Dario Fo: ¡°No hay conciencia social para sacar adelante el mundo¡±
Azote del poder pol¨ªtico y eclesial, el nobel italiano Dario Fo rescata la reputaci¨®n de la hija de Rodrigo Borgia en su primera novela tras toda una vida de puro teatro
El juglar de tradici¨®n medieval canta y pinta ahora, a sus 88 a?os, las virtudes de una dama mancillada desde el Renacimiento: Lucrecia Borgia.
Cinco siglos despu¨¦s de aquella ¨¦poca, Dario Fo (Sangiano, 1926) desenreda el entuerto de la infamia alrededor de la hija del papa Alejandro VI y asegura que casi todo ha sido mentira, que ella fue v¨ªctima de la corrupci¨®n y la ambici¨®n de su familia que la us¨® como una mujer-objeto. Que era casi todo lo contrario de lo que las lenguas viperinas han dicho hasta hoy.
¡°?Ahhh?¡±. Cruces se han hecho algunos, por ella y por quien lo cuenta.
?l se encoge de hombros en su casa rodeada de silencio, en una vera del camino de Sala di Cesenatico, en Bolonia, donde habla de su primera novela: Lucrecia Borgia, la hija del Papa, editada en primavera en Italia y prevista en Espa?a en noviembre bajo el sello de Siruela. Est¨¢ sentado en una mesa de comedor con el eterno gesto al borde de su sonrisa que lo ha acompa?ado desde ni?o y que no desapareci¨® ni cuando de joven fue alistado como miembro de la fugaz Rep¨²blica de Sal¨®, de Mussolini, y ya sigui¨® como pintor, arquitecto, dramaturgo, comediante, cr¨ªtico de arte y Nobel de Literatura en 1997.
Qui¨¦n iba a pensar que Dario Fo se convertir¨ªa en salvador y rehabilitador de una persona que representa parte de lo que ha denunciado y fustigado toda su vida. Pol¨ªtica e Iglesia. Precisamente ¨¦l: el Nobel rojo italiano, el creador y ciudadano comprometido con la sociedad, conciencia moral del mundo contempor¨¢neo y eterno invitador a la rebeli¨®n ha restituido la reputaci¨®n de la hija de Rodrigo Borgia. Ha reivindicado su humanidad, cultura, sensibilidad, inteligencia, coraje y desvelado su resquicio revolucionario. Ese es ¨¦l. A contracorriente para se?alar verdades y aqu¨ª como una met¨¢fora de su propia vida.
Su voz se ha serenado, pero sigue clara; su mirada se ha ensombrecido tras la muerte el a?o pasado de Franca Rame, su otra mitad en lo personal y art¨ªstico con quien estuvo los ¨²ltimos 60 a?os, y su lucidez est¨¢ intacta. No tiene prisa por contestar. Porque aunque el presente empuje al v¨¦rtigo, Fo marca su propio ritmo. Cada respuesta la empieza con el origen de todo, hace de ella una peque?a historia de principio a fin. Es un juglar. Fuera de casa, la llovizna revolotea los olores de esta frondosa regi¨®n italiana donde veranea, escribe y pinta. En ¨¦l fue antes el pintor que el escritor. Fue su primera vocaci¨®n. El hijo del ferroviario socialista y un ama de casa que quer¨ªa ser pintor. Varias veces ha dicho que sus pensamientos pasan siempre por la pintura y que cuando lo cercan las dudas y problemas pinta, pinta¡, y se hace la claridad.
?Dice que ten¨ªa aqu¨ª el cuadro de Lucrecia Borgia?
Aqu¨ª ten¨ªamos una reproducci¨®n del cuadro de Bartolomeo Veneto que ilustra la portada de la novela. Cuatro amigos pintores la hicimos. Si alguien no sab¨ªa que era una copia podr¨ªa pensar que era el original.
La novela se abre con una frase de Maquiavelo, contempor¨¢neo de Lucrecia: ¡°No son tan simples los hombres, y hasta tal punto obedecen a las necesidades del momento que aquel que enga?a encontrar¨¢ siempre alguien dispuesto a dejarse enga?ar¡±. Es una verdad. Las verdades nunca son absolutas, porque la misma realidad se encarga de desmentirla y contradecirla. Maquiavelo dec¨ªa que el pueblo que se defiende por s¨ª mismo y no tiene que ser defendido por armas extranjeras es un pueblo libre. Pero se ha demostrado con el tiempo que no basta con tener una armada propia.
