor cuenta que a veces no se puede conectar a Internet en el instituto porque no funciona el wifi. ¡°Eso te estrangula la clase¡±, lamenta. Y agrega: ¡°Antes ten¨ªamos cerca de veinte centros de formaci¨®n para el profesorado, hoy queda uno y es online. Todos esos recortes nacen de una mala interpretaci¨®n de los resultados del informe PISA y del prop¨®sito de dar una visi¨®n anquilosada y funcionarial de la ense?anza p¨²blica frente a la sociedad pretendidamente din¨¢mica, privada y eficiente que hay que vender ahora¡±.
A este maestro no le sorprende nada la poca comprensi¨®n lectora que, seg¨²n el PISA, tienen los espa?oles. ¡°Falta h¨¢bito de lectura y tiempo para leer¡±, resume. Su hijo Daniel, de 13 a?os, ejerce de conejillo de Indias de sus clases. ¡°Lee los libros antes de que yo los recomiende a mis alumnos y va descartando. El ¨²ltimo que se cay¨® del cartel fue No es un crimen enamorarse (Edeb¨¦, 1995). ¡°Demasiado cursi para mi gusto¡±, zanja el chaval. Es el modo que Francisco y Carmen, su esposa, tambi¨¦n profesora, han encontrado para que no se pase el d¨ªa pegado al m¨®vil y llegue a ser un gran lector. El profesor da a leer a sus alumnos dos libros por trimestre. Muchos le confiesan que son los ¨²nicos que van a tocar en todo el curso.
Luc¨ªa Mart¨ªn-Retortillo ha encontrado otra f¨®rmula para seducir a sus alumnos. ¡°Les pido que hagan la p¨¢gina web y se ocupen del blog de la asignatura. ?No te imaginas c¨®mo ha cambiado su actitud al sentirse ¨²tiles!¡±. Diego Bragado siempre ha jugado al f¨²tbol con su clase y en sus 19 a?os de maestro ha notado algunos cambios. ¡°Ahora se quejan m¨¢s, est¨¢n tensos y nerviosos, reproducen los patrones de sus ¨ªdolos, sobre todo de Messi y Ronaldo. Intento inculcarles el compa?erismo y que se debe competir sobre todo con uno mismo, pero reconozco que cada vez cuesta m¨¢s: ellos ven otra cosa en la televisi¨®n¡±.
En los pa¨ªses de la OCDE m¨¢s del 30% de los profesores creen que su trabajo es valorado por la sociedad. Sin embargo, en Espa?a eso solo lo piensa el 8% de ellos. Lo curioso es que si se examina la encuesta del CIS de 2013 sobre las profesiones, los docentes, despu¨¦s de los m¨¦dicos, son los mejor valorados. ¡°Hay que abandonar los discursos que descalifican al profesor¡±, reflexiona Gabilondo, ¡°basta ya de decir que no trabajan y que solo piensan en las vacaciones¡, es demoledor e injusto¡±.
Al despacho de J. M. Ord¨®?ez, director de un instituto de Madrid, entr¨® una tarde un padre como una tromba y le dijo aquello de ¡°no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando¡±, para luego rematar: ¡°?Muerto de hambre!¡±. A Luc¨ªa los padres de sus alumnos la han hecho llorar y le han grabado conversaciones. Este curso una madre la amenaz¨® por suspender a su hija: ¡°?Por tu culpa tendr¨¦ que pasarme el verano estudiando con ella!¡±. Varias comunidades aut¨®nomas, entre ellas Madrid y Castilla-La Mancha, han tenido que aprobar leyes de autoridad del profesorado para apuntalar por decreto el respeto a los docentes.
A partir de la segunda mitad del siglo XX, explica el fil¨®sofo Jos¨¦ Antonio Marina, empieza una crisis de autoridad que afecta a todas las instituciones, desde la Iglesia hasta el Estado. ¡°Antes el maestro, igual que el juez o el sacerdote, inspiraba respeto solo por el hecho de serlo. Hoy todo eso se ha perdido. Cada profesor tiene que ganarse la autoridad y nadie le ense?a c¨®mo¡±. Las conclusiones del informe Talis 2013 (el Estudio Internacional sobre la Ense?anza y el Aprendizaje, elaborado por la OCDE) sugieren que los profesionales espa?oles tienen pocos referentes para mejorar su trabajo. Un 36% nunca ha sido sometido a una evaluaci¨®n docente formal y externa de su labor y la mayor¨ªa (el 87%) no ha observado la clase de otro profesor.
