Cara a cara con Diane Keaton
La ansiedad, las dudas, los balbuceos. Warren Beatty y Woody Allen. El Oscar, las nominaciones y ese modo de vestir que marc¨® a una generaci¨®n Encuentro con la musa m¨¢s at¨ªpica de Hollywood
Suena el inolvidable Love theme de Nino Rota, melod¨ªa inconfundible de El Padrino. Marlon Brando, en la piel de Don Vito, baila, magn¨ªfico, con Talia Shire, en el papel de su hija, en la legendaria escena de la gran boda a la siciliana. Se est¨¢ gestando una de las m¨¢s memorables secuencias de la historia del cine.
En medio de esa prodigiosa concentraci¨®n de talento en el set, una joven actriz californiana con su traje largo y peluca rubia de m¨¢s de cuatro kilos se pregunta qu¨¦ demonios hace una chica como ella en un lugar como ese. Su nombre art¨ªstico: Diane Keaton. Tiene entonces 25 a?os. Y recuerda esos d¨ªas de leyenda en la habitaci¨®n de un hotel de Los ?ngeles. La luz entra con fuerza por la ventana, son las tres y media de la tarde. ¡°Y yo, mientras, pensando: ¡®No comprendo esta pel¨ªcula, no s¨¦ de qu¨¦ va; no s¨¦ qu¨¦ hago aqu¨ª. No la vi hasta 15 a?os m¨¢s tarde. No quer¨ªa verla.
¨C ?Por qu¨¦?
¨C No me quer¨ªa ver¡ ??Qu¨¦ locura, no?! Es que estoy medio loca. No ten¨ªa inter¨¦s en verla. No consegu¨ª ning¨²n trabajo a ra¨ªz de hacerla, no cambi¨® mi carrera. No s¨¦ cu¨¢l fue mi problema con ella, ?deber¨ªa verla?
¨C Bueno, muchos la consideran una de las mejores pel¨ªculas de la historia¡
¨C ?Qu¨¦ te parece! Pues la volver¨¦ a ver¡±.
Woody Allen tiene raz¨®n. Soy una fuente de problemas. Soy demasiado sensible. Me siento herida con facilidad¡±
Este intercambio de preguntas y respuestas podr¨ªa encajar en alguno de los di¨¢logos que Woody Allen escribi¨® para ella. Pero, no; esto no es ficci¨®n. Keaton, de 68 a?os, habla de la obra magna de Francis Ford Coppola con esa espontaneidad, y ese aire despistado que tanto le gusta cultivar, y un punto exc¨¦ntrico marca de la casa.
Sus rarezas, dice, le vienen de familia. Keaton se dispersa en sus respuestas, salta de una cosa a otra, toma un camino, circula, cambia de carril, regresa, vuela. Tiene vis c¨®mica, y la cultiva. Se expresa con palabras atropelladas y se para en seco. Al m¨¢s puro estilo Annie Hall.
En su repertorio humor¨ªstico ocupa un lugar de privilegio la autocr¨ªtica despiadada. Le encanta desmitificar. Las reflexiones sobre su papel en la historia del cine le traen al fresco. Ahondando en El Padrino, de hecho, recuerda que gran parte del equipo estaba bebido cuando se rod¨® la escena de la boda. ¡°Serv¨ªan bebidas de verdad, algo que luego nunca volvieron a hacer¡±. Eso s¨ª, cuando cita a Brando, el mundo se para. As¨ª describe el baile del maestro. ¡°Magn¨ªfico. Todos est¨¢bamos boquiabiertos¡±.
La actriz californiana a la que Woody Allen inmortaliz¨® como Annie Hall sigue bien activa. No todas sus compa?eras de generaci¨®n pueden decir lo mismo. A sus 68 a?os, Diane Hall (as¨ª se llama en realidad) acaba de publicar su segundo libro de memorias, Let¡¯s just say it wasn¡¯t pretty (Digamos simplemente que no fue guapo, t¨ªtulo extra¨ªdo de una frase de su madre en alusi¨®n a Dean Martin), una reflexi¨®n sobre la belleza que pronto se convierte en relato abierto de las inseguridades f¨ªsicas de una mujer que se movi¨® en un mundo que entroniza a las bien parecidas.
