Cuando la cooperaci¨®n se convierte en un mandato ¨¦tico y pol¨ªtico
La actual epidemia de ¨¦bola nos ense?a una valiosa lecci¨®n: la protecci¨®n de las vidas humanas en cualquier lugar del planeta es una responsabilidad de todos
Desde la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado, estamos asistiendo a la promoci¨®n de un proyecto global eminentemente econ¨®mico y pol¨ªtico ¡ªpero tambi¨¦n cultural y social¡ª que pretende retirar al Estado de la gesti¨®n p¨²blica para impulsar la iniciativa privada en todos los ¨¢mbitos de la vida humana. Se trata de una visi¨®n de corte neoliberal y realista que entiende que nos encontramos en una sociedad mercantilazada donde debe premiarse el esfuerzo individual de los ciudadanos que se convierten progresivamente en consumidores. Como todo proyecto ideol¨®gico, esta agenda posee una importante y potente ret¨®rica orientada a conquistar mentes y corazones, persuadiendo a la ciudadan¨ªa de que toda organizaci¨®n p¨²blica (incluidos sindicatos, empresas estrat¨¦gicas nacionales y organizaciones sociales) es, por su propia naturaleza, ineficiente, corporativista e incluso corrupta. En este marco ideol¨®gico, el concepto de competitividad se ha erigido como el elemento estrella de los discursos oficiales, pasando de ser una noci¨®n relacionada con productos y servicios a erigirse como el indicador fundamental y ¨²nico para medir la actuaci¨®n de instituciones, organizaciones, pa¨ªses y (lamentablemente) personas.
El mandato de la cooperaci¨®n como motor de progreso y desarrollo humano
Ahora bien, desde los ¨¢mbitos acad¨¦micos relacionados con el desarrollo humano, la lucha contra la pobreza o la promoci¨®n de la sostenibilidad ambiental, se parte de un paradigma muy diferente basado en la noci¨®n de cooperaci¨®n como elemento b¨¢sico del progreso social. Desde esta perspectiva, las especies evolucionan no s¨®lo a trav¨¦s de la competencia sino, b¨¢sica y fundamentalmente, en funci¨®n de la cooperaci¨®n entre miembros de un colectivo. Ya lo planteaba en el siglo XIX el pr¨ªncipe Piotr Kropotkin, un famoso anarquista pero tambi¨¦n naturalista y ge¨®grafo ruso, que en su obra Ayuda Mutua, explica el potencial de la cooperaci¨®n en la evoluci¨®n de las especies. Este paradigma adquiere, si cabe, un mayor protagonismo a partir de los procesos de globalizaci¨®n que han generado un mundo interconectado y com¨²n para todos los habitantes del planeta.
En un mundo progresivamente interdependiente, los problemas del desarrollo, como la salud p¨²blica, el deterioro medioambiental, la pobreza extrema o la vulneraci¨®n de derechos humanos se vuelven desaf¨ªos globales que amenazan a todas las sociedades (y no solamente a las m¨¢s pobres). En este marco, se utiliza la met¨¢fora del ¡°eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil¡±. La interdependencia entre nuestras sociedades nos convierte en una especie de ¡°cadena global¡± donde hay que fortalecer cada uno de los eslabones para poder mantener la seguridad de todos los miembros de la cadena; as¨ª, ¡°una cadena es tan fuerte como su eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil¡±. Para poner un ejemplo: en un mundo interconectado y com¨²n, de nada sirve tener sistemas p¨²blicos excelentes en los pa¨ªses ricos, si al mismo tiempo, existen sistemas de salud precarios d¨¦biles en pa¨ªses pobres que al final, podr¨¢n afectar a toda la ¡°cadena¡± de salud p¨²blica mundial.
Lo que supone este argumento en t¨¦rminos pr¨¢cticos es que la cooperaci¨®n al desarrollo con los pa¨ªses m¨¢s pobres no s¨®lo se convierte en un imperativo ¨¦tico, sino en una pol¨ªtica necesaria e imprescindible para reducir las amenazas globales que afectan a todos los pa¨ªses del sistema internacional.
