De barrio vac¨ªo a ciudad verde
Una iniciativa propone rehabilitar el vecindario chipriota de Varosha, abandonado hace 40 a?os por la guerra civil. Las comunidades de origen griego y turco buscan ahora reconciliaci¨®n
¡°No conoc¨ª a un turcochipriota hasta que tuve 24 a?os¡±. Hasta entonces, los habitantes del norte de Chipre eran para Nektarios Christodoulou lo que dec¨ªan los libros de historia de su escuela: un grupo de nacionalistas tra¨ªdos por Turqu¨ªa para consolidar su dominio sobre la costa septentrional de la isla. Hoy, sin haber cumplido la treintena, Christodoulou lidera el proyecto Famagusta Eco City, una iniciativa para recuperar el barrio griego de Varosha, en la hist¨®rica ciudad turcochipriota de Famagusta, abandonado tras la intervenci¨®n turca de 1974. Junto a ¨¦l, j¨®venes de ambas comunidades trabajan para dejar atr¨¢s cuatro d¨¦cadas de fracasos pol¨ªticos y lograr la reapertura de Varosha, una decisi¨®n simb¨®lica que ayudar¨ªa a construir un futuro com¨²n en el ¨²ltimo rinc¨®n dividido de Europa.
¡°El objetivo es juntar a la gente alrededor de ideas y metas comunes para evitar el nacionalismo y las divisiones ¨¦tnicas¡±, subraya Christodoulou. Con esta premisa, los m¨¢s de 60 voluntarios de Famagusta Eco City llevan desde noviembre de 2013 perfilando lo que ser¨ªa una nueva Varosha: una urbe moderna basada en las nuevas tecnolog¨ªas y respetuosa con el medio ambiente. Para ello han conformado nueve grupos de trabajo guiados por el prestigioso profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts (MIT) Jan Wampler. Su propuesta pasa por convertir el actual amasijo de ruinas y recuerdos en una zona verde, eficiente en sus edificaciones y capaz de aprovechar el potencial cultural y tur¨ªstico de Famagusta, durante siglos uno de los puertos m¨¢s importantes del Mediterr¨¢neo.
El reto m¨¢s complejo de esta iniciativa ciudadana pasa por recuperar la confianza entre ambas comunidades, resquebrajada tras la divisi¨®n de la isla. ¡°Se trata de buscar espacios comunes, como el medio ambiente, para que ambas comunidades trabajen juntas¡±, explica la joven Vasia Markides, una de las fundadoras de Eco City. Este objetivo ya se ha conseguido. Desde que comenzaron las presentaciones p¨²blicas del proyecto, decenas de habitantes de Famagusta han vuelto a dialogar con miembros de la otra comunidad alrededor de una misma idea: la rehabilitaci¨®n de Varosha.
Aunque los principales aspectos de la propuesta ya est¨¢n perfilados, el proyecto est¨¢ a¨²n en fase embrionaria. "Es necesario seguir implicando a la sociedad civil¡±, repite Vasia. Temas como qui¨¦n habitar¨¢ el futuro barrio?deben ser aclarados antes de dar el siguiente paso. Mientras tanto, el fantasmag¨®rico vecindario permanece vac¨ªo, aunque miles de colonos turcos residen ahora en la ciudad. Varosha es territorio prohibido: la ONU s¨®lo permite el retorno a sus antiguos moradores grecochipriotas. Adem¨¢s, hacen falta nuevas donaciones para seguir adelante con el proyecto. Sus responsables calculan que para llevar a cabo la rehabilitaci¨®n ser¨¢n necesarios entre 2.000 y 10.000 millones de d¨®lares.
