La otra consulta

El presidente de Canarias pretende azuzar el miedo de sus conciudadanos a los sondeos petrol¨ªferos con la consulta que ha convocado para el 23 de noviembre. Paulino Rivero elude una pregunta directa, a fin de no invadir descaradamente las competencias del Estado, y la que plantea obliga a elegir entre el actual modelo tur¨ªstico o bien otro basado en el gas y en el petr¨®leo. Esa maniobra politiquera pretende instalar en el pueblo canario el prejuicio de que cualquier novedad supone un desastre de antemano y fuerza al manique¨ªsmo, por presentar como incompatibles ambos caminos.

Descubrir una bolsa de crudo ser¨ªa una buena noticia en cualquier pa¨ªs y resulta absurdo considerarlo negativo para Canarias, una comunidad azotada por un paro (33%) superior a la media nacional y situada frente a Marruecos ¡ªque tambi¨¦n podr¨ªa estar muy interesado en explotarlo¡ª. Espa?a precisa recursos que permitan reducir la dependencia energ¨¦tica del exterior (m¨¢s del 70%). Son intereses defendibles, sin descuidar un ¨¢pice el turismo.

El estr¨¦pito se produce cuando no hay m¨¢s proyecto que el de iniciar sondeos a decenas de kil¨®metros de la costa oriental. Tiempo habr¨¢ de discutir y negociar la explotaci¨®n si efectivamente se encuentra crudo, en vez de esgrimir el espantajo del desapego a Espa?a y jugar al victimismo de presentar a Canarias como una ¡°colonia¡±. No hay derecho a planteamientos tan desmesurados e irresponsables por parte de un pol¨ªtico que acaba de comunicar su renuncia a la reelecci¨®n.

Es probable que el Gobierno y la empresa que va a realizar la b¨²squeda no hayan explicado lo suficiente el proyecto ni detallado las garant¨ªas ofrecidas. Y que ese supuesto d¨¦ficit sea el agujero por el que intenta colarse un pol¨ªtico en horas bajas. Eso autoriza al Gobierno canario a gestionar pol¨ªticamente la insatisfacci¨®n, pero no a a?adir m¨¢s tensiones a las que ya plantea el soberanismo catal¨¢n.