La ¨²ltima tecnolog¨ªa se viste de seda
Visitamos San Francisco, donde el auge de los ponibles, 'gadgets' que act¨²an como prendas, ha provocado una alianza entre Silicon Valley y la alta costura
Martes 9 de septiembre. Emmanuelle Alt, directora de la edici¨®n francesa de Vogue, actualiza su Instagram. Est¨¢ en una presentaci¨®n a las afueras de San Francisco con Fabien Baron, uno de los directores creativos m¨¢s importantes del mundo. Tambi¨¦n por ah¨ª, Oliver Zahm, director y fundador de Purple Magazine, junto con otros tantos totes del mundo de la moda. Han venido por lo mismo que otros tantos miles de periodistas, curiosos y expertos: presenciar en primera fila el desvelo del ansiad¨ªsimo Apple Watch. La primera prenda inteligente de la casa. A la misma hora, a escasos 150 kil¨®metros de all¨ª, Intel presenta las prendas tecnol¨®gicas que ha dise?ado con la casa de moda Opening Ceremony. Poco parece importarle a los asistentes que en el otro extremo de la primera potencia mundial est¨¦ teniendo lugar el acontecimiento m¨¢s importante de los pr¨®ximos meses en la industria de la moda: la New York Fashion Week. Pero ellos est¨¢n aqu¨ª. En San Francisco. El mundo ha cambiado y ellos quieren ser los primeros en cambiar con ¨¦l.
"Hay 'gadgets' geniales, pero si los ponibles quieren perpetuarse necesitan un dise?o m¨¢s sofisticado. Para nosotros es el principio de una revoluci¨®n: hasta ahora moda y tecnolog¨ªa no se hab¨ªan encontrado de igual a igual". Matthew Woolsey, alto responsable del marketing digital de Barneys, la exclusiva tienda de ropa neoyorquina que vender¨¢ ponibles
El presente a?o est¨¢ poniendo todo su empe?o en ser el de los ponibles, esos inventos tecnol¨®gicos que tienen formato de prenda. Ocuparon casi toda la atenci¨®n del Mobile World Congress de Barcelona a finales del pasado febrero. Y el Apple Watch les ha dado un empuj¨®n clave. Pero la cosa trasciende a un reloj. Son gafas, anillos, pulseras. Pantalones. Jerseys. Miden las pulsaciones de nuestros corazones, se comunican con nuestros smartphones, tienen conexi¨®n propia a Internet y, por poder, pueden hasta calcular las calor¨ªas que quemamos al d¨ªa. Las posibilidades son infinitas y la revoluci¨®n est¨¢ ah¨ª, bordeando la l¨ªnea de salida.? En 2013 exist¨ªan en el mundo algo m¨¢s de dos mil millones de dispositivos tecnol¨®gicos, en 2020 los ponibles podr¨ªan disparar esa cifra hasta los cincuenta mil, seg¨²n predicciones de Intel. Solo hay un problema: los vistos hasta ahora son, est¨¦ticamente, poco seductores.
Un reloj inteligente puede enviar a la mu?eca del usuario informaci¨®n sobre vuelos, activando, parando y pasando canciones del reproductor obedeciendo a la voz o gestionando partes metereol¨®gicos. Pero en casi todos los modelos existentes impera el aspecto ortop¨¦dico al est¨¦tico. Llevarlas es m¨¢s pr¨¢ctico que favorecedor. Y si atra¨ªan a un p¨²blico, por el motivo que fuera, este era principalmente masculino.
