Adormecimiento morboso

Han surgido partidos pol¨ªticos nuevos; de los viejos, unos se est¨¢n remozando,o eso intentan hacernos creer, y otros se mantienen anclados en sus ciegas creencias o intereses.

Cuando los observo, con sus paneg¨ªricos en loor de s¨ª mismos y sus denuestos con intenci¨®n de menoscabar al resto, me entra una desaz¨®n indescriptible. Todos, sin excepci¨®n, practican el mismo ¡°idioma¡±: se trata de luchar contra los otros, se trata de ganar a los contrarios, se trata de perpetuar ese engranaje que no habla de pa¨ªs ni de personas, sino de triunfos electorales. A nosotros, los ciudadanos, se nos concede el papel de ¨¢rbitros para decidir cu¨¢l es la mejor selecci¨®n; aunque, de inmediato, el que se alza con el triunfo nos retira el arbitraje y pasamos a ser ¡°el contrario¡± que dificulta sus intereses partidistas. ?No est¨¢n ustedes, se?ores pol¨ªticos, cansados de tanto guerrear? ?No est¨¢n ustedes, se?ores conciudadanos, hartos de seguirles el juego? Yo s¨ª. Pero disc¨²lpenme ustedes todos, quiz¨¢ yo sea la m¨¢s vil y perversa de las personas de este pa¨ªs morbosamente adormecido por creer que se construye mejor a favor que en contra. Tal vez deber¨ªa domesticarme con las arengas de los tertulianos fidelizados por los partidos pol¨ªticos, y ?viva el sopor!¡ª Maite Delgado Miranzo.?