Adem¨¢s de su intensa actividad como fot¨®grafa y compradora y dise?adora de hogares ¨Ces devota de la arquitectura¨C, tiene dos pel¨ªculas pendientes de estreno. Una comedia que protagoniza junto a Morgan Freeman, Life itself. Y un relato de amor, con tintes de comedia, entre un abuelo solitario y cascarrabias (Michael Douglas ) y su vecina, una mujer dulce que por las noches canta est¨¢ndares de jazz en peque?os bares de Connecticut. Su t¨ªtulo: As¨ª nos va (se estrena en Espa?a el 10 de octubre). ¡°Es una pel¨ªcula sobre segundas oportunidades¡±, dice, ¡°esas que llegan cuando menos las esperas¡±. Se muestra encantada de haber podido cantar en esta pel¨ªcula, como ya hizo en Annie Hall. Y se oir¨¢ su voz, tambi¨¦n, en Buscando a Dory, la secuela de Buscando a Nemo, prevista para finales de 2016.
Keaton se parece mucho a Annie Hall. Woody Allen escribi¨® el papel inspir¨¢ndose en ella tras a?os de relaci¨®n. El personaje de esa chica ansiosa que, cuando se pone nerviosa se trabuca, vacila y recurre a su ya c¨¦lebre ¡°la di da di da¡± para escurrir el bulto, fue construido en torno a la personalidad de Keaton. ¡°De mis defectos he hecho virtudes¡±, afirma la actriz. ¡°El guion que escribi¨® Woody de esa mujer ansiosa¡, eso es convertir un defecto en virtud. De alg¨²n modo, eso me dio una oportunidad¡±.
Su madre corrobor¨® el parecido entre la actriz y el personaje el d¨ªa en que acudi¨® a la proyecci¨®n de Annie Hall. ¡°Solo vi a Diane¡±, relata en una carta que Keaton recoge en las memorias que public¨® en 2011, Ahora y siempre (Lumen). ¡°Annie con la c¨¢mara en mano, masticando chicle, la falta de seguridad en s¨ª misma; Diane en estado puro¡±, escribi¨® su madre, Dorothy, cuyo apellido de soltera, Keaton, adopt¨® su hija como nombre art¨ªstico.
Allen, por su lado, adopt¨® el apellido real de Keaton, Hall, para bautizar al personaje. La actriz, adem¨¢s, le transfiri¨® su look. El prol¨ªfico director neoyorquino le dio libertad. Le pidi¨® que se soltara en los di¨¢logos, que se olvidara de las marcas ¨Clas se?ales que en el suelo delimitan los movimientos de los actores¨C. Y le dijo que se vistiera como quisiera. As¨ª naci¨® esa imagen setentera de pantalones anchos, chaleco, corbata y sombrero que la actriz compuso observando a las mujeres del Soho neoyorquino. Un look que la actriz convirti¨® en su estilo. El mismo que viste y calza en esta soleada tarde californiana: elegante pantal¨®n negro, camisa blanca con el cuello levantado y gafas de carey.
Keaton sostiene que se lo debe casi todo a su gran amigo y mentor Woody Allen, uno de los hombres de su vida, su padrino cinematogr¨¢fico. Trabajaron juntos en siete largometrajes. Sobre seis de ellos, los que rod¨® en los setenta ¨Cdesde Sue?os de un seductor (1972) a Manhattan (1979)¨C, ciment¨® su carrera. Recuerda perfectamente el d¨ªa en que vio a Allen por primera vez en aquel enorme y desierto teatro de Broadway. Fue en el casting de la obra de teatro, y luego pel¨ªcula, Sue?os de un seductor. Acudi¨® por recomendaci¨®n de su profesor de arte dram¨¢tico en Orange, el condado californiano en que se cri¨®. Su profesor era amigo de Joe Hardy, que iba a dirigir en Broadway el montaje escrito por ese c¨®mico neur¨®tico que tanto ¨¦xito estaba teniendo en televisi¨®n; un jovenzuelo llamado Woody Allen.