?Cu¨¢ndo pens¨® en esa frase para la novela? En mitad del proceso de escritura. Soy fan¨¢tico de Maquiavelo. Tanto que s¨¦ de memoria muchas de sus frases c¨¦lebres. En esta novela ha sido fundamental volver a leer sus ideas sobre la rep¨²blica y las libertades europeas.
Y Dario Fo se adentra en la coincidencia de los Borgia, Maquiavelo y el Renacimiento, hasta llegar a la Lucrecia v¨ªctima de la corrupci¨®n. Ella en medio de un periodo que Fo reconoce no tan diferente al de ahora. Perplejidad al principio. Eso produjo su novela. Pero ¨¦l, que siempre ha ido a contracorriente y restituido la dignidad de los marginados, no iba a dejar de hacerlo ahora. Por mucho que fuera alguien en el centro del poder. La gran diferencia es que esta vez no ha cogido el curso de la actualidad, dice que ya ha hablado mucho del berlusconismo, por ejemplo, sino que ha remontado el r¨ªo de la vida.
Lucrecia es un ejemplo extremo de c¨®mo la difamaci¨®n, el rumor y la desinformaci¨®n cambian la imagen de una persona, y c¨®mo a pesar de los siglos el error no solo se mantiene sino que aumenta. S¨ª, especialmente en el ¨²ltimo siglo se ha destruido su dimensi¨®n humana, se han censurado sus virtudes y propagado una idea falsa sobre todo su comportamiento general.
Hay situaciones parecidas a las vividas en la ¨¦poca de los Borgia¡±
?Por qu¨¦ esa distorsi¨®n en los ¨²ltimos cien a?os? Porque se puso en funcionamiento una investigaci¨®n despiadada y sin control hist¨®rico, sin ning¨²n rigor, con declaraciones y documentaci¨®n irresponsable. Por ejemplo, su primer marido, Giovanni Sforza, fue acordado por su padre al a?o siguiente de haber sido elegido Papa para crear una gran alianza con la familia Sforza en Mil¨¢n. Pero una vez no fue necesaria esa alianza la separ¨®, ante lo cual los Sforza divulgaron la infamia de que Lucrecia manten¨ªa relaciones con su hermano C¨¦sar y su padre. Mucha gente se interes¨® en esa historia. Incluso autores isabelinos como John Ford dijeron: ¡°?Qu¨¦ pena que sea puta!¡±. Vista as¨ª, es una historia estupenda.
En el pr¨®logo usted se pregunta por qu¨¦ la familia Borgia nos atrae, y se contesta: ¡°Por la imp¨²dica carencia de higiene moral¡±. Antes era despiadada esta forma de ser y vivir, y era aceptada como algo positivo.
?C¨®mo ve esa higiene moral en estos tiempos? Es un esc¨¢ndalo el que ha producido nuestro ex primer ministro que atesoraba una colecci¨®n de mujeres y las ten¨ªa en una especie de residencia, listas para hacer el amor. Es un proxeneta. Era una organizaci¨®n, un espect¨¢culo como hab¨ªa antes. En el extranjero tambi¨¦n hay situaciones parecidas a las vividas en la ¨¦poca de los Borgia.
Puro teatro
Hijo de un ferroviario y un ama de casa, Dario Fo naci¨® el 24 de marzo de 1926 en Sangiano, Bolonia. De ni?o quer¨ªa ser pintor, una vocaci¨®n que ha combinado con el arte de contar. A los 17 a?os fue alistado como paracaidista en el Ej¨¦rcito nazi-fascista de la fugaz Rep¨²blica de Sal¨®, de Mussolini. En 1952 public¨® el primero de casi un centenar de libros: Poer Nano e altre storie. En 1954 se cas¨® con Franca Rame, la actriz, escritora y activista pol¨ªtica con la que trabaj¨® el resto de su vida, convertidos en referencia de la cultura y la izquierda italianas. Desde el teatro de la s¨¢tira, el humor, la irreverencia y la cr¨ªtica ha denunciado los abusos del poder y la Iglesia. En 1997 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.