Eco City es la ¨²ltima de otras iniciativas surgidas en Famagusta para lograr la reapertura del vecindario abandonado. La denominada Iniciativa Famagusta, que agrupa a distintas asociaciones de la ciudad, propone que se permita la entrada libre en la zona prohibida para su recuperaci¨®n. Esto se har¨ªa, sugieren, a cambio de que el puerto de la ciudad ¡ªafectado por el embargo internacional a la autoproclamada Rep¨²blica Turca del Norte de Chipre (TRNC, por sus siglas en ingl¨¦s)¡ª pase a operar bajo regulaci¨®n de la Uni¨®n Europea, as¨ª como el reconocimiento del casco antiguo de la ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Cada paso ser¨¢ una ¡°terapia emocional para gente que vio interrumpida su vida hace 40 a?os¡±, resalta Christodoulou, quien insiste en que Eco City no es una idea pol¨ªtica, sino una forma de unir lo que el nacionalismo dividi¨®.
Este acuerdo supondr¨ªa un paso adelante en el proceso de reconciliaci¨®n en el pa¨ªs, lastrado por la desconfianza mutua entre ambas comunidades. Los sucesivos intentos para la reunificaci¨®n de la isla, incluido el liderado en 2004 por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, han fracasado y la isla contin¨²a a d¨ªa de hoy partida en dos. La denominada L¨ªnea Verde, un ¨¢rea de m¨¢s de 180 kil¨®metros gestionados por la ONU, mantiene separadas a ambas comunidades. ¡°Los anteriores procesos fueron negociaciones al margen de la sociedad, entre los l¨ªderes pol¨ªticos que se celebraban en habitaciones de edificios de la zona desmilitarizada¡±, explica el profesor Ahmet S?zen, responsable del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad del Este del Mediterr¨¢neo, quien como asesor del l¨ªder turcochipriota Mehmet Ali Talat form¨® parte de las delegaciones negociadoras.
En el ¨²ltimo a?o, amparados por Estados Unidos ¡ªinteresado en pacificar la zona para aprovechar el corredor energ¨¦tico del Mediterr¨¢neo y mejorar los lazos entre Turqu¨ªa e Israel¡ª, los l¨ªderes de ambas comunidades han retomado las conversaciones para la reunificaci¨®n. Pese a la declaraci¨®n conjunta del pasado 7 de febrero la soluci¨®n para el conflicto chipriota parece a¨²n lejana y las disputas por el gas offshore han vuelto a estallar recientemente. ¡°Hoy la sociedad no est¨¢ involucrada. El proceso necesita enganchar a la sociedad construyendo paralelamente a las negociaciones de paz proyectos que ayuden a construir la confianza entre ambas partes¡±, insiste el profesor S?zen. Para eso es necesario seguir dando pasos hist¨®ricos como el logrado en 2008 con la apertura del paso fronterizo de la bulliciosa calle Ledra del centro de Nicosia, ¨²ltima capital dividida de Europa tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, y, sobre todo, reconstruir la confianza entre ambas comunidades. ¡°Varosha podr¨ªa ser un hito para impulsar el proceso de paz¡±, tercia la joven Vasia Markides.
La reapertura del distrito cuenta con muchos apoyos. Adem¨¢s de la sociedad civil, representada en distintas iniciativas, tambi¨¦n el ayuntamiento de Famagusta conf¨ªa en encontrar pronto una soluci¨®n: ¡°El 90% del potencial tur¨ªstico de la ciudad est¨¢ en Varosha. Su recuperaci¨®n ser¨ªa un beneficio para todo el pa¨ªs¡±, afirma Simge Okburan, portavoz del ayuntamiento de Famagusta, donde se ubica el castillo que inspir¨® el Otelo de Shakespeare. Aunque en los ¨²ltimos a?os algunos hoteles han vuelto a abrir sus puertas a ambos lados de la playa de Glossa, se acercan apenas algunos curiosos, m¨¢s atra¨ªdos por la leyenda de la ciudad fantasma que por sus playas de arena blanca.
