El punto G no existe
Investigadores de la Universidad de Florencia concluyen que el santo grial del sexo no es m¨¢s que un invento
Buenas noticias para el ciudadano medio: el punto G, esa piedra filosofal arcana solo dominada por casanovas y donjuanes, no existe. Al menos, as¨ª lo afirman Vincenzo y Giulia Puppo, dos investigadores del departamento de Biolog¨ªa de la Universidad de Florencia, en un art¨ªculo cient¨ªfico de la revista especializada Clinical Anatomy. Hasta ahora, con esa man¨ªa por la confrontaci¨®n intr¨ªnseca al ser humano, las componentes femeninas de la? Humanidad se hab¨ªan dividido durante siglos en clitorianas y vaginales, seg¨²n qu¨¦ parte del organismo femenino marcaba la ruta del placer. Hab¨ªa dos caminos para alcanzarlo: la superior y superficial (tambi¨¦n conocida como cl¨ªtoris) y la profunda y misteriosa detr¨¢s del pubis y alrededor de la uretra (el punto G). Esta ¨²ltima solo era alcanzable para los semidioses del sexo, ¨ªnfima parte de la poblaci¨®n distinta al resto de los mortales.
El culpable de la divisi¨®n fue Freud que aument¨® el mito afirmando que los orgasmos clitorianos eran propios de adolescentes inmaduras y los vaginales de adultas de verdad
El culpable de la divisi¨®n fue Freud que, por si fuera poco, aument¨® el mito afirmando que los orgasmos clitorianos eran propios de adolescentes inmaduras y los vaginales de adultas de verdad. Aunque es cierto que el austriaco no se invent¨® lo de punto G que es una creaci¨®n reciente que corresponde a los sex¨®logos Ladas, Whipple y Perry en el naranjito a?o de 1982. Lo bautizaron en honor del ginec¨®logo Ernst Gr?fenberg y, como lo de ¡°encuentra tu punto Gr?fenberg en tres f¨¢ciles pasos¡± quedaba muy feo en las revistas para chicas, lo reciclaron en puto G.
Y ya tienes a la mitad de la poblaci¨®n, la mitad femenina, desesperada por encontrar el punto G convencida de que as¨ª ser¨ªa una mujer completa y a la otra mitad de la poblaci¨®n, la masculina, desesperada por encontr¨¢rselo convencidos de que as¨ª ser¨ªan unos amantes completos. Y venga art¨ªculos de revistas. Y venga vibradores con formas estramb¨®ticas, y grupos musicales como los Hombres G. Todo para nada.
El punto G es un fraude cient¨ªfico que se ha convertido en el centro de un negocio multimillonario Vincenzo y Giulia Puppo
Seg¨²n la pareja de investigadores, el punto G es tan real como el Sorpresa sorpresa aquel del perrete y Ricky Martin. O como ellos afirman: "Un fraude cient¨ªfico que se ha convertido en el centro de un negocio multimillonario¡±. Y de millones de problemas y discusiones, a?adimos nosotros, provocadas por las atentas lecturas a los relatos en primera persona del Nuevo Vale. Am¨¦n de las consabidas bravuconadas de expertos playboys de fin de semana que le hac¨ªan sentir a uno un analfabeto sexual.
Los Puppo retoman los estudios de viejos conocidos y conocedores del sexo femenino. En primer lugar, las teor¨ªas de Kinsey, quien en 1953, y tras entrevistar a la friolera de 11.000 mujeres, lleg¨® a la conclusi¨®n de que el orgasmo vaginal no exist¨ªa. Si no quieren leerse las entrevistas, pueden ver la pel¨ªcula: en 2004, Hollywood le dedic¨® un film titulado Kinsey con Liam Neeson como protagonista.
Poco despu¨¦s, los hoy muy populares Master y Johnson, cuya vida se recrea en la serie Masters of Sex, de Canal+, corroboraron lo dicho por Kinsey y a?adieron que la mujer pod¨ªa tener orgasmos continuados. Hoy, los Puppo no dudan en afirmar que el cl¨ªtoris y la vagina no tienen relaci¨®n anat¨®mica y que, por lo tanto, el punto G habr¨¢ que buscarlo en Cuarto Milenio, no entre las piernas. Ya lo saben: ni clitorianos ni vaginales, simplemente orgasmos. Ay, qu¨¦ ganas de etiquetarnos. Al final, parece que hasta los orgasmos se parecen m¨¢s de lo que nos han dicho.
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