Usted escribe que Lucrecia era consciente de lo que se dec¨ªa de ella. Y tuvo un valor inmenso de denunciar algunas de las cosas que vivi¨®. Como el descubrir que su padre no es su padre. Ella ten¨ªa 16 a?os cuando Rodrigo Borgia iba ser Papa y decidi¨® revelar la verdad. Lucrecia, entonces, lo recrimina y le dice cosas duras, se siente indignada por una ofensa moral. Esa actitud es importante porque en esa ¨¦poca nadie se permit¨ªa insultar a alguien con poder. Queda claro que esa chica ten¨ªa una conciencia moral alta. Ya casada con su tercer marido, Alfonso d¡¯Este, y convertida en duquesa de Ferrara en 1505, despliega su pasi¨®n por las artes y conocimiento cultural.
Lucrecia recuerda a tantas otras mujeres que han sido maltratadas por la historia, de una u otra manera, desde Cleopatra hasta Ana Bolena, pasando por Mar¨ªa Magdalena, y otras m¨¢s recientes y varias en la vida p¨²blica actual. Eso es producto de la literatura. Es m¨¢s importante una puta redimida que una mujer que no da ning¨²n esc¨¢ndalo. Nosotros no hicimos esta historia porque nos gustaran las intrigas, sino porque era una buena historia y vimos que se ha escrito mucho, pero todo tergiversado. Hay incluso telenovelas y series de televisi¨®n que han contado cosas obscenas del personaje; aunque lo m¨¢s obsceno es el ¨¦xito que ha tenido todo eso en la gente.
Lucrecia en espa?ol, Lucr¨¨cia en valenciano, Lucretia en lat¨ªn, Lucrezia en italiano. Es la nueva pasi¨®n de Dario Fo, en ella terminan y en ella empiezan casi todos sus caminos estos d¨ªas. Pero cuando ten¨ªa unos 26 a?os, en 1952, escribi¨® su primer libro: Poer Nano e altre storie. El atisbo del humor, la s¨¢tira y la cr¨ªtica de lo que habr¨ªa de ser aquel ni?o nacido a orillas del Lago Mayor, en la frontera con Suiza. El que quer¨ªa ser pintor mientras su cuadro v¨ªvido era crecer en cruce de culturas, costumbres, lenguas y ser testigo de diferentes formas de buscarse la vida. Contrabandistas que van y vienen, inmigrantes que con los estragos a¨²n de la I Guerra Mundial entran en Italia en busca de un mejor porvenir o trabajadores que llegan a su pueblo, Sangiano, atra¨ªdos por la industria del vidrio. Con aquel primer libro est¨¢ y se queda Franca Rame (1929-2013), hija de actores, con quien se casa en 1954 y enriquece su esp¨ªritu de actor, escritor y activista. Tanto que en 1958 crean la compa?¨ªa Dario Fo-Franca Rame. La semilla del futuro exitoso. Miles de representaciones, casi un centenar de obras (desde Muerte accidental de un anarquista, que lo convirti¨® en figura de la izquierda italiana; Aqu¨ª no paga nadie, actualizada tantas veces; Misterio bufo, su primer gran ¨¦xito internacional, hasta El an¨®malo bic¨¦falo, sobre Berlusconi, que podr¨ªa tener un diccionario suyo de definiciones como la de ¡°trilero de nivel c¨®smico¡±) y millares de declaraciones sobre el teatro y el teatro de la vida minado por la mala pol¨ªtica.
Tuve la suerte de tener una mujer excepcional, llena de coraje¡±
?Qu¨¦ opina de las mujeres que van tomando el liderazgo actual en diferentes pa¨ªses y del panorama que se abre al mundo con ellas en los altos cargos? Tuve la suerte de tener una mujer excepcional. Fue mi profesora, mi maestra en el teatro y la vida. Vivimos juntos, superamos dramas graves, ambos vivimos la violencia, la censura por parte del poder y la polic¨ªa. Estuvimos 16 a?os fuera de la televisi¨®n por temas que abord¨¢bamos. Incomod¨¢bamos. Franca Rame, sin falsa modestia, fue una mujer con una moral especial en los teatros. Ahora que ha salido esta novela de Lucrecia, muchos me han preguntado si es un homenaje a ella. Me he quedado perplejo, porque poner a Franca a ese nivel¡ Aunque hizo cosas con mucho coraje, cre¨® un grupo para ayudar a la gente de la c¨¢rcel, a sus familias. Quiero decir que Franca luch¨® y cuando hubo guerra entre ¨¢rabes e israel¨ªes escribimos juntos, pero quien llev¨® todo adelante fue ella. Ella sab¨ªa de la situaci¨®n de la mujer. El poder siempre quiso que ella lo pagara. Lo que me hizo a m¨ª el poder y la vida no es nada comparado con lo que le hicieron a ella (en 1973 fue secuestrada y violada por un grupo de extrema derecha). Esa es la verdadera presencia esc¨¦nica de Franca en mi vida.