El primer caso de ¨¦bola en Europa
El brote reciente de ¨¦bola fue detectado en Guinea Conacry el 22 de marzo de 2014 cuando este pa¨ªs confirma que una fiebre hemorr¨¢gica que hab¨ªa causado la muerte de m¨¢s 50 personas era el virus ?bola. A partir de ese momento, la comunidad internacional ha asistido imp¨¢vida a su expansi¨®n imparable en ?frica Occidental, fundamentalmente en Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, causando m¨¢s de 3.400 muertes. En estos siete meses, la OMS ha declarado una situaci¨®n de emergencia internacional en la regi¨®n africana y diversas organizaciones han solicitado ayuda sanitaria de manera reiterada y desesperada. En los ¨²ltimos tiempos, los medios de comunicaci¨®n han alertado sobre la epidemia imparable del ¨¦bola y la cada vez m¨¢s precaria situaci¨®n de los servicios sanitarios en el continente, mostrando im¨¢genes aterradoras de personas tiradas en las calles u hospitales abandonados por el miedo al contagio. En contraposici¨®n, tambi¨¦n hemos visto a h¨¦roes y hero¨ªnas an¨®nimos como enfermeros, m¨¦dicos, misioneros y alg¨²n periodista que se est¨¢n jugando la vida para proteger los derechos de la ciudadan¨ªa africana.
La respuesta de la comunidad internacional ha sido extremadamente pobre. El apoyo de los gobiernos occidentales y especialmente los de la Uni¨®n Europea ha sido lenta, tard¨ªa y escasa. El 25 de septiembre en la ONU, el ministro de asuntos exteriores de Cuba exhort¨® a la comunidad internacional a incrementar sus esfuerzos para combatir el ¨¦bola en ?frica para evitar que este virus ¡°se convierta en una crisis humanitaria de impredecibles consecuencias¡±.
La demanda de cooperaci¨®n
En este marco, parece obvia la demanda a la comunidad internacional y a su ciudadan¨ªa para un mayor compromiso con esta crisis humanitaria. Parece inadmisible que estemos en un mundo donde progresivamente se violan los derechos humanos de miles de millones personas, mientras que en otras sociedades se vive con opulencia y lujo. Por tanto, la promoci¨®n de las pol¨ªticas de cooperaci¨®n al desarrollo se vuelve un imperativo ¨¦tico b¨¢sico para cualquier sociedad humana. Se trata de una postura filos¨®fica cosmopolita que parte de la base de que las personas tenemos derechos por el s¨®lo hecho de ser humanas y no por pertenecer a un pa¨ªs o una comunidad determinada.
Ahora bien, parece obvio concluir que esta posici¨®n ¨¦tica y moral no ha sido muy exitosa entre las sociedades occidentales. De este modo, a pesar de las violaciones sistem¨¢ticas de derechos humanos, y m¨¢s concretamente, de la brutal crisis humanitaria y sanitaria que se vive en ?frica, algunos de los pa¨ªses occidentales, el Estado Espa?ol a la cabeza, han establecido severos recortes sobre los programas de cooperaci¨®n y ayuda a los pa¨ªses m¨¢s pobres. Adem¨¢s, existen diversas pol¨ªticas de pa¨ªses ricos, como la exportaci¨®n de armas, el apoyo a dictaduras o los programas de liberalizaci¨®n comercial que hacen m¨¢s inestable y dif¨ªcil (si cabe) la situaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s pobres.
Pero, si el argumento ¨¦tico hasta ahora no ha sido comprendido ni asumido por los pa¨ªses occidentales, al menos tendremos que atender a otra visi¨®n de corte m¨¢s pragm¨¢tico. Con la detecci¨®n del primer caso de ¨¦bola en Espa?a, los pa¨ªses ricos estamos aprendiendo de manera contundente (y acelerada) que, en un mundo interdependiente, la pobreza y la vulneraci¨®n humana no s¨®lo son problemas para ¡°otras¡± personas y sociedades. Los niveles de interconexi¨®n propios de la actual din¨¢mica globalizadora han dado un nuevo significado a la frase de Publio Terencio Africano (a?o 165 a.C.), quien dijo: ¡°nada humano me es ajeno¡±. As¨ª, destinar recursos econ¨®micos, pol¨ªticos y t¨¦cnicos para proteger los derechos y la vida de los ciudadanos africanos no s¨®lo es un imperativo ¨¦tico y moral b¨¢sico para cualquier sociedad humana, sino que es la ¨²nica opci¨®n realista para afrontar esta amenaza global que puede poner en peligro la vida de todas las personas del planeta. Quiz¨¢s de esta experiencia podamos aprender que es necesario trascender a esta visi¨®n individualista, nacional y competitiva para enfrentar los problemas del desarrollo asumiendo que estamos en un ¨²nico mundo que demanda soluciones compartidas y cooperativas; as¨ª la protecci¨®n y el cuidado de las vidas humanas en cualquier parte del planeta es una responsabilidad de todos.
Natalia Mill¨¢n Acevedo es investigadora del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI) de la UCM y colaboradora de la Plataforma 2015 y m¨¢s.
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