En lucha contra el ¨¦bola
A un militar que sufre un accidente o es herido en acto de servicio se le homenajea y condecora. A una auxiliar de enfermer¨ªa que se juega la vida cumpliendo con su ingrata labor de cuidar a un enfermo contagioso al que no conoce de nada, la degradan e insultan. Nadie pregunt¨® a los misioneros repatriados si se hab¨ªan contagiado de ¨¦bola por no cumplir bien el protocolo, total, los pol¨ªticos no iban a cuidar de ellos. El riesgo lo corren los sanitarios como Teresa, una mujer valiente que por cumplir con su deber no va a recibir nunca ni honores ni medallas. ?nimo Teresa, muchos ciudadanos te admiramos y te damos las gracias por tu generosidad.¡ª Mar¨ªa V. Soler. Madrid.
Hace un par de d¨ªas EL PA?S public¨® una interesante exposici¨®n de las diferencias existentes entre Espa?a y EE?UU a la hora de enfrentarse al ¨¦bola a trav¨¦s de ocho aspectos en los que, en t¨¦rminos generales, la gesti¨®n espa?ola sal¨ªa bastante mal parada. Por estos lares la gesti¨®n de la informaci¨®n a los medios fue inicialmente ca¨®tica, la desinfecci¨®n del vecindario de la enferma fue lenta y el protocolo de aislamiento aplicado en Estados Unidos daba la impresi¨®n de ser bastante m¨¢s eficaz. Por no hablar de la lamentable diferencia de tratamiento recibido por las mascotas de las dos contagiadas.
Pero en estos d¨ªas hemos sabido tambi¨¦n que otra infectada de nacionalidad estadounidense, que est¨¢ siendo tratada en aquel pa¨ªs, va a tener que pagarse de su bolsillo una parte muy considerable de los gastos del tratamiento. Al parecer, la cadena de televisi¨®n NBC va a asumir finalmente la factura del hospital, pero si no fuera as¨ª esta mujer deber¨ªa hacerse cargo de unos gastos que podr¨ªan llegar al medio mill¨®n de d¨®lares.
De justicia ser¨ªa a?adir una nueva columna a esa interesante exposici¨®n, que podr¨ªa llamarse ¡°Diferencias entre la situaci¨®n financiera de los enfermos de ¨¦bola una vez finalizado el tratamiento¡± y que, sin duda, servir¨ªa para sentirnos orgullosos de lo que sigue haci¨¦ndose bien en este pa¨ªs.¡ª Jean-Marc Simon. Madrid.
A Ana Mato, ministra de Sanidad, y a Javier Rodr¨ªguez, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, se les ha acabado el tiempo para dimitir a cuenta de su p¨¦sima gesti¨®n de la crisis del ¨¦bola. La dimisi¨®n constituye un gesto de dignidad del dimisionario, una acci¨®n que para ser cre¨ªble, como ocurre con la leg¨ªtima defensa, debe ser coet¨¢nea de la metedura de pata como aqu¨¦lla lo debe ser a la agresi¨®n. Pasado ese momento, comienza el tiempo del cese.
El cese representa un acto de dignidad por parte del que nombr¨® al renuente a la dimisi¨®n. Si la dimisi¨®n no es autom¨¢tica, el cese debe ser fulminante. La dimisi¨®n es una salida de urgencia que el superior, cuando hay superior, permite al subordinado. El cese es un empuj¨®n, tambi¨¦n de urgencia, para cuando falle la primera. Una segunda oportunidad para la justicia pol¨ªtica. Donde fracase la dimisi¨®n, que triunfe la destituci¨®n. Y si fallan ambas instancias, significa que ambos, superior e inferior, debieran abandonar sus cargos.¡ª Gonzalo de Miguel Renedo. La Rioja.
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