Ella luch¨® por divulgar una cultura que ahora con la crisis econ¨®mica ha sido la primera damnificada. Ahora los gobernantes son pobres de mente.
?Ve alguna salida para que los Gobiernos o los estamentos privados apoyen la cultura? Solo Francia demuestra inter¨¦s en tener una inteligencia operativa respetando la cultura. Lo que hay aqu¨ª es una elecci¨®n. Nosotros hemos tenido un ministro de Econom¨ªa, Giulio Tremonti, que dijo que ¡°con la cultura no se come¡±. Nosotros, los italianos, ten¨ªamos un volumen de negocio importante. Cuando un mercader ven¨ªa a Venecia o Florencia o Roma no ped¨ªa el pago en oro, sino que ped¨ªa arte, cuadros. Justamente parece que pintar en tela viene de ah¨ª porque resultaba m¨¢s f¨¢cil y c¨®modo para ellos enrollar la pintura que llevarse una tabla. En cambio, ahora, todo es dinero, oro, aunque la verdad es que los ladrones no entienden de arte.
?Qu¨¦ puede hacer la ciudadan¨ªa, usted que tantas veces nos ha invitado con sus obras a no dejarnos pisotear? Nunca habr¨ªa que ceder¡ Incluso se juega el prestigio de los intelectuales. La poblaci¨®n, la ciudadan¨ªa, est¨¢ at¨®nita, ebria, borracha de promesas, de programas pol¨ªticos, de tener esperanza¡ (¡°?Pronto, pronto!¡±, saluda su hijo Jacopo, que acaba de llegar y se sienta a la izquierda de su padre, en un sill¨®n) ¡ El problema es c¨®mo salir de este impasse. La pregunta es de Premio Oscar¡ ¡°?C¨®mo salir!¡± ¡ sobre todo porque las cosas est¨¢n yendo al rev¨¦s, est¨¢n yendo de manera espantosa¡ ?Hay guerras!¡ Hemos llegado al punto en el que de un momento a otro podr¨ªa explotar una guerra mundial, por los intereses econ¨®micos de algunos pa¨ªses, como por ejemplo Rusia¡ Rusia quiere reconstruir otra vez su Imperio¡ Yo he notado que la gente no toma conciencia de esto, ni los periodistas. Putin, el jefe de la polic¨ªa secreta roja, est¨¢ jugando las cartas: la de la econom¨ªa, la de la energ¨ªa para, otra vez, obtener las tierras; y si es necesario usa el chantaje, y si no lo intenta con la violencia, con armas, con invasiones. Adem¨¢s, y sobre todo, tenemos los pa¨ªses ¨¢rabes que se matan unos a otros, y a los ni?os. Luego est¨¢ la situaci¨®n de ?frica que Estados Unidos no fue capaz de resolver. Hay un peque?o pa¨ªs que tiene en jaque al norte de Europa¡
Como las siete plagas de Egipto, ?cu¨¢les podr¨ªan ser esas plagas en el mundo contempor¨¢neo? En la antig¨¹edad los jud¨ªos estaban dominados por los egipcios, entonces Dios les mand¨® siete plagas, eso tiene un origen de venganza, claro, pero existe la paradoja¡ Las siete plagas tocaban la riqueza, la higiene moral, la corrupci¨®n¡ Son las mismas claves de la actualidad¡ La cuesti¨®n que m¨¢s se parece a las siete plagas es el hecho de c¨®mo se produjeron, c¨®mo llegaron, porque todav¨ªa ahora hay cient¨ªficos que investigan y discuten como locos intentando encontrar el porqu¨¦¡ por qu¨¦ la sociedad se encuentra en medio de estas dificultades. ?Qui¨¦n invent¨® la forma de destruir la econom¨ªa de los espa?oles, de los griegos? Los bancos son despiadados, el poder econ¨®mico internacional, las estafas de los bancos. En realidad, no se sabe qui¨¦n es el responsable. Se dice: ¡°Es el dinero¡±. Como ha dicho el Papa, ¡°esta sed de tener, de acumular, de aplastar a los otros, de someter¡±. Tambi¨¦n est¨¢n los c¨¢nones de siempre: la corrupci¨®n, el hecho de que haya una clase dominante que no paga los impuestos y, sin embargo, los pobres diablos s¨ª tienen que pagar. Pero, sobre todo, existe el inter¨¦s de llevar a toda la gente a la ignorancia. Intentan llevar el nivel cultural al m¨ªnimo porque as¨ª es m¨¢s f¨¢cil dominar. Porque la cultura es algo verdadero, la cultura aparta la violencia, la margina, margina la especulaci¨®n, hace razonar al hombre, le da una moral, le da una conciencia c¨ªvica. Pero ahora lo ¨²nico que parece urgente es ir tirando para vivir.