Ella acudi¨® sin saber si Allen estar¨ªa en la audici¨®n. ¡°?Pero estaba ah¨ª!¡±, recuerda. Ella subi¨® al escenario. ¡°Sab¨ªa qui¨¦n era porque con mi familia sol¨ªamos verle en la tele en el show de Johnny Carson. ?Era tan gracioso, tan mono! ?Esa expresi¨®n us¨¦ en aquel entonces! Me sub¨ª al escenario con ¨¦l y pens¨¦: ¡®Es bajito¡±.
Keaton se r¨ªe. Recuerda que Allen estaba tan nervioso como ella leyendo el texto de la obra. As¨ª empez¨® todo. ¡°Woody Allen no habr¨ªa salido conmigo de no ser porque hicimos esa obra juntos durante nueve meses. Es una de esas personas que es dif¨ªcil llegar a conocer; no deja que la gente acceda a ¨¦l f¨¢cilmente; pero como estaba all¨ª todo el tiempo, lo consegu¨ª. Obviamente, fue un flechazo, hello, da, ten¨ªa sentido del humor, nos re¨ªamos mucho¡±.
¨C Allen lleg¨® a decir que vivir con usted era como caminar sobre c¨¢scaras de huevo.
¨C S¨ª. Soy demasiado sensible. Soy una fuente de problemas, creo que lo soy; me siento herida con facilidad. Tiene raz¨®n.
¨C Usted se describe a s¨ª misma como un bicho raro y suele decir que no hace las cosas como los dem¨¢s¡
¨C S¨ª, tengo algo de bicho raro. Todos los miembros de mi familia lo son. Mis hermanas son inusuales. Somos un poco raros.
¨C ?C¨®mo describir¨ªa esa rareza?
¨C Dir¨ªa que no somos muy sociales, nos quedamos un poco al margen. Es una pena porque, a medida que te haces mayor, te das cuenta de que es fundamental socializar y mantener buenas amistades. Casi siempre estamos un poco aislados.
¨C ?Por qu¨¦?
¨C Porque somos muy sensibles, vamos abrumados por la vida, un poco asustados, somos gente ansiosa¡, pero no en plan mal.
Sus rarezas fueron materia prima para Allen. ¡°?l es un gran imitador y escritor. Los papeles que ha escrito para mujeres son extraordinarios. Personajes muy fuertes. Lo consigue porque escucha; y eso le hace ¨²nico. ?Cu¨¢ntas mujeres han ganado el Oscar gracias a ¨¦l? Dianne Weist, Cate Blanchett, Mia [Farrow], nominada varias veces; Mira Sorvino¡¡±.
Y ella. Ella, tambi¨¦n. Diane Keaton recibi¨® su Oscar a la mejor actriz por Annie Hall en 1977. Subi¨® al escenario con una larga falda y un fular, salt¨¢ndose todas las convenciones del glamour y la alfombra roja. Quedaba as¨ª sellado el s¨ªmbolo de esa mujer liberada e intelectual que inspir¨® a toda una generaci¨®n.
Keaton se llev¨® su Oscar por un trabajo de comedia, algo poco habitual. A partir de ese momento, salud¨® cada una de las d¨¦cadas siguientes con una nueva nominaci¨®n, aunque sin llevarse la estatuilla. En los ochenta, por Rojos (1981), pel¨ªcula de Warren Beatty sobre el periodista John Reed; en los noventa por La habitaci¨®n de Marvin (1996), donde uni¨® su talento al de su admirada Meryl Streep y al de un Leo DiCaprio en tiempos mozos, y en el nuevo siglo por Cuando menos te lo esperas (2004), junto a Jack Nicholson, con la que puso fin a unos duros a?os de sequ¨ªa.
