Mal pron¨®stico
El FMI ratifica el estancamiento en la eurozona y presiona para recurrir a la compra de deuda
Las previsiones econ¨®micas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para 2014 y 2015 describen un panorama muy inquietante en la zona euro. El origen de esta inquietud est¨¢ en el frenazo de Alemania (crecimiento del 1,4% en 2014 y del 1,5% el a?o pr¨®ximo en el mejor de los casos) y Francia, la recesi¨®n italiana y una tasa tan baja de inflaci¨®n que parece confundirse con el comienzo de una etapa deflacionista. El hecho de que sea Espa?a la econom¨ªa que m¨¢s crece del ¨¢rea econ¨®mica (1,3% este a?o con una previsi¨®n del 1,7% en 2015) es positivo, pero no ofrece demasiado consuelo: el crecimiento espa?ol depende del europeo (m¨¢s del 66% de las exportaciones van a la UE) y hay que esperar a que las estad¨ªsticas del segundo y tercer trimestre perfilen el impacto del estancamiento europeo.
Existe el riesgo de que la eurozona caiga en una tercera fase recesiva. Es un mal pron¨®stico para la econom¨ªa espa?ola, porque podr¨ªa frenar la tasa de crecimiento en 2015 y dejar¨ªa en evidencia el vigor de la recuperaci¨®n, un concepto que s¨®lo puede significar un estado econ¨®mico en el cual el crecimiento de la econom¨ªa genera empleo (estable o de calidad) e impulsa el ajuste o mejora de las cuentas financieras (d¨¦ficit, deuda p¨²blica). Hoy, la creaci¨®n de empleo es peque?a y de baja calidad (el FMI reduce los c¨¢lculos del Gobierno de crear 348.000 empleos a 130.000) y la deuda sigue aumentando de forma inexorable. Espa?a crece, por supuesto, pero los objetivos de estabilidad financiera no se han conseguido y da?ar¨¢n la credibilidad en los mercados en caso de que perdure el estancamiento europeo.
Editoriales anteriores
Tambi¨¦n es un mal pron¨®stico para Bruselas. El an¨¢lisis del Fondo sit¨²a a Europa como el enfermo de la econom¨ªa mundial, aquejado de dificultades persistentes de crecimiento y de signos deflacionistas que retrasar¨¢n todav¨ªa m¨¢s la recuperaci¨®n en el ¨¢rea econ¨®mica. A esta situaci¨®n no se ha llegado por azar. Es la consecuencia de pol¨ªticas econ¨®micas poco meditadas, aplicadas de forma indiscriminada en todos los pa¨ªses de la eurozona, de forma que ha sido imposible orientar el crecimiento ni hacia el comercio exterior ni hacia la demanda interna.
El FMI sugiere una soluci¨®n repetida una y otra vez a unas autoridades pol¨ªticas europeas que la han rechazado o retrasado: que el BCE ponga en marcha de una vez programas de compra de deuda (quantitative easing, QE) con el fin de restablecer niveles aceptables de inflaci¨®n y afianzar el cr¨¦dito. Los riesgos de burbujas sectoriales existen, pero hay que afrontarlos a sabiendas de que una nueva fase recesiva o un estancamiento prolongado provocar¨ªa graves problemas sociales en los pa¨ªses europeos. Es evidente que la QE no basta en econom¨ªas separadas; es obligado coordinar tambi¨¦n pol¨ªticas de est¨ªmulo selectivo de la demanda para impulsar el empleo. El problema es que el cambio de pol¨ªticas en Europa es urgente y ya se ha perdido mucho tiempo.
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