Lo que pudo haber sido y no fue
Las brillantes propuestas de Obama se se han ido distanciando sin remedio de la realidad
El segundo per¨ªodo del presidente Obama se acerca ya a su ocaso, y ha llegado la hora de preguntarse si su figura no quedar¨¢ en la historia envuelta m¨¢s bien en un halo tr¨¢gico. El sentimiento de tragedia tambi¨¦n es no pocas veces fruto de la frustraci¨®n de quienes, desde la platea, albergaban la esperanza de ver al h¨¦roe alumbrado por los fulgores de la gloria y tienen que despedirse de ¨¦l en silencio, o con aplausos desganados. La nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue.
En El mayordomo, una pel¨ªcula tan lacrim¨®gena, Forest Whitaker interpreta al sirviente negro que ha estado junto a varios presidentes a trav¨¦s de las d¨¦cadas, poniendo la mesa en silencio y cepillando trajes. Una de las escenas lo muestra auxiliando a Lyndon Johnson, a quien vemos a trav¨¦s de la puerta entreabierta del retrete mientras puja con los pantalones abajo, v¨ªctima de estre?imiento cr¨®nico. Y en otra, el mayordomo, ya anciano, ve con los ojos llenos de l¨¢grimas por la televisi¨®n la ceremonia en que Obama es juramentado. Es su propia reivindicaci¨®n.
He ah¨ª el gran contraste, de donde nace la f¨¢bula posible: el primer presidente negro de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo. Antes, en el reparto de papeles, a los negros les tocaba servir de mayordomos del poder, o llorar la muerte de sus benefactores, de Abraham Lincoln, el ¨ªcono de la liberaci¨®n de los esclavos, a Franklin Delano Roosevelt, como en esa imagen cl¨¢sica del fot¨®grafo Ed Clark, el soldado negro que toca ba?ado en l¨¢grimas la tonada Goin¡¯home en su acorde¨®n, al paso del f¨¦retro del presidente.
El laureado director de documentales Michael Moore, ha dicho hace poco que Obama ¡°tan solo ser¨¢ recordado por ser el primer presidente negro de Estados Unidos¡±. Moore, cada vez m¨¢s un demagogo, a lo mejor est¨¢ en lo cierto. Pero quiz¨¢s m¨¢s que debido a su propia culpa, el fracaso del presidente est¨¦ siendo determinado por los anticuerpos que el poderoso establecimiento conservador gener¨® ante su llegada a la Casa Blanca, precisamente por ser negro.
Obama hizo una entrada triunfal bajo los reflectores y pareci¨® que ser¨ªa capaz de dar un vuelco a la historia, no s¨®lo porque muchos prejuicios quedaban atr¨¢s, y parec¨ªan imponerse por fin los fueros de una sociedad democr¨¢tica e igualitaria, compuesta de manera tan diversa como la de Estados Unidos; sino tambi¨¦n por su propuesta de tintes libertarios y liberadores, que iba desde las pol¨ªticas de migraci¨®n a la justicia social, y al cierre definitivo de la prisi¨®n de Guant¨¢namo en busca de restituir el respeto a los derechos humanos.
Ahora en las fotos aparece como un hombre viejo, encanecido bajo el agobio de las frustraciones, tan lejos ya de la m¨²sica de fiesta que acompa?¨® su entrada a la gloria
Pronto la ret¨®rica brillante del presidente, y sus frases para recordar, fueron distanci¨¢ndose sin remedio de la realidad, en medio de una feroz y enconada batalla dom¨¦stica donde la misi¨®n primordial del partido republicano, en manos de la facci¨®n fundamentalista del Tea Party, fue entorpecer todo lo que Obama hiciera y propusiera. Desde las tramoyas de esta conspiraci¨®n concertada, lleg¨® siempre un inconfundible aunque disimulado olor a racismo.
Quiz¨¢s su buena voluntad lo llev¨® a entrar con pie falso en el escenario, porque, al principio de su primer mandato, cuando tuvo la oportunidad de tomar iniciativas por su cuenta y llevar adelante los puntos esenciales de su programa de cambios, insisti¨® con terquedad en que no actuar¨ªa si no era por consenso, y con el apoyo republicano. Perdi¨® tiempo, lleg¨® al final del primer per¨ªodo, recibi¨® el beneficio de la duda de parte de los electores, pero despu¨¦s de ser electo de nuevo sigui¨® empantanado.
Y empantanado qued¨® tambi¨¦n en la escena internacional, la m¨¢s compleja que el mundo ha vivido en la historia reciente, del tradicional conflicto de Estados Unidos con Ir¨¢n al siempre renovado enfrentamiento entre Israel y Palestina, las primaveras ¨¢rabes que terminaron otra vez en dictaduras, o en anarqu¨ªa, como en Libia, la guerra de m¨²ltiples fuerzas en disputa en Siria, la trampa mortal que siempre ha sido Afganist¨¢n, el avance ruso hacia sus viejas fronteras imperiales en Ucrania, de por medio el cinismo sin miramientos de Putin, que no deja de poner nunca su cara impasible de jugador de p¨®quer.
Y ahora, el Califato isl¨¢mico repartido entre Irak y Siria, que se presenta como la peor de las pesadillas, llena de confusiones y atrocidades como todas las pesadillas que quitan el sue?o. Esta guerra de los drones contra los yihadistas seguramente tuvo que haberla peleado cualquier presidente de Estados Unidos; pero no ser¨¢ una cruzada capaz de hacer reverdecer sus laureles.
Nada extra?o que un presidente de Estados Unidos le herede a otro una guerra; pero Obama andar¨¢ ese camino final a tropiezos, con los focos de los reflectores apagados, siempre bajo el acecho intransigente y feroz de los fundamentalistas dom¨¦sticos que nunca quisieron haberlo visto en la Casa Blanca.
Ahora en las fotos aparece como un hombre viejo, encanecido bajo el agobio de las frustraciones, tan lejos ya de la m¨²sica de fiesta que acompa?¨® su entrada a la gloria de aquel reino de Camelot, mientras m¨²sica y reino se desvanecen en el aire cargado de infortunios.
Sergio Ram¨ªrez es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- Barack Obama
- Tea party
- Partidos conservadores
- Conservadores
- Estado Isl¨¢mico
- Asociaciones pol¨ªticas
- Estados Unidos
- Conflicto Sun¨ªes y Chi¨ªes
- Terrorismo islamista
- Norteam¨¦rica
- Islam
- Partidos pol¨ªticos
- Racismo
- Ideolog¨ªas
- Grupos terroristas
- Delitos odio
- Am¨¦rica
- Prejuicios
- Religi¨®n
- Terrorismo
- Conflictos
- Delitos
- Cultura
- Justicia