Cuando gan¨® el Oscar, subi¨® al escenario con una larga falda y un fular, salt¨¢ndose las convenciones de la alfombra roja
Keaton recuerda que el rodaje de Rojos fue largu¨ªsimo. Beatty era entonces su pareja. Es uno de los hombres m¨¢s tenaces que ha conocido. ¡°Creo que le ten¨ªa envidia. Era el pr¨ªncipe de Hollywood. Un tipo brillante que manipulaba maravillosamente a la gente para seducirla¡±, explica.
Pacino, Coppola, De Niro, Nicholson. Hay figuras clave en la carrera de Keaton con las que trabaj¨® en los setenta y ochenta, y con las que se vuelve a cruzar veinte a?os m¨¢s tarde. En 1990 se reencuentra con Coppola y Pacino para rodar la tercera parte de El Padrino, donde su personaje, Kay, demuestra que es capaz de ser tan malvada como su marido, Michael Corleone. Con su amigo Jack Nicholson rueda Rojos y se reencuentra en 2003 con Cuando menos te lo esperas. Con De Niro, tras El Padrino, vuelve a coincidir en La gran boda (2013).
Lo mismo ocurre con Allen. En 1993 vuelve a ponerse a sus ¨®rdenes para rodar Misterioso asesinato en Manhattan; la actriz ha construido gran parte de su carrera sobre la comedia. Ya se lo dijo Allen cuando daba sus primeros pasos. ¡°Si eres graciosa, tendr¨¢s una carrera larga¡±. Larga est¨¢ siendo. Ella recuerda que entonces se pregunt¨®: ¡°?O sea que ser¨¦ capaz de seguir trabajando cuando tenga 40 o 45 a?os?¡±. As¨ª nos va, el largometraje que est¨¢ punto de estrenar, la vuelve a colocar en ese terreno en el que se siente tan c¨®moda; esta vez, junto a Michael Douglas, con el que no hab¨ªa trabajado nunca. Dice que si por algo la recordar¨¢ es por el mensaje que env¨ªa en una de las secuencias, cuando su personaje, Leah, tras cantar, se dirige a la audiencia y dice: ¡°Seguir cantando a estas alturas y so?ando con el amor es suficiente para m¨ª¡±. Eso se lleva de esta pel¨ªcula. ¡°No siempre puedes tener el amor como t¨² quieres; pero puedes so?ar con ¨¦l; puedes seguir cantando, expresarte, seguir vivo en este mundo¡±.
¨C Usted habla de sus rarezas. ?Tiene esto que ver con eso que dice de que lleg¨® tarde a muchas cosas en la vida, entre otras, a la maternidad ¨Cadopt¨® a los 50 a su hija Dexter, que ahora tiene 18 a?os; y poco despu¨¦s a su hijo Duke¨C?
¨C S¨ª, por supuesto. Los hombres para los que no fui material de matrimonio, las decisiones que tom¨¦ a lo largo de mi vida siendo soltera¡ Recuerdo cuando era peque?a y dec¨ªa: ¡®Mira esa solterona, nunca lleg¨® a casarse¡¯. Un d¨ªa, en la escuela secundaria, un chico llamado Dale Finney, creo que ese era su nombre, dijo: ¡®Alg¨²n d¨ªa vas a ser una buena esposa para un hombre¡¯. Y recuerdo que pens¨¦: ¡®?Quiero yo eso? No creo que quiera que mi papel en la vida sea el de una buena esposa¡¯.
¨C Pero ha tenido relaciones muy fuertes.
