La hora de los estadistas
Los gobernantes de pa¨ªses europeos clave deben dar un paso al frente en dif¨ªciles reformas
Para estar a la altura que exigen los diferentes retos ¡ªpol¨ªticos, institucionales, econ¨®micos y sociales¡ª de la construcci¨®n europea, los l¨ªderes de algunos de los pa¨ªses m¨¢s importantes de la UE necesitan emprender o culminar con urgencia reformas en profundidad. Que Italia, Francia y Reino Unido est¨¦n ante el dilema de c¨®mo afrontar con ¨¦xito estos cambios da una idea de lo que se juegan los tres pa¨ªses y, por extensi¨®n y repercusi¨®n, el resto de Europa. Todo ello en un clima de desafecci¨®n, escepticismo o enfado de los ciudadanos que con frecuencia desemboca en el ascenso de populismos de diverso signo.
El italiano Matteo Renzi ha asumido, con un amplio respaldo electoral, el compromiso de sacar adelante una reforma institucional ¡ªtal vez la m¨¢s amplia desde la instauraci¨®n de la Rep¨²blica¡ª que afecta desde la distribuci¨®n de atribuciones en el Legislativo hasta el sistema de elecci¨®n. Los cambios (m¨¢s anunciados que ejecutados, por el momento) se pretenden en un ambiente de estancamiento econ¨®mico que coloca sobre la mesa del presidente del Gobierno dr¨¢sticas e impopulares medidas de recorte en el gasto p¨²blico, adem¨¢s de una complicada reforma laboral.
En Francia, el presidente Fran?ois Hollande y su primer ministro Manuel Valls est¨¢n aplicando medidas severas con el objetivo de reactivar la econom¨ªa y sacar de su letargo al crecimiento. Las contestadas reformas son insuficientes para Bruselas, pero excesivas para parte de las fuerzas que apoyan al Gobierno, con el tel¨®n de fondo del peso creciente de la extrema derecha de Marie Le Pen.
En Reino Unido, David Cameron aborda ¡ªcomo consecuencia del refer¨¦ndum que ¨¦l mismo convoc¨® sobre la independencia de Escocia¡ª la reordenaci¨®n de un centenario equilibrio de poderes entre el Gobierno central y las diferentes nacionalidades. En paralelo, debe acometer un importante programa de ajustes.
Quien teme los odios ajenos no es apto para gobernar, dec¨ªa S¨¦neca hace dos mil a?os: la m¨¢xima es aplicable ahora, cuando el descontento tiene traducci¨®n autom¨¢tica en las encuestas y en las calles, cuando los argumentos complejos se despachan en la pol¨¦mica medi¨¢tica con consignas superficiales pero eficaces y cuando las voces m¨¢s cr¨ªticas llegan, a menudo, desde las filas propias. Los gobernantes se enfrentan al incumplimiento de sus compromisos, pero tambi¨¦n al castigo electoral que surge en ocasiones precisamente por haberlos cumplido.
Ante decisiones de calado, los verdaderos l¨ªderes deben prescindir del corto plazo y del c¨¢lculo electoral, aunque eso implique costes pol¨ªticos. La diferencia entre lo que interesa y lo que conviene es la que que separa a un mero gobernante de un estadista, con sangre fr¨ªa y visi¨®n para optar por las medidas necesarias y a la vez explicar claramente a los ciudadanos el objetivo final de sus decisiones.
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