Por cada ni?a, un bosque
El pueblo de Piplantri, en el estado indio de Rajast¨¢n, celebra el nacimiento de cada mujer con la plantaci¨®n de 111 ¨¢rboles para asegurar su futuro y concienciar contra los feticidios
Disha parec¨ªa loca de gusto. Su madre masajeaba su cuerpecito con un ung¨¹ento de aloe vera. H¨¢biles y atentos, sus dedos sub¨ªan y bajaban, animados por una danza tan sinuosa como tenaz. Desde el vientre hasta los talones y la planta de los pies, y desde las nalgas hasta las aletas de la nariz. Pura celebraba con ese ba?o y la consiguiente puja ¨Crito espiritual hind¨²¨C el a?o y poco de vida de su hija. El baile de caricias hac¨ªa brotar carcajadas de felicidad en el beb¨¦, como crecen m¨¢s de un centenar de ¨¢rboles en su nombre en Piplantri.
La ¨¢rida localidad del estado indio de Rajast¨¢n no s¨®lo honra la llegada al mundo de los varones con danzas, cantos y proclamas a las deidades hind¨²es. Sino que tambi¨¦n las ni?as son bienvenidas con un ritual m¨¢s terrenal y menos ef¨ªmero; la plantaci¨®n de 111 ¨¢rboles en su honor. ¡°Cuidamos de los ¨¢rboles como parte de nuestra familia. Porque son el fruto de la tierra y porque tambi¨¦n nos dar¨¢n el fruto para mantener a nuestras hijas", explica Pura, una de las mujeres de la aldea de 8.500 habitantes que se benefician del proyecto.
Desde hace seis a?os, las madres de Piplantri pueden formar parte de la iniciativa Kiran Hadhi Yogana, de forma voluntaria. Al entrar en el proyecto, las familias se responsabilizan de la plantaci¨®n y cuidado de 111 ¨¢rboles por cada ni?a que nazca en su hogar. Tambi¨¦n de forma voluntaria, los padres se comprometen a aportar un dep¨®sito fijo de 21.000 rupias (271,5 euros) para el futuro de sus hijas. ¡°El resto del pueblo contribuye con 10.000 rupias m¨¢s para hacer un total de 31.000 (400 euros) para cada ni?a. Si las familias no puedan aportar la cantidad m¨¢s alta, ¨¦sta correr¨ªa a cargo de la comunidad¡±, explica el sarpancha ¨Calcalde¨C de la localidad y creador del proyecto. Shyam Sundal Paliwal concibi¨® la idea cuando se vio al cargo del departamento de saneamiento y medio ambiente de Piplantri, pero fue la muerte por deshidrataci¨®n de su hija Kiran en 2007 lo que puso la simiente final. ¡°Kiran Hadhi Yogana beneficia a todos. M¨¢s de 60 familias se han sumado al programa y hemos plantado 285.000 ¨¢rboles en un espacio de 2.000 hect¨¢reas¡±, apunta Shyam, quien asegura que ahora las familias est¨¢n m¨¢s predispuestas a aceptar el nacimiento de ni?as por la ayuda econ¨®mica que ello conlleva.
La concepci¨®n de una ni?a en India supone un contratiempo debido a las imposiciones de una sociedad patriarcal y patrilineal. Los varones son el sustento de la econom¨ªa dom¨¦stica mientras que las hijas son casadas previa dote, lo que implica un gasto a?adido para su familia. Pese a que la ley india proh¨ªbe esta costumbre desde 1961, el pago de sumas de dinero por parte de los padres de la novia a la familia del esposo, quien se hace cargo de la mujer, sigue siendo habitual en todos los estados indios. La permanencia de este atavismo conduce, indirectamente, a pr¨¢cticas que son ya un silencio a gritos en el pa¨ªs asi¨¢tico, los feticidios femeninos.
No existen datos certeros acerca de este drama clandestino. Pero las cifras referentes a la proporci¨®n de hombres y mujeres en India, reflejados en el ¨²ltimo censo de 2011, son reveladoras: 940 mujeres por cada 1.000 hombres. En el estado de Rajast¨¢n el fen¨®meno deja un ratio aun menor, 928 por cada 1.000. Mientras que en el caso de menores de 6 a?os, los n¨²meros son contundentes: s¨®lo hay 888 ni?as por cada 1.000 ni?os ¨Cuna relaci¨®n muy baja si se compara con la proporci¨®n natural de sexos entre reci¨¦n nacidos, establecida en valores de 103 a 107 varones por cada 100 hembras¨C. El Gobierno indio ha intentado poner freno al aborto selectivo de ni?as mediante la actualizaci¨®n en 2003 de la Ley sobre las T¨¦cnicas de Diagn¨®stico Prenatal (1994), prohibiendo las sonograf¨ªas y otros m¨¦todos de predicci¨®n del sexo del feto. Aunque lleva una d¨¦cada en vigor, s¨®lo un pueblo de Rajast¨¢n ha interpuesto una denuncia por feticidio en base a la ley. Y ¨²nicamente en 13 de los 35 estados de India se han recogido casos judiciales por incumplimiento de la misma.
