Zuckerberg se compra un pedazo de isla en Haw¨¢i
El fundador de Facebook adquiere parte de Kauai por 79 millones de euros y dona 29 millones para luchar contra el ¨¦bola
Su mujer, Priscilla Chan, es de origen chino. Sus viajes, cada vez m¨¢s frecuentes, a Asia. Pero las propiedades inmobiliarias de Mark Zuckerberg se mantienen en territorio estadounidense. El fundador de Facebook se ha hecho con, literalmente, un pedazo de isla al norte de Kauai, la cuarta isla en tama?o del archipi¨¦lago de Haw¨¢i y la m¨¢s antigua. Se trata de Isla Jard¨ªn, como se la denomina en gu¨ªas y folletos.
El terreno carece, por ahora, de casa. La intenci¨®n del milmillonario es crear un refugio de 282 hect¨¢reas para disfrute de su familia. El precio supera con creces el de su reci¨¦n terminada mansi¨®n en el barrio latino de San Francisco, en Mision Dolores, por la que pag¨® 7,9 millones de euros (10 millones de d¨®lares). Por su nuevo capricho residencial, Zuckerberg, seg¨²n ha informado la revista Forbes, ha desembolsado 79 millones de euros (100 millones de d¨®lares). Cuando compr¨® su actual hogar en Menlo Park, cerca de su empresa, opt¨® por quedarse tambi¨¦n las casas de alrededor para evitar vecinos inc¨®modos, curiosos y paparazzi.
La propiedad en?Haw¨¢i incluye la playa de Pila, cuyo precio se cifra en 38 millones de euros. Junto a la misma se encuentra una plantaci¨®n de ca?a de az¨²car que ha estado en uso intermitente en los ¨²ltimos a?os, una f¨¢brica para su procesado y una peque?a granja. Los planes del nuevo due?o pasan por convertir esa zona en una mansi¨®n.
El directivo, que se encuentra de viaje en Yakarta, tras pasar por India e Indonesia, promoviendo el uso de su servicio en Asia, fue visto por ¨²ltima vez en Haw¨¢i hace un a?o. A pesar de su popularidad, solo se le pudo localizar comiendo una hamburguesa en Bubba, un peque?o comercio local cuyas ventas se dispararon tras aparecer en las portadas de la prensa.
Los anteriores propietarios del nuevo territorio de Zuckerberg era la familia Pflueger, due?os del concesionario de Honda en el archipi¨¦lago. En 2006 su complejo cay¨® en desgracia tras ahogarse seis visitantes en una presa. Pero lejos de ser una casa maldita, Zuckerberg ha apostado por ella como un lugar para invitar a amigos y qui¨¦n sabe si trabajar en equipo. Dentro de este espacio se encuentran las denominadas kuleanas, peque?as parcelas entre la tierra con licencia para habitar y en muchos casos chozas en las que ya viv¨ªan los nativos.
El servicio de relaciones p¨²blicas de Facebook, que gestiona tambi¨¦n la imagen de su consejero delegado, as¨ª como sus apariciones p¨²blicas, ha declinado hacer comentarios al respecto, pero s¨ª ha querido recordar su donaci¨®n de 20 millones para la lucha e investigaci¨®n del ¨¦bola. Tanto la compra de sucesivos inmuebles como la donaci¨®n no parecen afectar de manera significativa a la extensa fortuna del genio de la inform¨¢tica, valorada en 25.286 millones de euros.
Zuckerberg sigue la estela de los grandes de Silicon Valley, tambi¨¦n en los caprichos. La semana pasada Bill Gates se hac¨ªa con un rancho en Santa Fe, al sur de California, por la no tan modesta cantidad de 14 millones de euros. Larry Ellison, quinta fortuna mundial seg¨²n el ¨ªndice de Forbes, compr¨® una isla entera, Lanai, para su goce y disfrute.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.