Morir sin dolor

En ?frica subsahariana y el Mediterr¨¢neo oriental, las personas mueren con dolor por el limitado empleo de f¨¢rmacos para combatirlo. En la primera regi¨®n su usa un miligramo de medicamento por habitante y a?o y en la segunda, 4,5 miligramos per c¨¢pita y a?o. Estas cifras contrastan con las de Europa, donde el uso medio es de 120 miligramos por persona al a?o, y a¨²n m¨¢s con las directrices de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) que recomiendan 200 per c¨¢pita y a?o.

Pero la falta de acceso a los medicamentos no es la ¨²nica raz¨®n. La educaci¨®n del personal sanitario, motivos socioculturales o la poca inversi¨®n de los Gobiernos tambi¨¦n tienen parte de culpa. Son algunas de las conclusiones que se pueden extraer de dos publicaciones, dos atlas sobre los cuidados paliativos en estas regiones elaborados bajo la direcci¨®n cient¨ªfica del programa Atlantes del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra.

Ambos vol¨²menes, que analizan y destacan 48 pa¨ªses de ?frica Subsahariana y 15 del Mediterr¨¢neo Oriental, fueron presentados en el marco del XV Congreso Mundial de la Asociaci¨®n Europea de Cuidados Paliativos (EAPC), celebrado en Madrid entre el 18 y 20 de mayo. Este tipo de cuidados consisten, seg¨²n la OMS, en mejorar la calidad de vida de los pacientes (adultos y ni?os) y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal. Estos pueden prestarse en casa, en centros de salud, hospitales o centros para enfermos terminales. El fin es aliviar el sufrimiento f¨ªsico, psicol¨®gico y espiritual.

En 2014, en la que fue la primera resoluci¨®n de ¨¢mbito mundial sobre cuidados paliativos (resoluci¨®n 67.19 de la Asamblea Mundial de la Salud) se inst¨® a la OMS y a sus Estados miembros a mejorar el acceso a estos servicios ¡ªcalificados all¨ª de derecho fundamental de la persona¡ª como un componente central de los sistemas de salud. La duda ahora es si ese compromiso llega realmente a los ciudadanos. Para averiguarlo hace falta un sistema que determine con exactitud qu¨¦ pasa en los pa¨ªses que afrontan graves problemas de atenci¨®n sanitaria en todos los ¨¢mbitos. ¡°Estos atlas suponen el instrumento ideal para ello¡±, opina la la doctora Marie-Charlotte Bouesseau, consejera de Prestaci¨®n de Servicios y Seguridad de la OMS.

Bouesseau considera el debate social fundamental para empoderar a las comunidades locales y permitir el di¨¢logo con todos los agentes comprometidos en este sector de cara a su implementaci¨®n y mejora. En este campo, los atlas aportan una informaci¨®n que se demuestra clave para motivar este intercambio de opiniones.

En el Mediterr¨¢neo Oriental muchas personas son diagnosticadas con c¨¢ncer en fase muy avanzada y aun as¨ª los servicios paliativos son casi inexistentes. Una de las razones es la volatilidad de la situaci¨®n actual de la regi¨®n y la urgencia de otros problemas de ¨ªndole m¨¢s pol¨ªtico, seg¨²n la doctora Hibah Osman, directora ejecutiva del Centro liban¨¦s de Cuidados Paliativos-Balsam. Tambi¨¦n la fuerza que los lazos familiares tienen en estos pa¨ªses hace que los enfermos sean atendidos principalmente por sus personas m¨¢s cercanas y queridas. Adem¨¢s, no es raro que la familia oculte el diagn¨®stico m¨¦dico a los enfermos.

En ?frica subsahariana, a pesar de tener la tasa de VIH/sida m¨¢s alta del mundo, junto a una notable incidencia del c¨¢ncer y de enfermedades infecciosas, la mayor¨ªa de los pa¨ªses invierte muy poco en salud. Muchos ni siquiera llegan al 7% de su presupuesto anual, cuando existe un compromiso de invertir, al menos, el 15%. Evidentemente, con estas cifras, los cuidados paliativos son pr¨¢cticamente ignorados en los planes nacionales de salud, en palabras del doctor Emmanuel Luyirika, director ejecutivo de la asociaci¨®n africana de estos cuidados.

Tres pa¨ªses de la regi¨®n ¡ªKenia, Sud¨¢frica y Uganda¡ª acaparan el 71% de estos servicios. ¡°Esto se deber, principalmente, a razones hist¨®ricas¡±, opina el doctor Carlos Centeno, investigador principal del Programa Atlantes. Los cuidados paliativos tienen su origen en el Reino Unidos en los a?os 60 y llegaron al continente a trav¨¦s del personal sanitario de este pa¨ªs. Pero a diferencia de otras ex colonias brit¨¢nicas, en estos tres pa¨ªses los gobiernos han apostado fuertemente por estos servicios.

En Uganda, el Gobierno produce y envasa toda la morfina que se necesita en el pa¨ªs, comenta Luyirika. La alta incidencia del VIH/sida en estas naciones tambi¨¦n ha tiendo algo que ver en la fortaleza de estos departamentos. Gran parte de la financiaci¨®n llegada del exterior para contrarrestar los efectos de la enfermedad se destina precisamente a los paliativos. Aunque ahora, ¡°con el cambio del foco de la financiaci¨®n de estos programas, se corre el riesgo de que estas facilidades puedan desaparecer o, al menos disminuir considerablemente¡± advierte Luyirika.

Los dos atlas resaltan todas estas cuestiones y ofrecen una fotograf¨ªa de la situaci¨®n actual de cada pa¨ªs en relaci¨®n a los cuidados paliativos. Ahora corresponde a los distintos gobiernos y a la sociedad civil el empujar para que se apliquen las recomendaciones internacionales y facilitar la elaboraci¨®n de planes regionales y nacionales que acerquen este servicio a los ciudadanos con el objetivo de facilitar una muerte digna sin dolor a todos ellos.