¨C S¨ª, y cre¨ª que eso es lo que quer¨ªa; pero en realidad no lo deseaba. Supone demasiado compromiso. Fui muy inmadura, o incapaz de asumir mi papel de un modo m¨¢s amable.
Keaton dice que su expareja Warren Beatty eligi¨® muy bien a la hora de casarse, que forma buen t¨¢ndem con la actriz Annette Bening. ¡°?Uno no puede casarse solo porque est¨¢ enamorado! Hay que pensar si uno puede funcionar con esa otra persona en el d¨ªa a d¨ªa; cada cual, aceptando su papel, para bien y para mal. Pero yo nunca me pude adaptar cuando estuve enamorada. As¨ª que fui inteligente: mejor no casarme a tener que hacer frente a uno de esos horribles divorcios¡¡±.
De sus exparejas, con el ¨²nico que mantiene una relaci¨®n de amistad es con Woody Allen. Por encima de todo. Cuando el cineasta fue acusado de abusos sexuales por su hija adoptiva, Dylan Farrow, Keaton sali¨® en defensa del realizador neoyorquino. La criticaron duramente por ello. Preguntada por la cuesti¨®n, se reafirma en sus palabras: ¡°No tengo nada m¨¢s que decir, es mi amigo y yo le creo. Pero ese esc¨¢ndalo ya es una cuesti¨®n pasada, ?no cree?¡±.
Keaton es una mujer con fuerte apego familiar. El mayor amor de su vida, ha dicho en repetidas ocasiones, fue su madre. ¡°La echo mucho de menos¡±, asegura, ¡°no entiendo la vida sin ella; echo de menos ser la hija¡±.
La peque?a Diane Hall se crio en una familia de cuatro hermanos (tres de ellas chicas). Su padre, Jack Hall, ingeniero de caminos y agente inmobiliario, siempre andaba corrigiendo esas expresiones tan marca de la casa que ella populariz¨® con su personaje de Annie Hall; esos ¡°ah¡±, ¡°bueno¡±, ¡°ehh¡±, ¡°estoo¡±. Esas expresiones de duda exasperaban a su progenitor.
Su madre, Dorothy, ejerci¨® gran influencia sobre su hija. Era aficionada a la fotograf¨ªa, tocaba el piano, cantaba con un tr¨ªo vocal, fue declarada Mistress Los Angeles, en un concurso de televisi¨®n destinado a elegir al ama de casa perfecta. ¡°Creo que a ella le hubiera gustado ser int¨¦rprete¡±. En su vida adulta, Keaton ha desarrollado facetas clave de sus padres. Incansable usuaria de Instagram, ha editado cuatro libros de fotograf¨ªa.
Tambi¨¦n le gusta escribir. Ha blogueado para Huffington Post; ha vendido m¨¢s de 225.000 copias de Ahora y siempre, su primer libro de memorias. Y es autora de dos libros de arquitectura y dise?o. Otra de sus pasiones. Forma parte del equipo directivo de Los Angeles Conservancy, organizaci¨®n que trata de preservar el legado arquitect¨®nico de la ciudad. Y es una redomada compradora de casas que redise?a y luego pone a la venta. Una de ellas, una especie de hacienda deconstruida, lleg¨® hasta la portada de la revista Architectural Digest en 2003. All¨ª la vio la cantante Madonna. Decidi¨® compr¨¢rsela.
Esta faceta es una evoluci¨®n del oficio de su padre. ¡°Solo que ¨¦l compraba sabiamente¡±, comenta. ¡°Yo compro el sue?o. El invert¨ªa en la casa m¨¢s fea de la calle, que era la que m¨¢s se revalorizaba al poco; yo, en cambio, compraba una de Lloyd Wright porque era de Lloyd Wright. ?l era un hombre pr¨¢ctico; yo, no¡±.
Pero a estas alturas tiene muy claro lo que desea: ¡°Ser una persona moderadamente buena. Si consigo eso, ser¨¢ suficiente¡±.
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