Profesores interinos

Junio. Se asienta el calor, y con ¨¦l, la incertidumbre. Finaliza el curso escolar a la par que el contrato de miles de interinos de la educaci¨®n p¨²blica que, hasta finales de septiembre (en el mejor de los casos), se hallar¨¢n expectantes, a la espera de que les asignen una plaza a cubrir en la ense?anza secundaria. Entonces, comienza el juego.

Hay que consultar a diario y en repetidas ocasiones la p¨¢gina en la cual se publicar¨¢n los puestos vacantes del nuevo curso, pero, ?cuidado! Pueden aparecer en cualquier momento, cit¨¢ndote para acudir al d¨ªa siguiente, y dos horas despu¨¦s de la hora estimada comienzan a atenderte.

Esta din¨¢mica a la que me he referido con el t¨¦rmino ¡°juego¡±, no exento de iron¨ªa, es a la que se ven sometidos los profesionales de la educaci¨®n p¨²blica madrile?a cada comienzo de curso desde hace a?os. De esta forma no es posible preparar la materia a impartir ya que ignoran cu¨¢l ser¨¢, sin tener en cuenta la posibilidad ¡ªcada vez m¨¢s frecuente¡ª de que esta no se corresponda con su especialidad como docentes en cursos anteriores.

Mientras todo esto ocurre, los centros cobijan a alumnos ociosos, sin clases por falta de profesores. As¨ª cuida el Ministerio este bien que ha costado tanto tiempo y esfuerzo construir, en grave peligro de extinci¨®n: la educaci¨®n p¨²blica de calidad.¡ª Carla Gonz¨¢lez Carnicero.