Tambi¨¦n la comunidad grecochipriota, que cuenta con un alcalde propio en el exilio, anhela una soluci¨®n: ¡°Varosha es un elemento muy importante para cambiar la din¨¢mica en la b¨²squeda de una soluci¨®n para Chipre. Su transferencia a la ONU para comenzar a recuperar la zona ser¨ªa una se?al muy poderosa para la b¨²squeda de una soluci¨®n. Permitir¨ªa a ambos pueblos trabajar juntos. Adem¨¢s, 30.000 grecochipriotas podr¨ªan volver sus casas, sin afectar a nadie m¨¢s¡±, afirma Andreas Mavroyiannis, negociador jefe grecochipriota para el proceso de reunificaci¨®n. Su hom¨®logo turcochipriota, Kudret ?zersay, mantiene una posici¨®n diametralmente contraria: ¡°Si quitas un aspecto de la negociaci¨®n global y le buscas una soluci¨®n individual, al final en lugar de una soluci¨®n total tendr¨¢s un acuerdo sobre esto, otro sobre lo otro¡¡±. Su comunidad teme que si accede a la reapertura de Varosha los grecochipriotas se vuelvan todav¨ªa m¨¢s reacios a alcanzar una soluci¨®n global al conflicto. ¡°Varosha es una parte de la disputa territorial¡±, afirma el presidente de la TRNC, Dervi? Ero?lu, para recalcar que este barrio no es m¨¢s que uno de otros territorios en disputa.
El de Varosha es uno de los proyectos de cooperaci¨®n conjunta m¨¢s destacados por el componente hist¨®rico del barrio, aunque no es el ¨²nico que trata de resta?ar la confianza entre ambas comunidades. Desde hace unos meses, un grupo de profesores de Historia trabaja en la redacci¨®n de un libro que narre de manera fidedigna los hechos ocurridos durante el conflicto. Otro grupo de expertos universitarios estudia tambi¨¦n la flora y la fauna en ambos lados de la isla. Por su parte, la ONG Peace Players International ha puesto en marcha un programa para que j¨®venes de entre 11 y 15 a?os de ambas comunidades jueguen juntos al baloncesto.
M¨¢s all¨¢ de los acuerdos pol¨ªticos, estos proyectos son la base para un futuro com¨²n en Chipre. Sin una sociedad civil unida, los l¨ªderes pol¨ªticos ponen ¡°excusas¡± para dilatar indefinidamente el proceso. Es necesario ¡°presionarlos¡±, insiste el profesor Sozen. ¡°Tenemos que unir a las comunidades en una meta com¨²n¡±, a?ade Nektarios. Mientras las disputas pol¨ªticas siguen enquistando el porvenir de Chipre, en la playa de Glossa los turistas vuelven la espalda a las aguas cristalinas de la bah¨ªa. Los ruinosos mamotretos de hormig¨®n, invadidos ya por la naturaleza, atrapan su atenci¨®n. A unos metros, una alambrada oxidada impide el paso al resto del arenal. Es la entrada al barrio olvidado en 1974.
Chipre, dividida desde 1974
Este rinc¨®n paradis¨ªaco de la costa oriental de Chipre, fue en la d¨¦cada de los setenta el glamuroso refugio estival de estrellas del celuloide y el papel couch¨¦. El amplio bulevar que bordea la playa de Glossa se convirti¨® en escenario habitual del truculento romance de Liz Taylor y Richard Burton, mientras otras celebridades como Brigitte Bardot o Raquel Welch deslumbraban cada noche en los locales nocturnos, restaurantes y tiendas de lujo que flanqueaban la avenida JFK. El hotel Argo, el favorito de Elizabeth Taylor, se alzaba majestuoso al final de bulevar compitiendo en fama con el King George, el Florida, el Aspelia y otra media docena de suntuosos alojamientos. En el verano de 1974 la vida bull¨ªa en la riviera de Varosha ajena al conflicto ¨¦tnico que llevaba dos d¨¦cadas desangrando Chipre. Los ni?os jugaban con la fina arena de la playa mientras algunas j¨®venes se atrev¨ªan con los primeros bikinis e, incluso, con el topless. Las helader¨ªas, los centros de ocio o los concesionarios de la avenida Leonidas tambi¨¦n florec¨ªan entonces. Hoy de ese barrio de Varosha no queda nada, encapsulado entre verjas oxidadas de las que cuelgan carteles amenazadores para cualquiera que pretenda adentrarse en sus ocho kil¨®metros cuadrados. La guerra que parti¨® Chipre acab¨® tambi¨¦n con Varosha.
