El jam¨®n del mar
Aunque parezca absurdo comparar un animal de tierra con un pescado, en mi opini¨®n existen importantes analog¨ªas gastron¨®micas entre el cerdo ib¨¦rico (¡°sus ibericus¡±) y el at¨²n rojo de almadraba (thunnus thynus) o ¡°blue finn¡±. Dos especies de carnes deliciosamente grasientas que alcanzan su momento ¨®ptimo despu¨¦s de la montanera o justo antes de la freza en el caso del pescado. Si del cerdo se aprovechan hasta los andares, de los atunes tambi¨¦n.
Cada a?o, siempre que puedo, me acerco a la barra del restaurante El Campero en Barbate (C¨¢diz) para disfrutar de su memorable tartar de at¨²n y, por supuesto, del at¨²n de ijada o at¨²n de ijar que yo considero el jam¨®n del mar.
¡°El at¨²n de ijar lo salamos en casa. Las ventrescas enteras o cortadas en la?os se introducen en tinas cubiertas de sal con pesos encima. La exudaci¨®n del pescado genera una salmuera que, llegado el caso, se puede completar con la adici¨®n de m¨¢s salmuera al punto de patata (justo cuando una patata flota en el l¨ªquido, 30 grados Baum¨¦). A medida que aflora la grasa a la superficie es preciso retirarla para que el l¨ªquido respire. Al cabo de tres meses sacamos la piezas, las desalamos como si fueran bacaladas, las cortamos en lascas finas despu¨¦s de retirar sus nudos, y las introducimos en aceite de oliva¡±.
?Y el precio, le pregunt¨¦? ¡°Igual que un buen jam¨®n. Si las ventrescas de almadraba las pagamos a 60 euros el kilo, el at¨²n de ijar ya curado no puede bajar de 80 euros kilo, pero como se toma a modo de tapa resulta asequible¡±.
Hasta ese momento no me hab¨ªa dado cuenta que Melero me hablaba de salazones realizadas en un medio h¨²medo, igual que las anchoas, a diferencia de la mojama o las huevas de at¨²n que son salazones secas. No es extra?o que en Herpac hablen de at¨²n anchoado para referirse a la sarda (sada, sarda) tratada con este mismo sistema. Un verdadero tesoro de nuestra cultura gastron¨®mica milenaria que no deber¨ªamos olvidar. S¨ªgueme en Twitter en@JCCapel
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