Cosas mal hechas
El Gobierno podr¨ªa haber trabajado mejor para afrontar con mayor eficacia el independentismo
Durante los dos a?os escasos desde que Artur Mas y Oriol Junqueras acordaran un programa que inclu¨ªa la convocatoria de una consulta, el Gobierno catal¨¢n ha dedicado ingentes esfuerzos y presupuestos a reivindicarla. Entre ellos destacan los dedicados medios p¨²blicos, encuadrados sin muchos remilgos en la propaganda gubernamental, y la coordinaci¨®n de todas las Administraciones gobernadas por el soberanismo en la celebraci¨®n del Tricentenario y su corolario de defensa del derecho a decidir y de la independencia.
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El esfuerzo desplegado en estos dos a?os de campa?a es inmenso, y m¨¢s si se a?aden las iniciativas municipales, los 40.000 socios de ?mnium Cultural y, sobre todo, los 35.000 de la Asamblea Nacional Catalana, que est¨¢ en el origen de las movilizaciones de los tres ¨²ltimos 11 de septiembre. El activismo de los partidarios de la independencia se combina con una alta administraci¨®n de la Generalitat perfectamente disciplinada, a la que el presidente Mas ha convocado al menos en dos ocasiones como si fueran los estados mayores de un ej¨¦rcito antes de entrar en combate. El propio presidente ha concedido multitud de entrevistas a medios p¨²blicos y privados, espa?oles y extranjeros.
Ante la pl¨¦tora comunicativa del frente soberanista, lo ¨²nico que ofrece el Gobierno de Mariano Rajoy ha sido el cumplimiento de la legalidad constitucional y las declaraciones ¡ªno siempre sutiles¡ª de algunos ministros. Al Ministerio de Asuntos Exteriores se deben, por ejemplo, torpes argumentarios difundidos por los servicios diplom¨¢ticos y algunas ¨®rdenes de polemizar o responder en las capitales internacionales, que contrastan con la competencia comunicativa, aunque no argumental, de los documentos del Gobierno catal¨¢n.
Hay ataques que son encajados con regocijo por quienes los reciben y eso es lo que ha producido la escasa y triste comunicaci¨®n gubernamental que ha intentado contrarrestar el torrente propagand¨ªstico de Mas. Frente a un conjunto compacto e insistente, omnipresente y persuasivo, que vende la idea de independencia como la panacea para todos los males, el Gobierno ha erigido ¡ªsobre la base de la inconstitucionalidad indiscutible del proyecto¡ª un sencillo e in¨²til conjunto vac¨ªo: nada.
Antes de una reforma de la Constituci¨®n, que acabar¨¢ imponi¨¦ndose como la ¨²nica salida a medio plazo, hay muchas cosas que se pod¨ªan haber hecho y no se han hecho:
> El Parlamento ha eludido hasta ahora el debate exhaustivo y a fondo que merece una aver¨ªa tan formidable en el consenso democr¨¢tico como la que revela la iniciativa de secesi¨®n.
> El presidente Rajoy se ha encerrado en su despacho o en r¨ªgidas comparecencias televisivas para evitar la confrontaci¨®n y las explicaciones. Nadie desde el Gobierno se ha planteado, al parecer, la necesidad de responder directamente, aqu¨ª y afuera, a los envites de Mas y Junqueras y de debatir con ellos, ya no la necesidad de una consulta, sino incluso la propia idea de independencia.
> Alguien, adem¨¢s, deber¨ªa haberles hecho frente con sus mismos instrumentos de comunicaci¨®n: en catal¨¢n, que es la lengua sentida como propia por la mayor¨ªa de los catalanes y as¨ª contemplada en el Estatuto. ?C¨®mo es posible que no se haga el esfuerzo ling¨¹¨ªstico que han sabido hacer tanto Juan Carlos I como Felipe VI, nuestros dos monarcas constitucionales?
Rajoy est¨¢ ganando una batalla que es la jur¨ªdica, y hay que celebrarlo. Pero ?qu¨¦ rendimiento pol¨ªtico obtendr¨¢ si ni siquiera se ha planteado ganarse los corazones y las mentes de la mayor¨ªa de los catalanes? Esa es, tambi¨¦n, la forma de ganar la batalla de la democracia y la constitucionalidad y atajar as¨ª el camino hacia ninguna parte que hemos emprendido todos los espa?oles a causa del proceso soberanista catal¨¢n.
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