Tienen m¨¢s clara la autoridad del profesor. En casa nos cuesta mantener la calma"
Lo que s¨ª ha visto pasar Francisco Arenas en veinte a?os de experiencia han sido leyes educativas. ¡°Me inici¨¦ con la LOGSE, luego vino la LOE, despu¨¦s la LOCE que no lleg¨® a aplicarse. Ahora no sabemos si entrar¨¢ en vigor la LOMCE¡±. Para la profesora Florencia Montes estos cambios solo son ¡°reformas que ponen el acento en la estructura acad¨¦mica ¨Ca?adir m¨¢s o menos horas de matem¨¢ticas, de lengua o de religi¨®n¨C, pero que no inciden en el modo en que los profesores ense?an¡±.
En sus 33 meses como ministro ?ngel Gabilondo intent¨® llegar a un pacto que pusiera la educaci¨®n a salvo de avatares pol¨ªticos y econ¨®micos. ¡°Las circunstancias no fueron favorables, pero creo que llegamos lejos¡±. Un a?o estuvo intentando acercar posiciones. ¡°Cuando hubo m¨¢s de 150 acuerdos ped¨ª una postura concreta y se me comunic¨® que no se iba a firmar. Por eso siempre digo que fue un acuerdo adoptado y no firmado¡±. Le quedaron claras tres moralejas: ¡°El activismo legislativo es malo, la estabilidad normativa es decisiva y el cambio permanente desconcierta¡±.
En medio de la tormenta, intentando llevar firme el tim¨®n, est¨¢n los padres. Luc¨ªa Mart¨ªn-Retortillo cree que bregar a diario con 150 j¨®venes le ha dado tablas para tratar con Alba. Su ¡°adolescente particular¡± aparece por la puerta vestida para salir con sus amigos. ¡°Ser¨ªa bueno que nos dieras tu opini¨®n¡±, sugiere Luc¨ªa. Alba ha enviado una carta con sus ideas al ministro Wert. Pero hoy no es un buen d¨ªa, prefiere seguir con su plan inicial: ¡°?Adi¨®s, mam¨¢!¡±, dice mientras cierra la puerta.
En 2007 Jos¨¦ Antonio Marina fund¨® la Universidad para Padres (www.universidadparapadres.es) porque, dice, ¡°la situaci¨®n se ha complicado¡±. ¡°Tienen menos tiempo para educar, el aumento de familias monoparentales y reconstituidas ha acabado con la autoridad ¨²nica, que a veces era malsana, pero simplificaba la educaci¨®n¡±. Cuenta el fil¨®sofo que muchos padres quieren aprender a poner l¨ªmites a sus hijos. ¡°Es algo que les agobia much¨ªsimo. Piensan que los van a dejar de querer¡±.
A Florencia Montes le est¨¢ costando asumir que sus hijas crecen. ¡°Siempre digo que ahora la ni?ez dura menos y la adolescencia es eterna¡±. ¡°Es m¨¢s dif¨ªcil educar a tus propios hijos cuando eres profesor, creo que les exigimos m¨¢s¡±, dice Carmen Lacave, profesora universitaria. Y reconoce que requisa el m¨®vil a su hijo para que estudie. Su marido, Francisco Arenas, justifica la actitud: ¡°Conocer por dentro el sistema desmonta cualquier tipo de excusa que pueda utilizar¡±. Su hijo Daniel levanta la cabeza de la tableta para intervenir: ¡°Esto es insoportable, haces cualquier cosa y ya se enteran¡±. Por su parte, Diego Bragado opina que su doble condici¨®n de padre y docente no le deja desconectar. ¡°Los ni?os tienen m¨¢s clara la autoridad del profesor y en casa mantener la calma es complicado. Alguna vez he pegado un berrido y acabo pidiendo disculpas. Les digo que no siempre hago todo bien¡±.
Aprenden sobre la marcha y nadie se atreve a asegurar, al menos en su faceta de padres, ser un experto en el arte de educar. ¡°Los ingredientes del c¨®ctel est¨¢n claros¡±, concede Francisco Arenas, ¡°otra cosa son las proporciones, su combinaci¨®n y saber cu¨¢ndo es conveniente batir o agitar¡±.
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