?Deben sentarse a la misma mesa la Fiscalidad y los derechos humanos?
Por Maider Mara?a,Coordinadora de Programas de UNESCO Etxea
No hay reforma fiscal que pase desapercibida. Los cambios fiscales generan debates sociales en los que se mezclan opiniones e ideolog¨ªas que hacen que nos posicionemos de una u otra forma. Pero, ?es cuesti¨®n de opini¨®n o existen algunos est¨¢ndares que nos ayuden a aclarar si vamos en la buena direcci¨®n?
Poca gente se plantea que la fiscalidad y el pago de impuestos tienen mucho que ver con los derechos humanos. Sin embargo, Naciones Unidas deja bien clara su directa relaci¨®n. Ve¨¢moslo a con un ejemplo. Los sistemas fiscales deben respetar el derecho a la igualdad y a la no discriminaci¨®n, por eso han de ser progresivos y garantizar una redistribuci¨®n justa. Vayamos un poco m¨¢s all¨¢ y pensemos en c¨®mo puede afectar una medida fiscal a un colectivo determinado: ?se ha evaluado si el impacto de esa medida puede ser diferente para hombres y mujeres?
Otro tema clave en derechos humanos es la participaci¨®n ciudadana, la obligaci¨®n de rendir cuentas y la transparencia. Esto tambi¨¦n es totalmente aplicable a los impuestos de manera que la sociedad deber¨ªa poder conocer de cerca y participar en todo el ciclo de dise?o, implementaci¨®n y evaluaci¨®n posterior de una pol¨ªtica fiscal. ?Estamos contando con estos mecanismos de participaci¨®n e informaci¨®n?
M¨¢s all¨¢ de los Estados, existen actores relevantes en materia de fiscalidad y derechos humanos. Uno de los m¨¢s destacados son las empresas. Veamos otro ejemplo: si una empresa evita conscientemente el pago de impuestos est¨¢ privando a los pa¨ªses de los recursos que requieren para garantizar los derechos de su poblaci¨®n. Para evitar este tipo de pr¨¢cticas, los Estados deber¨ªan implementar regulaciones que impidan la contribuci¨®n del sector financiero a la evasi¨®n tributaria y a la transferencia de ganancias. Fiscalidad y desarrollo El a?o 2015 est¨¢ a la vuelta de la esquina. El plazo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio se agota y, lamentablemente, las buenas intenciones de esos objetivos no van a cumplirse. Los Estados y Naciones Unidas ya est¨¢n construyendo la agenda pol¨ªtica que sustituir¨¢ a los ODM. Tras meses de debates sobre ¡°qu¨¦¡± incluir en esta agenda -cuesti¨®n efectivamente clave, por supuesto, pero no la ¨²nica-, desde la sociedad civil recordamos la importancia de establecer el ¡°c¨®mo¡±. Y en esto, la fiscalidad va a tener tambi¨¦n mucho que decir. Si no conseguimos que los Estados garanticen el uso de los recursos para implementar esa agenda, podr¨ªamos correr el mismo riesgo que con los ODM. Necesitamos mecanismos de evaluaci¨®n y seguimiento de las pol¨ªticas fiscales de estos Estados que determinen si realmente est¨¢n destinando la financiaci¨®n necesaria a lo pactado por ellos mismos.
En esta futura agenda de desarrollo es preciso hacer frente a la ileg¨ªtima concentraci¨®n de la riqueza que se da a trav¨¦s de mecanismos como la corrupci¨®n y la evasi¨®n fiscal. Las ONG ya hemos propuesto a Naciones Unidas que exija que contemos con un objetivo espec¨ªfico contra la concentraci¨®n ileg¨ªtima de riqueza. Confiamos en que finalmente sea contemplado.
Los recursos locales van a ser claves en la construcci¨®n de la futura agenda del desarrollo. Por eso al hablar de sistemas fiscales debemos pensar en sistemas no solo regionales y nacionales, sino tambi¨¦n locales. Y todos ellos deben orientarse para recaudar impuestos que garanticen los servicios b¨¢sicos de la poblaci¨®n.
Naciones Unidas ha dejado claras sus recomendaciones. Los Estados deben dise?ar impuestos que reduzcan el impacto regresivo y el sesgo de g¨¦nero y aumenten el peso de los impuestos directos. Deben garantizar que su fiscalidad no empeora a¨²n m¨¢s la situaci¨®n de las personas empobrecidas. Deben tomar medidas estrictas para abordar el abuso fiscal, en particular por las corporaciones y personas de alto poder adquisitivo.
Estas reflexiones pretenden recordarnos que cuando nos hablan de reforma fiscal de manera impersonalizada, como si se tratara de algo abstracto, debemos recordar que detr¨¢s de esos farragosos n¨²meros hay personas. Quiz¨¢ ser¨ªa ¨²til dejar de ver estos debates como algo sin vida y lejano, y verlo como lo que es: medidas con impacto directo en la vida cotidiana de todas las personas que caminan por nuestras calles y m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Podr¨ªamos quiz¨¢ as¨ª empezar a plantear nuestros debates fiscales a partir del objetivo com¨²n de luchar contra nuestras desigualdades internas e internacionales, y generar sistemas de impuestos que garanticen que las personas con mayores discriminaciones sean entendidas como personas de pleno derecho.
Los recursos para obtener una reducci¨®n sustancial de la desigualdad y la pobreza est¨¢n ah¨ª. Lo que necesitamos son sistemas que aseguren que los impuestos son realmente captados y que lo recaudado se destina a eliminar la desigualdad y la pobreza en nuestras sociedades. Por eso, precisamente, la pol¨ªtica fiscal tiene tanto que ver con los derechos humanos.
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