Un brazo bi¨®nico permite hacer vida normal a un amputado
El implantado lleva 18 meses con una pr¨®tesis que le ha devuelto el sentido del tacto
Magnus, un camionero sueco, perdi¨® el brazo hasta la altura del codo hace una d¨¦cada. Pero desde hace 18 meses conduce su cami¨®n entre la frontera entre Suecia y Finlandia como si nada. Una pr¨®tesis implantada en el hueso le ha devuelto la capacidad de coger cualquier cosa o tocar a alguien.
En los ¨²ltimos a?os el desarrollo de la mecanotr¨®nica (un neologismo para referirse a la confluencia de mec¨¢nica, electr¨®nica e inform¨¢tica) ha permitido el desarrollo de pr¨®tesis muy sofisticadas. De forma paralela, los avances en neurociencia han desentre?ado todos los pasos que hay entre pensar mover un brazo y que este se mueva. Para los amputados, faltaba unir ambos extremos.
Es lo que ha hecho un equipo de las universidades suecas de Gotemburgo y Chalmers liderado por el mexicano Max Ortiz Catal¨¢n. Dise?aron un antebrazo bi¨®nico que implantaron en el brazo, por encima del codo de Magnus, un camionero que perdi¨® el suyo hace 10 a?os en un accidente. Y es un implante literal: por medio de un tornillo de titanio conectaron la pr¨®tesis al hueso. En este sentido, se diferencia poco de un implante dental.
La parte mec¨¢nica del sistema se diferencia poco de un implante dental
"Pero por dentro del tornillo van una serie de conectores que transportan las se?ales el¨¦ctricas hacia y desde unos electrodos insertados en sus nervios y m¨²sculos", dice Ortiz Catal¨¢n. Esta es una de las principales aportaciones de su trabajo, cuyos resultados han sido publicados en Science Translational Medicine.
Otras pr¨®tesis ya respond¨ªan a las ¨®rdenes que recib¨ªan del cerebro. Pero su due?o no pod¨ªa apartar la vista de la mano si no quer¨ªa destrozar lo que estuviera cogiendo, es decir, no eran capaces de reproducir el sentido del tacto. Y las que lo hac¨ªan, como la mano bi¨®nica desarrollada por un equipo de investigadores suizos desvelada a comienzos de a?o, se qued¨® en el laboratorio una vez que acabaron los experimentos.
"Magnus lleva la pr¨®tesis consigo, la usa mientras juega con sus hijos, cuando se viste o cuando trabaja", recuerda Ortiz Catal¨¢n. Ya lleva 18 meses haciendo vida normal y cada d¨ªa aprende a usarla mejor. Sentado al lado del investigador mexicano durante la entrevista por Skype, asegura: "Este brazo no es una herramienta, es mi brazo". Esa sensaci¨®n de pertenencia es otra de las grandes aportaciones de este trabajo. El extra?amiento es la una de las causas de rechazo de las pr¨®tesis convencionales.
No es una herramienta, es mi brazo", dice el implantado
El sistema de comunicaci¨®n entre la pr¨®tesis y el cerebro es bidireccional. Una acci¨®n pensada se convierte en informaci¨®n que llega hasta el extremo cercenado de los nervios y m¨²sculos en forma de impulsos el¨¦ctricos. All¨ª, los electrodos la recogen y el sistema la descodifica y la transforma en una acci¨®n de la pr¨®tesis. En sentido inverso, un movimiento de los dedos o los brazos es convertida en se?ales el¨¦ctricas que viajan brazo arriba hasta llegar al cerebro que las traduce en est¨ªmulos.
"Nos hemos concentrado en la sensaci¨®n de contacto y presi¨®n, que son de las m¨¢s importantes para la manipulaci¨®n de objetos", explica Ortiz Catal¨¢n. A¨²n quedar¨ªan otras propiedades del sentido del tacto, como la temperatura o la propiocepci¨®n (sensaci¨®n de s¨ª misma).
Pero la trascendencia de su trabajo no es tanto la posibilidad de devolver a un amputado su capacidad de sentir lo que toca sino la manera de implementarlo cl¨ªnicamente por medio de la ¨®seointegraci¨®n para que el paciente pudiera llevar una vida normal. Como dice Ortiz Catal¨¢n: "esto crea una conexi¨®n ¨ªntima entre el cuerpo y la m¨¢quina, entre la biolog¨ªa y la mecatr¨®nica".
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