Vemos clara la demanda de las mujeres, hasta ahora poco satisfecha porque el mundo del ponible ha estado gobernado por hombres Greg Mckelvy, jefe de marketing de Fossil Group, fabricante de productos para Armani, Burberry o Marc Jacobs, que ya est¨¢ fabricando sus primeros ponibles
"Hay gadgets geniales, pero si los ponibles quieren perpetuarse necesitan tener un dise?o m¨¢s sofisticado", apunta Matthew Woolsey, alto responsable del marketing digital de Barneys, la exclusiva tienda de ropa neoyorquina que vender¨¢ la colaboraci¨®n entre Intel y Opening Ceremony. "Para nosotros significa el principio de toda una revoluci¨®n que est¨¢ a punto de llegar: hasta ahora dise?o y tecnolog¨ªa no se hab¨ªan encontrado de igual a igual".
Y ah¨ª es donde la industria de la moda ha visto la oportunidad del siglo. Al fin y al cabo, est¨¢ compuesta por expertos en que todo cambie dos veces al a?o para que todo siga igual.
El martes, Intel anunci¨® inmediatas colaboraciones con Fossil Group, productores de pulseras, maletines, cinturones y todo tipo de complementos y al cargo de licencias de relojes para Armani, Michael Kors o Marc Jacobs entre otras muchas marcas. ¡°Queremos dar tambi¨¦n una experiencia a nuestros clientes que nos piden cada vez m¨¢s est¨¦tica y tecnolog¨ªa, estar conectados con los dem¨¢s, pero con un dise?o cuidado", anuncia Greg Mckelvy, jefe de marketing de Fossil Group. "Sobre todo vemos clara la demanda de las mujeres, hasta ahora poco satisfecha porque el mundo tecnol¨®gico ha estado gobernado por hombres¡±.
Ahora, lo que eleva el estatus de joven es el tamborilear de los pulgares en seg¨²n qu¨¦ smartphone. Lo deseable es la tecnolog¨ªa y no el ¨²ltimo vaquero reci¨¦n cosido
Hay mucho de supervivencia en este desembarco de la costura en Sillicon Valley. El gancho de la moda era simple: cada pantal¨®n, zapatilla o par de gafas de sol convert¨ªa a su usuario en algo. M¨¢s cl¨¢sico, m¨¢s hombre, m¨¢s delgado, m¨¢s conectado con su entorno, m¨¢s estilizado. Todo esto era verdad, antes. Ahora, lo que eleva el estatus de un mil¨¦nico [alguien nacido entre 1982 y 2004] es el simple gesto de tamborilear la pantalla de un smartphone con los pulgares. Es la tecnolog¨ªa y los gadgets, y no el ¨²ltimo vaquero reci¨¦n cosido, lo que hace que uno haga ese algo tan deseable e irritante a la vez que es molar.
Y es que de eso se han servido las marcas de moda. Molar ellas, para que moles t¨². Y desde hace unos cuantos a?os las empresas ubicadas en Silicon Valley y San Francisco han aprendido a molar por s¨ª solas, de otra manera mucho m¨¢s democr¨¢tica y poderosa. Y encima te conectan con los otros para que lo cuentes.
¡°Hay generaciones como los mil¨¦nicos que cubren de una forma innata sus necesidades tecnol¨®gicas antes que las est¨¦ticas. Y aunque tambi¨¦n haya modas en las tecnol¨®gicas, sin duda, estar a la ¨²ltima cada vez pasa m¨¢s por tener el iPhone que ciertos complementos o prendas¡± cuenta Danielle Wong, dise?adora UX de 31 a?os de San Francisco (UX significa algo tan intraducible como User Experience, un trabajo que tambi¨¦n est¨¢ de moda en la ciudad y que consiste en dise?ar la experiencia que va a recibir el usuario al interactuar con una web, aplicaci¨®n o programa. Es decir, la persona que piensa en qu¨¦ vas a sentir cuando abras en la pantalla de tu dispositivo la aplicaci¨®n que te acabas de descargar). Y remata: "La moda low cost y vintage puede sustituir perfectamente a las grandes marcas, pero con la tecnolog¨ªa eso no pasa". Con la tecnolog¨ªa lo que s¨ª pasa es que ha introducido la llamada electronic couture. Y est¨¢ aqu¨ª para quedarse.
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