Por qu¨¦ publicamos lo que publicamos en Facebook
De desahogos personales al ¨²ltimo 'meme' del ¨¦bola: un estudio concluye qu¨¦ factor es el que rige en nuestra imagen virtual
Hab¨ªa una serie de estudios en los que se aseguraba que Facebook reduce la interacci¨®n real entre las personas. Hab¨ªa cient¨ªficos que aseguraban que las redes sociales no ayudan precisamente a que seamos m¨¢s felices. Que es espacio para narcisistas. Y ahora, otra nueva investigaci¨®n revela que en concreto esa red social tambi¨¦n funciona como terapeuta personal. Por eso, explican en este estudio m¨¢s reciente, abundan en nuestro muro las quejas, los anhelos y los lamentos: porque compartir las penas, tambi¨¦n en el 2.0, ayuda a nuestro bienestar.
En Facebook Therapy: Why People Share Self-Relevant Content Online, el trabajo elaborado por Eva Buechel y Jonah Berger, de la Universidad de Miami y la de Pensilvania respectivamente, se asegura que las personas emocionalmente inestables tienden a publicar m¨¢s mensajes personales y con mayor frecuencia en Facebook. Los motivos responden a una l¨®gica irrefutable: a causa del poco control que tienen sobre sus emociones, sienten la necesidad de manifestarlas con el fin de recibir apoyo social en las redes y sentirse un poquito mejor consigo mismos. Como la vida misma.
Facebook tiene un 33 por ciento de posibilidades de acertar con qui¨¦n puedes estar tomando caf¨¦ la semana que viene utilizando su f¨®rmula de algoritmos
Pero aunque pueda resultar contradictorio, en su investigaci¨®n Buechel y Berger afirman que las personas que postean abiertamente y sin pudor en las redes sociales con bastante frecuencia no suelen tener la misma actitud en el d¨ªa a d¨ªa, en su vida offline. M¨¢s bien al rev¨¦s. Aunque en su trabajo no ahondan en ese aspecto, las investigaciones acerca de la dicotom¨ªa entre vida offline y vida online se suceden d¨ªa tras d¨ªa sin llegar, ni siquiera hoy, a una conclusi¨®n definitiva sobre si somos iguales en la calle y frente a la pantalla del ordenador. Lo que s¨ª queda claro gracias a Buechel y Berger es que esas personas obsesionadas con publicar casi todo sobre s¨ª mismos y sobre sus penas tienen una raz¨®n de peso (al menos para ellos).
Sin embargo, como se?alan los autores y tambi¨¦n seg¨²n podemos desprender de otras investigaciones previas, ese bienestar moment¨¢neo que provoca compartir nuestras penas con el mundo virtual puede ser al mismo tiempo un falso espejo en el que proyectarse, pues la gente en Facebook suele mostrar por norma general lo mejor de s¨ª mismos, incluso en pleno arranque de ira. Facebook es espacio para la queja, pero tambi¨¦n para la frivolidad, nos recuerdan los responsables de la actual investigaci¨®n.
A?aden que, con todo, el estudio de los estados de los perfiles y la informaci¨®n que proporciona nos puede ayudar a saber m¨¢s de la personalidad de cualquiera de nuestros contactos. Tal y como indica la pareja de investigadores, podemos llegar a saber si una persona tiene ansiedad, si es o no extrovertida, c¨®mo le va en el trabajo e incluso si le va bien en pareja o si sus rupturas son un melodrama decimon¨®nico. De hecho, Facebook tiene un 33 por ciento de posibilidades de acertar con qui¨¦n puedes estar tomando caf¨¦ la semana que viene utilizando su f¨®rmula de algortimos y evaluando una serie de indicadores y patrones de uso como el listado de amigos, cu¨¢les de ellos est¨¢n solteros, cu¨¢ntas veces has visto el perfil de ciertos contactos y c¨®mo has interactuado con ¨¦stos. El algoritmo de Zuckerberg adem¨¢s de terapeuta, tambi¨¦n hace el papel de Celestina.
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