El proyecto en Piplantri est¨¢ dando sus frutos. Seg¨²n el propio Shyam, la proporci¨®n de ni?as y ni?os se ha invertido en los ¨²ltimos seis a?os hasta llegar a los 48 ni?os y 52 ni?as; con una natalidad anual de 50 a 62 ni?as. Adem¨¢s de mejorar el entorno natural, la plantaci¨®n de 111 ¨¢rboles por cada ni?a nacida en Piplantri tambi¨¦n previene los matrimonios infantiles, otra de las lacras sociales de India. ¡°Mis padres me casaron cuando ten¨ªa 14 a?os. Pero mi hija tiene la oportunidad de esperar hasta que sea mayor de edad¡±, cuenta Lalitha, mientras acuna a Puja en sus brazos. Para formar parte del proyecto, Lalitha y su marido Gehari Lal Bhalai tuvieron que firmar una declaraci¨®n jurada ante el panchayat ¨Cayuntamiento¨C en la que se compromet¨ªan a cuidar de los ¨¢rboles plantados as¨ª como a mantener el dep¨®sito concedido hasta que su hija cumpla 18 a?os, cuando lo podr¨¢n usar para su educaci¨®n o para la dote matrimonial.
El matrimonio infantil es un fen¨®meno global, por el que cada tres segundos una ni?a es obligada a casarse. Pero seg¨²n el ¨²ltimo informe de UNICEF sobre matrimonio infantil, de junio de 2014, India es el sexto pa¨ªs del mundo con mayor incidencia de matrimonios prematuros. El mismo informe confirma que el 58% de las mujeres indias de entre 20 y 49 se casaron antes de cumplir 18 a?os, y m¨¢s de un cuarto de la poblaci¨®n femenina contrajo matrimonio siendo menores de 15 a?os.
El dep¨®sito de las familias sirve para dise?ar un futuro mejor para las ni?as. El valor natural de los ¨¢rboles tambi¨¦n augura m¨¢s prosperidad para el pueblo de Piplantri. Seg¨²n c¨¢lculos del propio Shyam, despu¨¦s de 18 a?os de vida ¨Ccuando las ni?as alcanzan la mayor¨ªa de edad¨C cada ¨¢rbol llega a valer 50.000 rupias, lo que supone un total de m¨¢s de 5 millones de rupias (71.000 euros). ¡°El proyecto tambi¨¦n hace que el 80% de las mujeres sean el motor del desarrollo del campo, mientras sus maridos trabajan en las minas de m¨¢rmol¡±, se?ala Jeetender Updhayay, responsable del distrito al que pertenece Piplantri. La explotaci¨®n de las canteras de m¨¢rmol es la principal fuente de ingresos de las familias de la zona, pero tambi¨¦n la raz¨®n ¨²ltima de la deforestaci¨®n de su entorno natural. En una regi¨®n des¨¦rtica como la de Rajast¨¢n, los desechos generados por la miner¨ªa no hacen m¨¢s que degradar un suelo ya yermo. Durante las lluvias del monz¨®n, el agua no se filtraba a las capas fre¨¢ticas sino que arrastraba la poca vegetaci¨®n de la superficie. ¡°Con la repoblaci¨®n del entorno, hemos conseguido mantener el agua y las sales minerales necesarias en el suelo. Hace cinco a?os, ten¨ªamos que cavar 200 metros para encontrar agua, mientras que hoy se puede encontrar a 3,5 metros de profundidad¡±, concluye Jeetender.
El Gobierno indio ha premiado la iniciativa por su conjugaci¨®n de un entorno limpio junto al desarrollo de los derechos de las ni?as, y expertos como el reconocido ambientalista de Rajast¨¢n, Harsh Vardhan, han descrito este movimiento en t¨¦rminos de eco-feminismo. Pero el proyecto no se ha quedado ah¨ª, sino que ha evolucionado hasta el punto de servir de sustento para algunas mujeres de Piplantri organizadas en cooperativas de producci¨®n y venta de productos de aloe vera. Se empez¨® a sembrar aloe vera junto a los ¨¢rboles plantados para evitar que las termitas acabasen con los ¨¢rboles, y los m¨¢s de 270.000 arbustos de aloe vera que florecen en la actualidad sirven para proteger el entorno y para generar beneficios econ¨®micos. ¡°Esta idea ha revolucionado la forma de vida en el pueblo. Las familias no tienen problemas en tener hijas y el proyecto de aloe vera da trabajo a diez mujeres por 200 rupias diarias adem¨¢s de los dividendos de lo vendido mensualmente¡±, explica Kala Devi, encargada desde hace tres a?os de la cooperativa de las cremas, zumos y gel de ba?o creadas con aloe vera. El ¨¦xito de los productos con aloe vera ha hecho que la cooperativa piense ya en los posibles usos de la madera y el bamb¨² para la fabricaci¨®n artesanal de mobiliario casero, y as¨ª dar trabajo y generar ingresos para otras mujeres del pueblo.
La revoluci¨®n natural de Piplantri est¨¢ relacionada con el ciclo vital, ya que tambi¨¦n se plantan 11 ¨¢rboles cada vez que alguien muere, para honrar la memoria del difunto. Y como se celebran los nacimientos y las defunciones, tambi¨¦n las relaciones entre mortales se glorifican en conexi¨®n con la naturaleza. Muchos de los ¨¢rboles del pueblo est¨¢n adornados con diminutos cordeles de colores. En una alegor¨ªa a la fiesta hind¨² del Raksha Bandhan ¨Cen la que las chicas atan un hilo en la mu?eca de los chicos como s¨ªmbolo de hermandad¨C, las ni?as de Piplantri tambi¨¦n enhebran cuerdas en los troncos de los ¨¢rboles como se?al de respeto y protecci¨®n. ¡°Ahora las familias son conscientes de que los ¨¢rboles y la naturaleza son una parte importante de la familia¡±, cuenta Shyam, orgulloso de estar repoblando su tierra con lo vital para asegurar el fruto del ma?ana. Junto con ¨¢rboles para el medio ambiente.
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