Dario Fo se gira hacia su izquierda y le pregunta a su hijo, tambi¨¦n escritor, director y actor: ¡°Dime qu¨¦ piensas t¨²¡±. Jacopo duda un momento, y contesta: ¡°Yo soy optimista. Nunca se ha visto en la historia del mundo que haya habido quinientas mil asociaciones solidarias. En Italia tenemos cinco millones de voluntarios: una familia italiana de cada cinco trabaja para los otros; una familia italiana de cada cinco ha adoptado a otra familia. Este es el motivo por el que la crisis en Italia se siente menos. Los italianos van por delante de los Gobiernos. Es un momento tr¨¢gico. Yo he escrito una serie de art¨ªculos sobre la matanza de ni?os, los terroristas isl¨¢micos, los terroristas israel¨ªes, Ham¨¢s¡ Cosas que parece que a nadie le importan. Hay un problema: la falta de humanidad. La revoluci¨®n hoy est¨¢ en que muchos se plantean cambiar su modelo de vida, un modelo econ¨®mico y de desarrollo diferente. Espero que seamos capaces de hacerlo¡±.
¨CEste es su pensamiento, dice el padre.
¨CUsted es pesimista, dice que no seremos capaces, responde el hijo.
¨CNo, no, no¡ Yo estoy de acuerdo con que existe una voluntad de salir adelante. Nosotros mismos, yo y mis compa?eros de trabajo, bueno, y todos los que son como nosotros, que piensan como nosotros, luchamos para salir de este impasse. Y no es siguiendo cada d¨ªa el proceso del Gobierno, de los Gobiernos, y esto vale para toda Europa. Para poder salvarnos es necesario volver al valor del ciudadano, a los valores de la generosidad. Ser capaces de alejarnos de la codicia, escapar de ese poder que quiere agarrar cada vez m¨¢s y m¨¢s, sin importarle nada. Es necesario dejar de lado el Gobierno, su cultura, su forma de mentir, sus f¨¢bulas¡ ?Basta! Empecemos a decir: ¡°No os creemos m¨¢s¡±; ¡°no os tenemos ninguna confianza, confianza cero¡ porque ?sois unos ladrones, sois corruptos, sois inventores de enga?os!¡±.
Y en su novela desenmascara cosas as¨ª, y ha querido contar la verdad de Lucrecia, pero ?qu¨¦ es la verdad hoy? Esta es una demostraci¨®n. Orwell dec¨ªa una cosa, y es justamente esta indignaci¨®n ante las cosas falsas, mal contadas aposta, la falta de moral en las propuestas, en lo que se dice. Yo digo: tal vez sea la situaci¨®n, el proponer este libro que escrib¨ª porque estaba indignado. Es bonito que en castellano sea una palabra que us¨¢is com¨²nmente, en italiano no, aunque yo la he usado siempre. Es muy importante que nos volvamos a escuchar, que se nos vuelva a escuchar ante la injusticia. Lo de Lucrecia fue una injusticia infame. Por eso es importante y necesario tener el coraje para decir la verdad. Yo he escrito todo lo que he escrito sobre tantos personajes por indignaci¨®n, por c¨®mo se cuentan determinadas historias. Me sorprende que esta sociedad no se indigne. No hay una conciencia social para llevar adelante el mundo.
Es la verdad de Dario Fo al escenificar su vida con historias del pasado y del presente, al ejemplificarla en una doble restauraci¨®n de Lucrecia, en un libro y en un cuadro: Lucrecia Borgia mira una margarita y otras florecillas silvestres que tiene entre sus dedos, alguien la llama, y ella responde solo mirando de soslayo. Su mirada casi severa mira de frente. ?Indignada? Nos mira.
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