Todo ocurri¨® durante una repentina jornada de agosto de 1974. Los militares turcos hab¨ªan lanzado d¨ªas antes la operaci¨®n Atila para hacer frente al golpe de estado ejecutado por la guerrilla grecochipriota EOKA-B que, tras derrocar al hasta entonces presidente, el arzobispo Makarios III, ansiaba la Enosis (uni¨®n) con Grecia, gobernada por la dictadura nacionalista de los Coroneles. En apenas unos d¨ªas, las fuerzas turcas se hicieron con el control del tercio septentrional de la isla, donde se concentraba la mayor parte de la poblaci¨®n turcochipriota. Una calurosa ma?ana de agosto llegaron a Varosha, el barrio costero de la hist¨®rica ciudad de Famagusta donde resid¨ªa una importante colonia grecochipriota del norte de Chipre. Los militares turcos obligaron a desalojar la zona. En cuesti¨®n de horas las casas, hoteles y tiendas fueron abandonadas a la carrera dejando tras de s¨ª las vivencias de miles de personas. Desde 1983 Varosha permanece sellada. El Ej¨¦rcito turco cerc¨® y vall¨® la zona despu¨¦s de que Naciones Unidas decretase, tras la declaraci¨®n unilateral de independencia de la TRNC de 1983, que s¨®lo sus antiguos moradores tienen derecho a habitar la ciudad. Pocos, aparte de soldados turcos y miembros de la ONU, se han aventurado en el interior del lugar. Los que lo han hecho han descrito una escena extraordinaria: un concesionario Toyota repleto de veh¨ªculos de la ¨¦poca, escaparates con maniqu¨ªes vestidos a la moda de 1974, mesas con platos a medio comer, ropa descolorida en los armarios, camas deshechas o viejas fotograf¨ªas olvidadas en las repisas.
Aunque estall¨® en 1974, el conflicto entre grecochipriotas y turcochipriotas estaba latente desde la d¨¦cada de los cincuenta. Sin identidad nacional propia, las dos comunidades actuaban influidas por sus antiguos colonizadores, Grecia y el Imperio otomano. El ocaso colonial brit¨¢nico y los tejemanejes de los pa¨ªses garantes (Grecia, Turqu¨ªa y Reino Unido) de la Constituci¨®n de 1960 ¡ªla cual dio lugar a la creaci¨®n del estado chipriota¡ª provocaron que las diferencias culturales entre ambas comunidades se convirtiesen en un problema para la convivencia. Los ataques a civiles a cargo de milicias nacionalistas controladas por los pa¨ªses garantes, EOKA en caso de los griegos y TMT en el de los turcos, sumieron al pa¨ªs en el miedo y el rencor. En los a?os sesenta las barricadas se suced¨ªan por todo el pa¨ªs. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, las escaramuzas desembocaron en el golpe de Estado patrocinado por la Junta Militar griega el 15 de julio de 1974, lo que oblig¨® al arzobispo Makarios III, primer l¨ªder de Chipre independiente, a abandonar el pa¨ªs. Cinco d¨ªas m¨¢s tarde, y con la condici¨®n de garante recogida en la Constituci¨®n, Turqu¨ªa intervino en la isla, en la denominada operaci¨®n Atila, para hacerse con el tercio norte de la isla. Desde aquel verano de 1974 una frontera de barricadas, bolsas de arena, alambres de p¨²as y puestos de guardia parte la isla en dos: al norte de la L¨ªnea Verde la autoproclamada en 1983 Rep¨²blica Turca de Chipre del Norte; y al sur la Rep¨²blica de Chipre, Estado miembro de la Uni¨®n Europea (UE) desde 2004.
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