El perro

La carta que ped¨ªa no matar al perro de Teresa, sino ponerlo en observaci¨®n, reuni¨® en 12 horas 400.000 firmas. Llevo muchos a?os luchando en este pa¨ªs por los animales, y les aseguro que, por desgracia, no hay 400.000 personas tan animalistas como para movilizarse con tanta rapidez. Creo que los que luego repitieron el t¨®pico de ¡°tanto preocuparse del perro y nada de los 4.000 muertos en ?frica¡± (me pregunto cu¨¢nto habr¨¢n hecho ellos por los africanos) no comprendieron lo que pas¨®. Fue el propio Javier, el marido, quien lanz¨® una petici¨®n desgarradora pidiendo que les ayudaran a salvar a Excalibur, a quien consideraban parte de su familia. Y hubo muchos que, aun sin saber de perros, empatizaron con el dolor de ese hombre y esa mujer; con su condici¨®n de v¨ªctimas inermes de una situaci¨®n espantosamente mal gestionada. Lo dec¨ªa un tuit de Toni Garc¨ªa Ram¨®n: ¡°Coges el ¨¦bola que ellos han tra¨ªdo. Te echan la culpa; tiran la puerta de tu casa; matan a tu perro¡±. Los expertos ped¨ªan conservar al animal para investigarlo, y en la cerraz¨®n de ni siquiera plante¨¢rselo muchos vimos la prueba de la incapacidad del Gobierno ante la crisis y de su falta de sensibilidad. Deber¨ªan haber confesado mucho antes (lo hizo d¨ªas despu¨¦s un veterinario) que no ten¨ªan recursos para aislar al perro. Y es que, en efecto, todo ha sido un desastre: trajes inadecuados, falta de educaci¨®n en su uso, fallos de control y, para peor, la suprema indecencia de culpabilizar a la v¨ªctima, como hizo ese despreciable consejero al que ni siquiera han destituido. Llueve sobre mojado: de nuevo la incapacidad criminal de este Gobierno, su falta de autocr¨ªtica, la desverg¨¹enza de culpabilizar a las v¨ªctimas de sus propios desmanes. Por eso firmamos. Todos somos Teresa, todos somos Javier, todos somos Excalibur.