Fusi¨®n tipol¨®gica
?Se pueden combinar tipolog¨ªas arquitect¨®nicas igual que se fusionan tradiciones gastron¨®micas? El bar popular japon¨¦s (Izakaya), la parrilla (Yakitori) y la taberna espa?ola se mezclan en el nuevo establecimiento que el estudio de arquitectura Picado y De Blas ha dise?ado en Madrid para el chef Alberto Chicote. Yakitoro, que es como se llama el local, quiere, sin embargo, ser una taberna en la que se reste reverencia a la fusi¨®n culinaria. As¨ª, aspira a ser un establecimiento popular. Y anuncia esa voluntad con recursos arquitect¨®nicos.
De un lado, el restaurante rompe la tradicional disposici¨®n del sushi bar para no distinguir entre los comensales sentados alrededor de la barra y los que ocupan las mesas, al tiempo que desgaja la barra en tent¨¢culos (las diversas mesas) que rodean las tres parrillas (fabricadas a medida por la empresa Josper) donde se preparan los pinchos del yakitori y que, ellas s¨ª, constituyen el centro del local.
La cocina es as¨ª espect¨¢culo, escenario y coraz¨®n del local ¡°estructurado en claro desorden¡±, explican los arquitectos. La disposici¨®n sinuosa de las mesas expresa informalidad y ofrece flexibilidad para organizar el comedor. Rub¨¦n Picado y Mar¨ªa Jos¨¦ de Blas aseguran haber encontrado inspiraci¨®n en el denso paisaje urbano de la Gran V¨ªa de Madrid, junto a la que est¨¢ el restaurante.
Los arquitectos tambi¨¦n explican que, frente a la oscuridad tradicional de las tabernas, ellos han tratado de aportar transparencia a este nuevo local, cuyo interior puede verse desde la calle. Y lo han hecho, entre otras cosas, por la imposibilidad de tocar una fachada ¨Cseg¨²n ellos sin ning¨²n valor art¨ªstico ni hist¨®rico- protegida por el Ayuntamiento de Madrid. Con grandes cristaleras en fachada, ¡°?por qu¨¦ uno no se siente mal al saberse tan observado?¡±, preguntan ret¨®ricamente Picado y De Blas. Ellos creen que es porque su arquitectura aprovecha los reflejos. ¡°De d¨ªa el viandante se refleja en los cristales sin poder pr¨¢cticamente ver el interior que est¨¢ orientado a sur. Sin embargo, de noche, el comensal es visto sin darse cuenta. No tiene esa sensaci¨®n porque la calle est¨¢ en penumbra¡±.
M¨¢s all¨¢ de invitar a entrar con esas grandes vidrieras, los proyectistas han buscado tambi¨¦n que los comensales se queden en el restaurante. Explican que lo han hecho cuidando lo que no se ve; la ac¨²stica. Un paramento absorbente ¨Cbasado en el reciclado de algodones ign¨ªfugos y prensados- y las bambalinas -que cuelgan del techo siguiendo la disposici¨®n sinuosa de las mesas ¡°para encerrar las conversaciones¡±- mantienen a raya los decibelios.
Picado y De Blas han dise?ado tambi¨¦n las sillas ¨Cque se juntan para formar bancos- y las mesas ¨Ccon una cubitera central de metacrilato que difunde la luz- con un ebanista de Vallecas y un cerrajero de Valdetorres. El peso de los materiales con los que est¨¢n hechos estos muebles -chapa plegada de acero lacado y madera maciza de roble espa?ol- tambi¨¦n funciona ¡°a favor de la ac¨²stica¡±, explican
Para ellos, la extracci¨®n de aire es otro de los aspectos invisibles, ¡°pero quiz¨¢s el m¨¢s complejo del local¡±. La campana de cada parrilla convive con la ventilaci¨®n limpia del acondicionamiento del aire de sala y un tercer sistema evita que salga el olor de la cocina.
?Coste de la obra seg¨²n arquitectos: 940 euros por metro cuadrado (sin incluir la cocina profesional).
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Babelia
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